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Cardiólogos guatemaltecos Alejandro Vásquez y Andrés Samayoa: “Antes los pacientes eran de alto riesgo”

Especialistas guatemaltecos Alejandro Vásquez y Andrés Samayoa, que radican en Huntsville, Alabama, han hecho aportes relevantes en el campo de la cardiología.

Los guatemaltecos Alejandro Vásquez, cardiólogo intervencionista, y Andrés Samayoa, cirujano cardiotorácico, laboran en el Hospital de Huntsville, Alabama, EE. UU. (Foto Prensa Libre, cortesía de Alejandro Vásquez y Andrés Samayoa)

Los guatemaltecos Alejandro Vásquez, cardiólogo intervencionista, y Andrés Samayoa, cirujano cardiotorácico, laboran en el Hospital de Huntsville, Alabama, EE. UU. (Foto Prensa Libre, cortesía de Alejandro Vásquez y Andrés Samayoa)

En Huntsville, la ciudad con mayor población de Alabama, Estados Unidos, con 215 mil habitantes, ubicada a lo largo del río Tennessee y famosa por su Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la Nasa, han destacado por su labor e investigaciones los cardiólogos guatemaltecos Alejandro Vásquez y Andrés Samayoa.

Según el sitio oficial de la ciudad de Huntsville, se le considera “uno de los mejores lugares para vivir y trabajar en Estados Unidos, según diversas publicaciones nacionales”, donde predominan las industrias de tecnología, espacial y de defensa. Por esas razones, dice Vásquez, decidió radicar en esa metrópoli hace 18 años, para desarrollar su carrera como cardiólogo intervencionista. Samayoa llegó en el 2021, con la idea de continuar perfeccionando su subespecialidad en cirugía cardiotorácica, obtenida también en ese país del norte. Ambos laboran en el Hospital de Huntsville.

Los cardiólogos, autores de estudios científicos en temas de su especialidad, hablan de las particularidades de su profesión, así como de los avances para el tratamiento y cirugía de afecciones cardíacas.

¿Cómo nació su deseo de convertirse en médico y, posteriormente, en cardiólogo?

A. V.: Como hijo de médico y con varios tíos y tías con esa profesión, estuve expuesto al mundo de la medicina desde una edad muy temprana, al acompañar a mi papá a la clínica y al hospital y escuchar las conversaciones entre sus colegas y amigos. Siempre tuve un gran deseo e inquietud, no solo por el conocimiento médico, sino por el afán de ayudar al prójimo.

El corazón ha sido, a través de la historia, el órgano más respetado, venerado y temido del cuerpo humano, y la cardiología pretende estudiarlo, comprenderlo y tratarlo.

Ser cardiólogo siempre representó un reto de eterna dedicación al estudio, a largas horas de trabajo y al frecuente sacrificio de la vida familiar.

A. S.: Desde que recuerdo, he tenido interés por el funcionamiento del cuerpo y cómo la medicina puede curar enfermedades. En la secundaria, teníamos una semana vocacional, que cursé en el Hospital Nacional de Huehuetenango, donde tuve la oportunidad de entrar en los quirófanos y apreciar la habilidad del cirujano al operar. Durante mis estudios universitarios, nació gran interés por el funcionamiento del corazón y cómo podía ser físicamente alterado con cirugía para mejorar la vida de los pacientes.

¿Por qué decidió establecerse en Huntsville, Alabama, para continuar su labor médica?

A. V.: Cuando me fui de Guatemala. a mediados de 1995, le aseguré a mi suegra que sería por los tres años que duraría mi especialización en Medicina Interna. Cuando terminé mi entrenamiento, nueve años después, se nos abrieron muchas oportunidades de trabajo en EE. UU. Mi intención principal fue encontrar una práctica mediana con exposición académica, en una ciudad pequeña, progresista, segura y con acceso relativamente fácil a Guatemala. Una combinación que permitiera crear un balance entre la vida de trabajo y mi familia. Huntsville llenó todos los requisitos en aquella época.

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Huntsville se ha convertido en una de las ciudades con mayor crecimiento en el sureste del país. Se le conoce como la ciudad de los cohetes —The Rocket City— porque ha estado involucrada en el desarrollo de tecnología aeroespacial desde la década de 1950. Junto a ese crecimiento, el sistema de salud —Huntsville Health— se ha convertido en el quinto sistema de salud más grande de Estados Unidos.

A.S.: Alabama es conocida por una alta incidencia de enfermedades del corazón, y en el norte de este estado se registran muchos enfermos de arterias cardiacas. Después de finalizar mi entrenamiento, comencé a hacer entrevistas de trabajo y había una oportunidad de hacer cirugía de corazón en el Hospital de Huntsville, una ciudad ideal para vivir con mi familia.

¿Cómo describe su trabajo en el Hospital de Huntsville?

A.S.: Este es el más grande del norte de Alabama y, por lo tanto, hay muchos pacientes que necesitan cirugías. Tenemos un grupo de seis cirujanos. Realizamos múltiples operaciones de corazón, pulmón y esófago. Es un grupo excepcional que se caracteriza por trabajo en equipo y ética profesional.

¿Cuáles son las enfermedades cardíacas más comunes, sus causas y su incidencia?

A.V.: Las enfermedades cardiovasculares representan la causa principal de muerte a nivel mundial. Antes del inicio de la pandemia, 18 millones de personas murieron a consecuencia de ellas —30% del total mundial—; 85% de estas, son causadas por ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. En Guatemala, estas afecciones constituyen el 12% de la mortalidad total. Las más comunes son ataques al corazón, accidentes cardiovasculares, insuficiencia cardíaca congestiva, arritmias —fibrilación auricular— y enfermedades valvulares.

A.S.: En el mundo, la causa principal de muerte es la enfermedad isquémica de corazón y en el 2019, fue responsable de 8.9 millones de las muertes, que constituyen el 16% de todos los fallecimientos a nivel global.

Las causas son múltiples e incluyen consumo de tabaco y drogas, alimentación inadecuada, falta de ejercicio y enfermedades mal tratadas como hipertensión y diabetes. También, tiene un componente hereditario, pero el estilo de vida es lo más importante.

¿Cuáles son las recientes innovaciones para la cirugía y tratamiento de enfermedades cardíacas y en qué consisten?

A.V.: Desde el punto de vista de la cardiología intervencionista, los mayores avances se refieren a procedimientos valvulares por medio de catéteres introducidos periféricamente, sin necesidad de cirugía a corazón abierto. Las más comunes son el reemplazo de la válvula aórtica en casos de estrechez —estenosis— valvular y la reparación de la válvula mitral, predominantemente, en casos de reflujo —regurgitación— mitral.

¿En qué consiste la cardiología intervencionista?

A.V.: Es importante hacer la diferencia entre la cirugía cardíaca, a corazón abierto, llevada a cabo por un cirujano cardiovascular y la cardiología intervencionista, en la que se utilizan catéteres, llevada a cabo por un cardiólogo.

Una de las aplicaciones más comunes es el uso de cánulas metálicas —stents—, diseñadas para liberar obstrucciones al flujo sanguíneo en las arterias del corazón, en pacientes con angina de pecho o ataques cardíacos.

¿En qué consiste la cirugía cardiotorácica?

A.S.: Es la especialidad que se dedica a operar enfermedades de los órganos del tórax: corazón, pulmones, esófago, tráquea y los grandes vasos sanguíneos. Los órganos más comúnmente operados son el corazón y los pulmones.

A diferencia de hace 20 años ¿cómo ha aumentado la sobrevivencia con las cirugías y tratamientos para el corazón?

A.V.: La diferencia principal radica en que, hace 20 años, había un porcentaje elevado de pacientes que se consideraban de riesgo quirúrgico prohibitivo o muy alto —mortalidad de un 15%— y que, por ende, no eran operados. Con la disponibilidad de procedimientos menos invasivos por catéter, estos pacientes pueden ser intervenidos con tasas de mortalidad menores al 1%.

A.S.: Ha aumentado, de manera considerable, debido al progreso de la mayoría de las etapas de tratamiento del paciente cardíaco, que incluye medicamentos, intervenciones mínimamente invasivas, técnicas y materiales para operar. Los protocolos de tratamiento y los cuidados posoperatorios continúan mejorando. Actualmente, en Estados Unidos 99 de cada cien pacientes, con riesgo promedio, sobreviven a operaciones de corazón abierto.

¿Sobre qué versan sus investigaciones o aportes en la cardiología en EE. UU.?

A.V.: Mi principal enfoque, durante los últimos 10 años, ha sido la fundación y desarrollo del programa estructural de válvulas cardíacas en el Hospital de Huntsville. La etapa actual es la investigación y desarrollo de nuevos dispositivos para tratar enfermedades de la válvula mitral.

A.S.: He colaborado con investigación y publicaciones en el área de cirugía de corazón en niños y de operaciones de cáncer de pulmón.

¿Cuáles han sido los retos y satisfacciones de su profesión?

A.V.: El peor reto es vivir lidiando con la muerte. A pesar de tanto avance y experiencia, las batallas perdidas no terminan. Las batallas ganadas, sin embargo, acarrean grandes satisfacciones: interrumpir el infarto, sofocar la arritmia y prolongar la vida.

A. S.: Los retos son muchos. Es una cirugía técnica y mentalmente demandante, así que se necesita de mucho entrenamiento y práctica. La mayoría de pacientes están muy enfermos, y requieren muchos cuidados posoperatorios para poder recuperarlos. La carrera es muy satisfactoria, ya que uno hace grandes diferencias en la sobrevida y síntomas de los pacientes, que son apreciadas pocas semanas después de la cirugía.

Los cardiólogos guatemaltecos en plena labor quirúrgica en el Hospital de Huntsville, Alamaba. (Foto Prensa Libre, cortesía de Alejandro Vásquez y Andrés Samayoa)

Perfiles

Alejandro Vásquez se especializa en cardiología intervencionista.

  • Se graduó de médico y cirujano en la Universidad Francisco Marroquín.
  • Fue interno del SUNY Upstate Medical University en Syracuse, Nueva York, donde también fue residente y jefe de residentes, realizó investigación cardiovascular y fue instructor de medicina.
  • Laboró como cardiólogo y jefe de Cardiología en la Universidad de Arizona.
  • Fue cardiólogo intervencionista en la Universidad de Minnesota.
  • Trabajó en The Heart Center, en Huntsville.
  • Es cardiólogo intervencionista y director médico del Programa Estructural del Corazón en el Hospital de Huntsville desde el 2016.
  • Está afiliado al Huntsville Hospital Systems y al Heart Center Research, Huntsville.
  • Ha sido coautor, investigador principal y subinvestigador de gran cantidad de estudios científicos sobre cardiología.

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La subespecialidad de Andrés Samayoa es la cirugía cardiotorácica.

  • Se graduó de médico y cirujano en la Universidad Francisco Marroquín.
  • Estudió y fue investigador de cirugía congénita del corazón, en Baylor College of Medicine, en Texas.
  • Hizo su residencia en cirugía general en el Jefferson Health, Abington, Pennsylvania, donde fue jefe administrativo de residencia.
  • Obtuvo su subespecialidad en cirugía cardiotorácica en la University of Texas Southwestern (2018-2021).
  • Ha sido reconocido como jefe de residentes destacado y premio del Decano de Cirugía (2018).
  • Ha sido coautor de gran número de publicaciones científicas y ha participado como ponente en diversos congresos de cardiología.
  • Es miembro del Colegio Americano de Cirujanos y de la Sociedad de Cirujanos Torácicos, entre otros.
  • Es cirujano cardiotorácico en el Hospital de Huntsville desde el 2021

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Curiosidades del corazón

  • Los cardiólogos Alejandro Vásquez y Andrés Samayoa brindan datos sobre particularidades de este órgano.
  • El corazón humano comienza a latir a partir de la quinta o sexta semana gestacional.
  • En promedio, late alrededor de 115 mil veces diarias.
  • La bomba cardíaca bombea alrededor de 2 mil galones de sangre diarios, a lo largo de 95 mil kilómetros de vasos sanguíneos.
  • El corazón tiene su propio sistema eléctrico, y continúa latiendo aunque se separe del cuerpo.
  • La mayoría de los infartos cardíacos ocurren los lunes.
  • Una semana después del diagnóstico de covid-19, las probabilidades de tener un ataque al corazón aumentan de cinco a ocho veces.
  • Un corazón bien preservado y frío puede durar cuatro horas separado del cuerpo antes de ser trasplantado.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.