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Incap desarrolla alimento con probióticos para reducir la incidencia de diarrea infantil

El Instituto Nutricional de Centro América y Panamá (Incap) desarrolla un alimento complementario con probióticos, que podría dar paso a una segunda generación de la Incaparina.

Los niños menores de cinco años son propensos a sufrir cuadros de diarrea, lo que puede llevarlos a  padecer de desnutrición crónica.  El alimento que desarrolla el Incap busca reducir la incidencia de este padecimiento en la población infantil. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Los niños menores de cinco años son propensos a sufrir cuadros de diarrea, lo que puede llevarlos a padecer de desnutrición crónica. El alimento que desarrolla el Incap busca reducir la incidencia de este padecimiento en la población infantil. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Obtener un producto con alto valor nutritivo y funcional para niños entre 2 y 4 años es el propósito de la investigación que comenzará su última fase en las próximas semanas.

Dicho grupo de la población es el más vulnerable a problemas de diarrea. El Ministerio de Salud reporta que al año se registra un promedio de 700 mil casos de infantes con este padecimiento, y uno de cada dos ocurre en menores de 5 años.

El alimento en desarrollo puede contribuir a reducir la incidencia de las enfermedades diarreicas, que afecta en el crecimiento y el desarrollo de los infantes, y en un cuadro agudo pueden llevar a la muerte.

La preparación contendrá probiótincos, los cuales son microorganismos benéficos que permanecen activos en el intestino de las personas y tienen la función de promover la salud gastrointestinal, no solo protegen de los microbios patogénicos, sino también ayudan a la digestión, la inmunidad, metabolismo y síntesis de vitaminas para el huésped, en este caso, los seres humanos.

De acuerdo con el médico Manolo Mazariegos, coordinador de la Unidad de Nutrición y Micronutrientes del Incap y quien está a cargo de la investigación, el desequilibrio del microbioma intestinal -la totalidad de microorganismos que conviven en el humano- favorece al desarrollo de procesos infecciosos, neoplásicos y metabólicos, como diabetes, enfermedad cardiovascular, obesidad, o bien trastornos de inmunidad. De ahí la importancia de mantener un balance adecuado de los microbios en el intestino, para lo cual los probióticos son de gran ayuda.

Este proyecto es una colaboración técnico-científica entre el Incap y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concyt) y la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt).

Largo proceso

La creación de este alimento se gestó hace más de dos años e inició con la idea de desarrollar probióticos basados en alimentos autóctonos. De esa cuenta, se recopiló información de lo que se produce localmente en distintos países de Latinoamérica, y se estudiaron distintos preparados que tienen la característica de consumirse fermentados.

Cada país tiene sus propias recetas y muchas son de uso ancestral. Mazariegos indica que usualmente estas pueden contener maíz, cebada, trigo o frutas, como durazno, manzana, jocote, entre otras. En el caso de Guatemala, el fresco de súchiles es un buen ejemplo.

“Estos alimentos en su estado natural contienen microbios que le sirven a las plantas para su propia protección -probióticos-. Cuando estos alimentos -y sus microbios- solos o combinados se preparan en presencia de azucares, estos microbios se multiplican y producen una fermentación ácido-láctica”, dice el médico.

La investigación que se llevó a cabo en varios países permitió identificar distintas preparaciones de uso ancestral con potencialidad probiótica. Mazariegos agrega que “con la ayuda de técnicas de biología molecular se caracterizó una cantidad de microbios potenciales y luego de varios ensayos in vitro y biológicos, se logró identificar la mejor bacteria con potencial probiótico”, la cual será utilizada en el desarrollo del alimento complementario.

Este ha sido un esfuerzo que ha contado con la participación de científicos de países de Latinoamérica, España e Italia.

A este proyecto estratégico regional se le denomina Alimento funcional complementario con probióticos obtenidos de alimentos autóctonos para poblaciones con alta prevalencia de desnutrición crónica y diarrea en Guatemala. El Incap participó en la formulación y la gestión.

La investigación se desarrolló con el apoyo de la Secretaría General del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED). Pero también es un esfuerzo científico de la Red Iberoamericana de Ciencia y Tecnología, de la cual el Concyt forma parte y el Incap colabora desde el lado científico.

Trabajo de campo

Luego de desarrollar el probiótico, tanto a nivel de laboratorio como de estudios biológicos, este será administrado a población infantil con desnutrición crónica o con alta incidencia de diarrea, para evaluar su efecto en la reducción de la morbilidad por dicho padecimiento.

El estudio será aleatorio controlado con niños ambulatorios sanos entre 2 y 4 años de áreas rurales del país, quienes recibirán diariamente el alimento durante un período de cuatro meses. Se espera que con esta intervención se reduzca la diarrea en los infantes durante el tiempo de la investigación.

Como vehículo para hacer llegar el probiótico a los niños se usará Incaparina líquida con leche lista para consumir, se les dará una ración al día.

“En este caso, se potenciarían las propiedades nutricionales excepcionales de la Incaparina con propiedades funcionales, lo que representaría una segunda generación de la formulación de Incaparina (2.0)”, agrega Mazariegos.

La investigación se llevará a cabo entre un grupo de niños, la mitad recibirá una ración la bebida con probiótico y se les seguirá por cuatro meses, lo que permitirá hacer el análisis del cambio de la flora bacteriana y otros biomarcadores para conocer el efecto del alimento en la salud intestinal en los infantes.

“Como se sabe, la diarrea es un factor que afecta negativamente la salud y crecimiento de los niños. Por lo que, una reducción en la carga por diarrea asociada al probiótico indicaría un potencial impacto en la reducción de la desnutrición crónica infantil y sería un aporte importante a las políticas y programas de salud y nutrición públicas”, agrega Mazariegos.

No hay que olvidar que en el país uno de cada dos niños sufre de desnutrición crónica, lo que afecta su coeficiente intelectual debido a la pérdida de hasta 40% de sus neuronas.

Cooperación

Parte del trabajo de implementación de este estudio, lo que corresponde a personal de campo, insumos y transporte, será financiamiento por Senacyt, también por el Fideicomiso Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico -FINDECYT- y el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología -FODECYT-.

Mientras que el Incap apoyará la conducción de la investigación con recursos técnico y científico.

Mazariegos refiere que este proyecto se plantea como una iniciativa para fomentar la cooperación en ciencia, tecnología e innovación entre los países desarrollados y en desarrollo de Iberoamérica, para responder a un reto social, a través del desarrollo de alimentos funcionales para contribuir a la salud y nutrición de poblaciones vulnerables.

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.