
“En las últimas semanas, algunas personas fueron con los dueños de las casas que alquilamos para pedirles que nos cortaran el agua y la luz”, refirió Misael Santos, guatemalteco convertido al judaísmo y el primero en trasladarse a esa comunidad.
Las agresiones verbales y físicas contra 32 personas que profesan el judaísmo comenzaron en octubre del año pasado, cuando seis familias se trasladaron a vivir a San Juan La Laguna, y por su forma de vestir empezaron a ser objeto de burlas, insultos y hasta agresiones, relataron.
Otro de los afectados, quien pidió que no se diera a conocer su identidad, denunció que el alcalde de la localidad, Rodolfo Pérez, ha organizado reuniones con diferentes grupos del municipio, para convencerlos de que deben expulsarlos del lugar, basado solo en prejuicios hacia sus creencias.
Consultado el jefe edil, vía telefónica, explicó: en “mi pueblo no hay comunidad judía”, y señaló que no estaba en la disponibilidad de proporcionar más información respecto de este asunto.