Un 29.4 por ciento de estudiantes analizados de sexto primaria reportó bullying, el porcentaje se reduce conforme el nivel, ya que los alumnos de tercero básico y graduandos reportaron 13.9 por ciento y 6.3 por ciento.
Estos datos se desprenden de la investigación Recurrencia del bullying en el sistema educativo guatemalteco: agresiones reportadas por estudiantes desde el nivel primario hasta el nivel medio, publicado recientemente por la Dirección General de Evaluación e Investigación Educativa (Digeduca) del Mineduc.
El estudio reflejó que los hombres reportan más bullying que las mujeres, así como los estudiantes con sobreedad.
Los estudiantes de sexto grado primaria, quienes indicaron que les gusta llegar al establecimiento, reportan menos bullying.
“Esto confirma lo destacado en estudios previos, en que este fenómeno disminuye cuando el clima escolar es positivo; pero cuando los estudiantes demuestran menos agrado por el centro educativo, este aumenta”, dice el documento.
Armas en escuelas
La investigación estudio refleja que los estudiantes reportaron haber visto armas en sus establecimientos —aunque no especifica de qué tipo—.
El 23.8 por ciento de los alumnos de tercero primaria reportó que sí ha visto armas en su escuela, un 10.1% en sexto primaria, mientras que en tercero básico y los graduandos reportaron 7 por ciento, respectivamente.
“La posesión de armas dentro de un contexto educativo es un factor importante de resaltar, debido a que los estudiantes de sexto primaria y tercero básico que afirmaron haber visto este tipo de artefactos, también reportaron más bullying”, dice el documento.
Atención
Rocío Cordón, jefa de la Unidad de Psicología del Hospital Roosevelt, señaló que el bullying es más común de lo que la gente puede imaginar.
“El niño, por ejemplo, que es un poco gordito, probablemente va a ser el foco para un chiquito que lo quiere empezar a agredir, pero hay que tomar en cuenta que el niño que hace bullyng es posible que también esté sufriendo de algún tipo de abuso ya sea en su casa o en el barrio, no le sale solo así”, afirmó.
Cordón considera que cuando un niño no quiere ir a estudiar, se levanta y amanece malo del estómago, se va al colegio y se pone mal, pero cuando regresa a casa resulta que está bien, hay que investigar, porque probablemente puede ser un niño que sea objeto de bullying.
La experta señaló que algunos menores que sufren de bullying pueden ponerse retraídos, tener retrocesos en actividades como lectoescritura y en ese caso la maestra debe detectarlo y reportarlo.
En el caso de los padres de los padres, si ven un cambio en el comportamiento deben acudir al maestro o el director del establecimiento para buscar hablar como los padres de menor.
“A veces es difícil, caemos al tiempo de los padres que ni cuenta se dan, y lo peor que muchos niños incluso pueden llegar al suicidio”, aseveró.
Abusador, abusado
Cordón añadió que hay que tomar en cuenta que el niño que hace bullying puede sufrir de abuso de parte de sus progenitores, hermanos o vecinos, no solo verbal sino violencia física.
“Como estos chiquitos no encuentran dónde desahogarse, y el que hace bullying siente que tiene el control y el poder, llega y lo repite con un compañero que considera débil”, puntualizó.