EDITORIAL
Cambios a la LEPP deben ser analizados
La opinión favorable de la Corte de Constitucionalidad respecto de 69 de las 85 reformas propuestas para la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) deja en claro que solamente algunas de estas serán posibles en el corto plazo.
De las grandes batallas protagonizadas el año pasado por ciudadanos inconformes, la CC ha dado opinión favorable a puntos como el poder del voto nulo para forzar a la repetición de una elección, así como la posibilidad de que el sufragio en el extranjero cuente, y una serie de restricciones al financiamiento de los partidos y su acceso a la publicidad.
A la par de estos beneficios se ha dado luz verde para que la reelección de diputados y alcaldes no tenga límite y que los comités cívicos no pueden proponer legisladores ni presidente o vicepresidente.
Como ocurre con las propuestas de reforma de ley, será ahora en el pleno del Congreso donde se tomará la decisión final sobre cómo y cuáles serán integradas en un nuevo cuerpo legal para regir a los partidos políticos y las elecciones, con lo cual el destino de esta actividad queda en manos de los diputados y sus intereses particulares.
En todo caso, hay que resaltar varios hechos: el primero, que los diputados tienen en sus manos el futuro de la actividad política parlamentaria, porque desde los sucesos del año pasado ha quedado pendiente la exigencia de depurar a ese organismo de Estado. Desmembrar los puntos torales de esta propuesta de reforma solo acelerará el tan notorio desprestigio del Legislativo y sería una buena razón para que la ola depuradora que defenestró a Pérez Molina y Baldetti haga lo mismo en el Legislativo.
El segundo es que la reforma a la LEPP incluye elementos claves para el desarrollo de la vida nacional, como el voto nulo vinculante y el sufragio en el extranjero. Si la mayoría de los electores vota nulo, las elecciones se repetirían y esa será una motivación importante para que los ciudadanos participen en los próximos eventos electorales, buscando que cambie la tradición de que gane el “menos peor”. Además se podrá institucionalizar la voluntad de los votantes en el extranjero, segmento político cada vez con mayor peso en las decisiones tomadas acá, pero que no han tenido un vehículo institucional de expresión.
Difícilmente existirá una reforma de ley que llene todas las expectativas. Eso está de más señalarlo. Pero se ha dado un paso y tras este vendrán otros, muchos de ellos fruto de las oportunidades que deja una ley que merecía reformas más profundas pero que, ante la realidad política del país, se puede considerar un discreto paso cuya utilidad estará pendiente de definirse.
Hay que exigir más y mejores ajustes a esta ley, así como explicaciones a cómo actuar en el caso más notorio, la anulación de los comicios con voto nulo mayoritario, una nueva arma en manos del elector, pero también qué implican los cambios en cuanto a la propaganda política, los medios de comunicación y las encuestas de intención de voto, temas que deben ser explicados a profundidad para evitar que sean contraproducentes para los intereses de todos los involucrados en los procesos electorales.