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Mascotas que se quedan como uno más en la familia, una tendencia en crecimiento

 La práctica de cuidar y mimar a gatos, perros y otros animales  va en aumento en Guatemala, lo cual ha creado un negocio emergente que se expande cada vez más.

Alfa Can es un espacio que brinda hospedaje para perros, guardería canina, educación y entrenamiento de perros para seguridad civil. 

En el hospedaje, los perros permanecen sueltos, en manadas según tamaño y afinidad, siempre están supervisados mientras juegan y socializan. El hospedaje VIP es un servicio fuera de jaulas y tienen cuidado exclusivo. 

Los servicios de adiestramiento son clases personalizadas según la necesidad, ya sea a domicilio, intensivo, internado o consultas de comportamiento. 

El negocio se ubica en el Km. 21.5 carretera a El Salvador, Lomas de San Nicolás. 

Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan. 24-04-2024.

Algunos perros son enviados a escuelas caninas para ser adiestrados por expertos.( Foto Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytán).

Las mascotas tienen en la actualidad un lugar privilegiado en los hogares. Ya no solo es el perro o el gato de la casa, sino un miembro más de la familia, y como tal se les trata.

La conciencia por el cuidado de los animales ha evolucionado, y con ello un nicho en el mercado que ha sido aprovechado por los especialistas en la atención a estas especies y por los empresarios.

El confinamiento durante la pandemia  pudo empujar este fenómeno, pero, a criterio del médico veterinario Julio César Chajón Manzo, esta tendencia viene de tiempo atrás.

Con el ingreso de la televisión por cable los guatemaltecos tuvieron acceso a programas producidos en otras latitudes sobre el cuidado, mimo, entrenamiento y convivencia de humanos con animales en el hogar, lo cual despertó, a comienzos de la década de 1990, la conciencia sobre la protección de las mascotas.

Chajón Manzo, quien también es catedrático en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), recuerda que al inicio de esa década las clínicas veterinarias eran escasas en el país, y las consultas que atendían eran para vacunar a perros y quizá alguna enfermedad grave del animal.

El trabajo de los médicos veterinarios se veía con desdén, pese a que los años de estudio y preparación para titularse son tan rigurosos como para los facultativos que atienden a humanos.

“Las personas en Guatemala se dieron cuenta de que el veterinario es médico cuando el servicio de televisión por cable empezó a ser popular. La gente veía programas en los cuales aparecían clínicas y hospitales que hacían procedimientos parecidos a los de los humanos. La población comenzó a tomar conciencia de la atención a las mascotas”, refiere Chajón Manzo.

Ese cambio también lo ha advertido Jacobo Escobar, de Alfa Can, hotel y escuela canina, quien añade que la globalización contribuyó a este fenómeno. Las costumbres de países más desarrollados sobre el cuidado de los animales las hemos ido adoptado, al punto que “ahora a los perros les decimos “perrhijos”, indica, por lo que se les da su espacio dentro de la casa y se invierte en ellos para consentirlos.

Si bien ese cambio de actitud comenzó hacia los canes, los gatos han ido ganando espacio en los hogares. Una de las razones puede ser que las casas y los apartamentos son cada vez más reducidos, razón  por la cual también las personas se inclinan por los perros de raza pequeña y que son más apegados a los humanos, como un chihuahua.

Las sociedades han alcanzado tal grado de conciencia en torno al cuidado de los animales, que una persona ya no es “dueña” de una mascota, sino que el término que  se usa ahora es “tutor”, y se debe a que este se hace responsable de atender sus necesidades.

Ya es común que las alcobas sean acomodadas para que las mascotas convivan con sus dueños. (Foto Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytán.)

El efecto pandemia

Los días de reclusión por la pandemia reforzaron los lazos entre las personas y sus mascotas. Esa convivencia hizo que las personas dedicaran tiempo a cuidarlas con mayor detalle.

“Cuando permanecimos  encerrados en casa pudimos observar más a nuestras mascotas, que cuando salíamos a trabajar. Las personas descubrieron que sus perros, por ejemplo, tenían problemas digestivos o en la piel o de comportamiento. Hubo un cambio notorio en la llegada de pacientes a las clínicas veterinarias después de la pandemia”, afirma Chajón Manzo.

No solo eso. Las personas de la tercera edad se volcaron a adoptar una mascota para tener compañía, y  lo hicieron las familias con niños para ayudarlos a vivir de mejor manera  el aislamiento social.

Medicina en evolución

Con el transcurso de los años también ha evolucionado la medicina veterinaria. Chajón Manzo recuerda que cuando comenzó a ejercer la profesión solo contaba con los instrumentos básicos para examinar a los animales, los medicamentos eran limitados, así como el acceso a cursos de especialización.

En la actualidad hay empresas que traen al país equipos especiales y software para examinar a lo animales  pacientes, como doppler, ultrasonido, aparatos de oximetría y medidor de presión arterial o máquinas de rayos X, por mencionar algunos.

Además, los veterinarios se han preparado en otras áreas de la medicina animal.  En la lista hay dermatólogos, cardiólogos, neurólogos, oncólogos, anestesiólogos, traumatólogos, ortopedistas, oftalmólogos, especialistas en acupuntura y terapias naturales, entre otros.

En este punto la recomendación de Chajón Manzo es que al llevar a la mascota a una clínica veterinaria se constate si la persona que brinda la atención es un profesional, a través de verificar su nombre y número de colegiado, y que esté activo para ejercer.

El trato a las mascotas ha cambiado con el paso del tiempo y llegan a convertirse  en parte de la familia. (Foto Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytán).

Va en crecimiento

En países de Europa y en Estados Unidos la relación entre humanos y sus mascotas ha evolucionado hasta llegar a utilizar términos como “perrhijo” o “gathijo”, ante la necesidad de las personas de volcar su afecto y sentimiento de protección hacia otro ser, en este caso un perro o un gato.

Escobar indica que ahora muchas personas ya no tienen hijos sino  mascotas, y esa tendencia  no es ajena a Guatemala. Sin embargo, hace énfasis en que si bien se les puede amar, no se pierda de vista que deben ser tratados como perros o gatos, pues son una especie distinta y tienen necesidades diferentes a las de un bebé.

En general, las personas que adoptaron este comportamiento rondan los 40 años, expresa Jacobo Peters, jefe de la Unidad de Inteligencia de Mercados de la Asociación de Exportadores de Guatemala (Agexport), que han observado un crecimiento en el mercado de soluciones orientadas al cuidado animal.

En el 2022 este rubro superó los US$184 millones en el mundo y se espera que siga en crecimiento, por lo menos durante la próxima década.

El alimento para mascotas  —concentrado, comida deshidratada o procesada, entre otros— lidera las exportaciones de Guatemala desde hace cuatro años, dice Peters. Sin embargo, se han abierto otros nichos de mercado como artículos de hule, suplementos alimenticios, medicamentos,  manufactura de vestimenta, casas o juguetes más elaborados.

Animales y humanos conviven en diferentes espacios, creando una relación de amistad.. ( Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Basta con ingresar a  una tienda de mascotas para darse cuenta de la variedad de productos y suministros que se venden para el cuidado y entretenimiento de   perros, gatos, aves, reptiles, peces y roedores.

A lo anterior se suman los negocios que ofrecen servicio de grooming para perros y los espacios donde se aceptan mascotas que se han popularizado, para adecuarse a lo que demanda el consumidor.

¿Cuánto puede gastar una persona en el cuidado de su mascota? Peters puntualiza que el promedio está entre el 5  y 7 por ciento del ingreso de un hogar, un gasto que se prolongaría hasta 15 años —promedio de vida— en el caso de los perros.

Más educadas

“En Guatemala hemos ido cambiando. Antes, en  las vacaciones, dejábamos a nuestro perro con un montón de comida y agua. Ahora, aunque salgamos de casa por un día, pensamos en dejarlo en una guardería, porque, ¡pobrecito, se va a quedar solo!”, subraya Escobar, que ha sido testigo de este fenómeno en la escuela canina Alfa Can que fundó, y que también da  servicio de hospedaje.

Por otra parte, como ya no es el perro que se queda en el patio o en la terraza, sino que tiene un espacio dentro de la casa, se ha creado la necesidad de educarlos y adiestrarlos.

Escobar menciona que las técnicas para enseñar a los canes también han evolucionado. Si hasta no hace tanto se hacía a través de castigo y   regaños, él los educa usando la motivación, que el animal aprenda a trabajar para el humano.

“Ahora sabemos con certeza científica que los perros pueden aprender imitando, y que para ellos hay un sonido, una señal que significa haz algo. Son más inteligentes de lo que creíamos”, valora.

Hay escuelas en donde adiestran a los cachorros a seguir las órdenes de sus tutores. (Foto: Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytán)

A diferencia de décadas pasadas, cuando se buscaban perros de una raza determinada, la tendencia actual es  adoptar a los mestizos,   rescatarlos de las calles y darles un espacio.

“Cada perro es distinto y se comunican con sus expresiones. Tienen un lenguaje diferente, pero que congenia con los humanos, por eso es el animal doméstico por excelencia”, apunta.

“Si es mi perrhijo, entonces lo tengo que educar y   ponerle reglas, corregirlo para que tengamos una mejor comunión en  casa”, añade.

En   Alfa Can se ocupan de dar ese tipo de adiestramiento. Las opciones varían desde clases personalizadas a cursos intensivos e internado para mejorar el comportamiento del perro y que el tutor aprenda a comunicarse con este. 

También se ofrece   servicio de hospedaje para cuidar al animal mientras sus dueños no están en casa. Se cuenta con áreas VIP en las el can duerme en un espacio privado, en una cama, y bajo la supervisión de un cuidador las 24 horas. Además, hay DayCare con ingreso a las 8 horas y salida a las 17. Durante la estadía el perro convive con otros de acuerdo con su talla.

Espacios como este van en aumento, pues cada vez más los humanos se vuelcan a tener un animal de compañía en casa, ya sea un perro, gato, reptil, pez o cualquier otra especie, y se esmeran por atenderlos.

Un adiós digno

 La convivencia de las mascotas con sus tutores se hace fuerte con los años, razón por la cual su partida  resulta dolorosa.

˜“Cuando muere un animal de compañía la persona lo siente como la pérdida de un miembro de la familia”, dice Liss Ovalle, de la necrópolis de mascotas Los Rosales,   que desde el 2004 ofrece a las familias un espacio “digno” para depositar los restos de estas.

La atención es personalizada y  las familias pueden optar por un servicio funerario, la inhumación o cremación de ese compañero animal. En dicho lugar hay fosas y nichos de concreto.

En cualquiera de las opciones que la persona contrate podrá darle una despedida especial. Como parte del servicio bañan, peinan, perfuman y envuelven en un lienzo el cuerpo del animal, para que la familia lo recuerde como fue en vida.

En el caso de la cremación se entregan las cenizas en un cofre de madera, la huella en 3D de la mascota impresa en una tarjeta y un mechón de su pelo.

Los precios oscilan desde los Q1,800 hasta Q5 mil, pero este puede aumentar si se solicitan  servicios adicionales, especifica Ovalle.

Los fieles amigos de los humanos merecen ser despedidos de este mundo con dignidad. (Foto Prensa Libre: Cortesía Camposanto de Mascotas Los Rosales)

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.