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Las lecciones de Italia que nos ayudarán a detener la curva de contagios del covid-19

Los italianos al inicio del brote no fueron tan drásticos para contener el virus y esto pudo facilitar la expansión de la epidemia por Europa y luego a América. Ahora, desde ciudadanos en ese país hacen una reflexión sobre lo que no se debe repetir en Guatemala para evitar un daño mayor.

En Milán, Italia, los controles para hacer cosas tan cotidianas como las compras de alimentos, son coordinadas por la Policía. (Foto Prensa Libre: EFE)

En Milán, Italia, los controles para hacer cosas tan cotidianas como las compras de alimentos, son coordinadas por la Policía. (Foto Prensa Libre: EFE)

Italia ha enfrentado la cara menos amable de la pandemia de covid-19 y, bajo la perspectiva del tiempo, reconocen que el aislamiento es la mejor manera de contener la propagación de un virus que en el mundo ha matado a más de 18 mil personas.

 

Aunque en Guatemala rige un toque de queda a partir de las 16 horas cada día, la población todavía sale en las horas que no aplica la restricción y aprovecha el tiempo para efectuar pagos, concluir algunos trámites y abastecerse de artículos básicos.

Solo en los primeros dos días del toque de queda, la Policía reportó más de mil capturas de infractores y las autoridades de tránsito confirmaron una afluencia de vehículos casi en los parámetros normales, lo que significa que la restricción de actividades no es acatada por todos y se corre el riesgo de expansión del contagio de un virus que, por ahora, se ha detectado en 21 personas en el país y mantiene a casi mil en cuarentena.

“No salgan de su casa”

María Luisa Quadri, psicóloga y psicoterapeuta italiana que se dedica a la terapia individual y familiar, recomendó a los guatemaltecos “no salir de casa”, ya que es la única forma, hasta el momento, de detener la expansión del covid-19.

Quadri es responsable del Centro Mara Salvini, en Costabissara, provincia de Vicenza, en el norte de Italia, y desde allá aconseja a los guatemaltecos “nunca bajar la guardia y quedarse en casa”, así como el distanciamiento social.

“Es inútil decir que solo es una medida de seguridad; solo esto funciona. Cuando nos obligaron a quedarnos en la casa fue lo que finalmente logró controlar mejor el contagio”, aseguró la profesional, con base en la experiencia de su país.

“La profesional está consciente de que no es suficiente el aislamiento, pero prevenir el contagio es tarea de todos, y una manera de contribuir es cumplir con las restricciones oficiales”, manifestó.

Para sobrellevar el aislamiento, es importante la comunicación con la familia y amigos a través de videollamadas, según Quadri. “Porque solo escucharnos o leernos no es lo mismo que la percepción de vernos, mirarnos a los ojos, ver la sonrisa del otro. Es importante que la mirada esté presente”, indicó.

Solidaridad

Giuseppe Creazza, más conocido como Beppino, compartió con los vecinos de la zona 7 de la capital durante 32 años, y el 13 de octubre del 2018 regreso a su país, Italia. Desde allá insiste en que se respete la cuarentena.

“Es un gran problema en Guatemala esta situación, porque el gran inconveniente es la pobreza, el hambre, la falta de trabajo y la comida. Cuando comenzó el problema aquí en Italia, pensé en Guatemala, pero lo primero que tienen que hacer es limitar el avance del virus”, resaltó el religioso.

Creazza es consciente de los problemas de Guatemala y, como ejemplo, pone a la colonia La Verbena, zona 7, donde trabajó muy de cerca de familias pobres. “Ahí, en un cuarto de cinco metros, vivían cinco o 10 personas, que formaban una comunidad de unos 60 mil habitantes. No veo solución en una situación así”.

En Italia se cerraron fábricas y el Gobierno extendió aportes económicos a los más necesitados; sin embargo, fue la policía y el ejército quienes vigilaron que la gente cumpliera el aislamiento.

“Se tienen que evitar los contactos para evitar una pandemia, esa es la idea que tiene que entrar en la cabeza de las personas; es lo mínimo”, puntualizó Creazza.

Beppino, como lo llaman, regresó a Italia a mediados de octubre del 2018, pero dejó un rico legado en Guatemala, sobre todo entre los jóvenes. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González).

El religioso italiano recuerda que en su país al principio la gente no le ponía la importancia que requería el aislamiento social. “No creía, seguía encontrándose en grupos aquí y por allá y llegamos a lo peor paso por paso. Nosotros llegamos ahorita paso a paso hasta llegar ahorita, como vamos”, recuerda.

Según Beppino, cuando se confirmaron los primeros casos, los italianos no creían nada, pero cuando empezaron los muertos y miles se enfermaron en ciudades y pueblos, la gente se asustó mucho. “Hasta un mes después la gente comenzó a tener conciencia de esto”.

Creazza, desde Italia, envió un último mensaje a los guatemaltecos en su segunda semana de cuarentena: “Mas allá de que confío en el amor de Dios, yo le digo a los guatemaltecos que se sientan responsables, hasta donde sea posible, del otro, del prójimo. Aquí pidieron 300 médicos voluntarios y llegaron 800, entonces esos gestos de solidaridad son los que tenemos que desarrollar. Si yo me preocupo del otro, por eso mismo no salgo, igual con la familia, que cada uno se haga responsable del otro, no hay que ser egoísta, quien puede que ayude al que no puede”.

Agregó: “Obviamente la crisis dejará problemas económicos. Todo el mundo terminara pobre, pero tenemos que hacer muchos esfuerzos, si los dueños de las fabricas no son solidarios también pagaran caro, nadie se salva, este mundo es una gran familia donde uno tiene que preocuparse del otro o pagaremos todos, la solidaridad es el mejor antivirus”.

 

 

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