Esto, además de otros factores naturales, influye en las actividades agrícolas, lo que causa estrés en la población y escasez de recursos.
La arqueóloga mostró los resultados de su investigación sobre el mantenimiento que se les hacía a los reservorios de agua periféricos a Tikal después de que esta fue abandonada, lo que demuestra que permanecieron los asentamientos y grupos residenciales. Pese a ello, los mayas fueron capaces de sobrellevar esos cambios y hasta hoy es una cultura viva y diversa.
Estudian arte
El doctor en Historia del Arte y calígrafo Mark Van Stone expuso que durante el período Clásico (300-900 d. C.) se distinguió por un florecimiento espectacular de los mayas, y se le conoce como la típica edad de oro por la explosión de arte y cultura y crecimiento urbano.
Para ello utilizaron gran cantidad de yeso, estuco y madera, lo que pudo agravar la deforestación. Entre el 800 y 900 d. C. se abandonó ciudad tras ciudad en las tierras bajas mayas, las cuales quedaron desiertas y se desplazaron hacia el norte.
Van Stone adjudica al colapso de los mayas a guerras fratricidas por el control de rutas comerciales, que eran la principal fuerza económica de la región. “Las personas se alejaron y los que quedaron se peleaban por la poca riqueza que quedaba”, agregó. También destacó como factor determinante la depredación ecológica, puesto que extensas áreas aledañas a las grandes ciudades fueron taladas.
Otras ponencias
Reconocidos científicos, arqueólogos, historiadores y antropólogos expusieron en la convención.
El etnohistoriador Ruud Van Akkeren habló sobre la relación comercial que existió entre mercaderes de Teotihuacán con poblaciones mayas de la Costa Sur.
Los habitantes de esta última región se trasladaron al altiplano durante su colapso.
La arqueóloga Mary Lou Ridinger habló sobre las rutas del comercio del jade, piedra que llevaron los comerciantes desde el valle del Motagua hasta el centro de México.