Sin embargo, una desaceleración constante de ese crecimiento desde el 2012 podría significar una oportunidad para otras economías.
Ese descenso en el ritmo del gigante asiático comenzó cuando la economía cerró el 2012 con 7.7%. Para este año se prevé un alza de solo 7% pero, hasta ahora, la proyección más desalentadora es para el 2016, para cuando se prevé que crezca un 6.6%.
Analistas y economistas consultados ofrecen varias teorías respecto de ese comportamiento. Para unos podría ser un proceso de corto plazo y para otros llegar a ser “el próximo centro de una recesión” con efectos globales.
En opinión de Miguel Gutiérrez, director del área macroeconómica de la Fundación Economía y Desarrollo (FED), China da signos de estar entrando en recesión.
“De hecho, ya está afectando al mundo, porque China es gran consumidor de materias primas y los precios de estas se vinieron al suelo”, señala el economista.
La desaceleración se entiende como una subida del crecimiento económico de un país, pero a menor velocidad. Una recesión significa una caída mayor en el nivel de producción.
Ciclo normal
Carlos Martínez, analista económico independiente, explica que no es una desaceleración que se haya producido “bruscamente”, sino “gradualmente”.
“Las expectativas de crecimiento están un poco arriba del 6%, pero es una desaceleración propia de los ciclos económicos que experimenta una economía del tamaño de la de China. Esa desaceleración repercute a nivel global por el consumo”, indica Martínez.
Una de las repercusiones que señala el analista son los efectos en la baja de los precios del petróleo.
“Cuando empezó a desacelerarse, China tuvo que bajar el consumo de petróleo y energía. Por esa razón, en parte la baja en los precios del petróleo está asociada a la desaceleración de las economías emergentes”, explica el analista.
Una segunda repercusión es para países estrechamente vinculados con las materias primas.
“En este caso, América del Sur sufre un impacto fuerte, porque es el principal consumidor de alimentos. Al desacelerarse la economía china, también se desacelera el crecimiento de esos países, y hay un impacto mayor en Brasil y en Argentina”, señala.
Para Martínez, este es un fenómeno que se había analizado y estudiado desde hace cinco años.
“Todavía falta para que se estabilice la economía china, hasta que llegue a un promedio de una tasa del 5% o 6%, pero es natural de un ciclo económico”, concluye Martínez.
En opinión de Hugo Maúl, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), lo que ha pasado es que, en los últimos 10 o 15 años, China se ha convertido en el principal comprador de materias primas a escala mundial. Es como una “invasión de marcianos”, compara.
“Ahora, —China— tiene una capacidad de compra importante. Más de 300 millones de personas salieron de la pobreza en ese período, y demandan de todo. Una vez la economía china crece, crecen todas las materias primas en todo el mundo, y si China se desacelera, efectivamente el precio de todos los insumos cae, la demanda cae y empieza a reducirse. Ese es el ciclo que hemos observado”, comenta Maúl.
La demanda de materias primas, petróleo, alimentos y metales se ha estabilizado en la medida en que continúe desacelerada la economía china. Para los demás países, es un respiro.
“En el caso de Guatemala, importador de combustibles y alimentos, es uno de los mercados que impactaba china”, resalta el analista del Cien.
Oportunidad
La desaceleración de la economía del país asiático dará una ventana de oportunidad a los países emergentes o que necesitan recuperar su crecimiento, como Estados Unidos.
“China queda de nuevo en tercer plano. El país que más está creciendo es la India, pero la producción más grande la tiene Estados Unidos y está creciendo a una tasa moderada. Estos son los dos motores encendidos en el mundo”, dice Gutiérrez.
Agregó que eso deja algún espacio para que el país del norte reactive sus mercados internos.
En ese sentido coincide el analista económico Carlos González, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), quien opina que la mejora en la economía estadounidense reducirá la tasa de desempleo, lo que podría favorecer a Guatemala.
“Que la economía de Estados Unidos crezca abre posibilidades en el comercio y también en las remesas, que significan aproximadamente el 10% del PIB, y si se fortalecen, es mejor”, apunta González. Además, resalta que en el primer trimestre del presente año, comparado con el 2013, hay una mejora de 12% en la recepción de remesas.
“No hay duda de que el bienestar económico de Estados Unidos favorece el comportamiento de la economía nacional, que está proyectado que crezca 4% en el 2015”, concluye González.
“Ahora viene la acelerada necesidad de generar productos con el capital humano formado en China. China está implementando políticas de corte monetario para reestimular su producción interna, hacer uso del tipo de cambio, abaratarlo y favorecer el crédito interno, en esa línea, para ver cómo logra reanimar su economía”, puntualiza el analista.