¿Cómo nace el Irtra?
Por los años 1960, Guatemala ya tenía problemas convulsionados. Se acercó un empresario, y preguntó qué hacer por los trabajadores de la empresa privada para no solo darles el salario, sino algo más, como recreación para él y sus familias. Fue así como en 1962 se formó la idea, y se le presentó al presidente Ydígoras Fuentes un proyecto de ley. Es muy bonito, porque es una prestación a las familias en la que el trabajador no paga nada y el patrono mantiene la institución, y el Gobierno no se mete.
¿Cuál fue el primer parque del Irtra?
Amatitlán, en 1963, fue en un edificio del Club Guatemala. Se restauró, y así empezó a funcionar. Aún recibimos unas 180 mil personas al año en este parque, aunque no tiene las condiciones modernas de otros.
¿Cómo se integra usted al Irtra?
En 1963 y el 2 de julio de 1970 me nombraron presidente del Irtra. Yo trabajé desde joven en los negocios de mi familia en la embotelladora La Mariposa y en radiodifusoras. En 1958, viajé a Disneylandia, y cuando vi cómo estaba diseñado, le dije a mi señora que quería llevar eso a Guatemala.
¿Cuál fue el primer parque formal?
Los parques de Retalhuleu. Medio formal el de Petapa, porque lo diseñamos con arquitectos que apenas aprendían lo que era la recreación, y cometimos muchos errores. El primer error que cometimos fue mezclar deporte con recreación. Son dos auditorios diferentes, porque llegaba gente a ver futbol y otros a recrearse.
¿Cómo surge la idea del complejo de parques en Retalhuleu?
La idea fue tratar de sacar de la zona central de Guatemala los parques para algún lugar donde el sector privado tuviera más trabajadores, y el suroccidente era esa región. La idea primordial era que los trabajadores fueran hasta dos días a los parques, y por eso decidimos hacer hoteles.
¿Cómo velan por la seguridad de los juegos mecánicos?
La seguridad de los juegos debe ser exageradamente buena. Hay normas que Estados Unidos y Europa han desarrollado sobre cómo debe ser su mantenimiento, porque los juegos mecánicos son iguales que un avión, las piezas se cambian por tiempo de uso o por tiempo de puesto; se tienen que cambiar estén o no estén buenas.
¿Se ha subido a los juegos mecánicos?
En todos. No hay uno en el que no me haya subido; hasta en una torre me he subido 20 veces.
¿Cómo impactan económicamente los parques de Retalhuleu en el entorno?
Al principio tuvimos problemas con propietarios de hoteles, porque decían que les quitábamos el negocio. Yo les dije que no era así; con los años nos dieron la razón: se han multiplicado los hoteles allí. Esto ha generado un tráfico de nuevas empresas pequeñas para servicios o transporte.
¿Cómo ha sido la gestión del Irtra para usted?
Es el trabajo más bonito que he tenido en mi vida. Es generar, diseñar y operar lugares para dar felicidad a la gente. Eso me ha hecho muy feliz. Uno trabaja no solo para recibir, sino también para dar lo mejor, con creatividad y transparencia.
¿Cómo se maneja la transparencia en el Irtra?
Empieza con la selección de personal. Tenemos auditoría interna permanente. Todas las dependencias deben dar un informe semanal, para saber cuánta gente entra y cómo se gasta.
¿Los recursos que se generan se vuelven a invertir?
El cien por cien de lo que los patronos han pagado está invertido: no se usa para gastos ni operación. El costo de operación lo tiene que originar el parque, y debe ser autosuficiente.
¿Qué proyectos vienen?
Estamos llenos de nuevos proyectos. En Xetutul se tiene espacio disponible para ser ampliado; se está pensando en nuevos juegos. Con el parque de Guatemala, que tiene muy poquito, también estamos planteando cambios. Vamos a quitar la piscina que no se utiliza y construiremos más juegos y una pista de patinaje de hielo.
También estamos haciendo un parque mitad ecológico. Aquí no habrá juegos mecánicos, sino de madera, y un lugar donde tendremos una laguna para pescar, y el hospedaje se hará en carpas. Se prevé la construcción de un teatro vaquero donde cantar; todo estará para el 2017.