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Reos confeccionan mascarillas durante pandemia de coronavirus

Algunos reos de Pavoncito, el Centro de Orientación Femenino (COF) y las del Preventivo para Mujeres Santa Teresa, zona 18, trabajan en conjunto para producir miles de mascarillas desechables durante la emergencia del covid-19 en el país.

La cárcel Pavoncito es la última del complejo que está en Fraijanes. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

La cárcel Pavoncito es la última del complejo que está en Fraijanes. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

Más de 50 mil mascarillas desechables y reutilizables han sido producidas por los reclusos en la maquila de Ashley Williams, una estadounidense que vive en Guatemala desde hace más de diez años y que impulsa la reinserción social de sus empleados, para instituciones como la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) y empresas privadas.

Durante más de tres semanas los privados de libertad han generado recursos económicos para sus familias. Williams, a quien le gusta que le digan la Gringa, contó que no sabía cómo crear el patrón de una mascarilla, pero encontró una dónde venden equipo de bioseguridad para médicos y ese molde sirvió para que los reos de Pavoncito tuvieran un machote para trabajar.

Explicó que las mascarillas tienen dictamen médico favorable extendido en el Hospital de Villa Nueva, porque está consciente que trabajar con este equipo tiene mucha responsabilidad.

“Pensé: tienes que hacerlo muy bien porque después vienen demandas. Sacamos una prueba y la llevamos al Hospital de Villa Nueva para sacar un dictamen y lo dieron positivo para el patrón de tres capas. Son casi iguales a las que venden en las farmacias, pero mejor”, indicó Willams.

Proceso de selección

La Gringa está en el mercado de la elaboración de playeras desde 2011 y los reos que trabajan en sus pedidos son seleccionados bajo estrictas medidas de seguridad.

Primero hacen una convocatoria en el penal, por ejemplo, en Pavoncito los reclusos interesados en trabajar se presentan con su hoja de vida y cartas de recomendación, que muestran a los supervisores de la maquila (quienes también son privados de libertad) durante las entrevistas directas. Además, otro de los requisitos es que los reos no deben beber alcohol o consumir drogas desde hace seis meses o más tiempo.

No obstante, con la confección de las mascarillas durante la pandemia, Williams se vio en la necesidad de contratar a más personal recluso, sin hacer entrevistas directas y solo debían llenar el requisito de saber cómo manejar las máquinas de coser.

Los reos confeccionan playeras también en Pavoncito. Foto Prensa Libre: Cortesía

En total, están trabajando 88 personas con ella, 50 son reclusos de Pavoncito, 30 mujeres privadas de libertad del COF, que cortan y confecciona los tapabocas, y ocho privadas de libertad de Santa Teresa, quienes revisan la calidad y el empaque.

“No quiero aprovecharme de la crisis de la covid-19 para sobrevalorar el precio a mis compradores, pero también quiero pagarle lo justo a quienes las están elaborando”, dijo Williams.

Agregó también que, aunque nunca había hecho mascarillas, está aprendiendo en este nuevo mercado para entregar un buen producto, a un precio justo y pagándolas bien a sus trabajadores.

La confección de los tapabocas al parecer marcha bien porque las comercializa a un precio bajo y por millar. A finales de abril está proyectada la entrega de 85 mil a una oenegé que busca donarlas a hospitales.

Además, los reos también pueden generar ingresos en otros proyectos, por ejemplo, en el COF, en donde se confeccionan también batas para que sean utilizadas por el personal médico del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS).

El dinero que perciben por su trabajo en su mayoría es dado a su familia de forma voluntaria. Foto Prensa Libre: Cortesía.

Las tres cárceles dónde se confeccionan y empacan las mascarillas están sobrepobladas. El Sistema Penitenciario informó que en Pavoncito están recluidos 2 mil 005 reos y la prisión tienen capacidad para 1 mil 050, en COF hay 913 privadas y tiene capacidad para 125, y en Santa Teresa hay 1 mil 517 y solo tiene espacio para 250 privadas.

El hacinamiento hace más vulnerables a los privados de libertad para que se contagien de la covid-19 y con el fin de evitar su propagación, los internos de Pavoncito regalaron 10 mil tapabocas reusables a la Dirección General del Sistema Penitenciario (DGSP).

Carlos Morales, vocero de Presidios, explicó que, la donación será utilizada por los guardias penitenciarios y también usadas en Patzún, Chimaltenango, en dónde se registraron los casos comunitarios del nuevo coronavirus.

Uso obligatorio

El pasado 8 de abril, el presidente Alejandro Giammattei anunció que el uso de la mascarilla sería obligatorio a partir del lunes 13 de ese mes, para evitar el contagio de la pandemia en el país.

Además, afirmó que el Ejecutivo repartirá tres millones de los tapabocas en toda la nación, ya que, su uso será por meses para mantener bajo el número de casos nuevos por covid-19.

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