Actualmente las primeras casillas de este listado son ocupadas por dueños de partidos, tránsfugas, financistas, clanes familiares, exfuncionarios de gobierno y gente sin bases partidarias pero con la intención de incursionar en la política.
Varios exdiputados y diputados del Listado Nacional han confirmado el interés que existe por ser congresista, pero más aún, por ser uno de los 32 nacionales.
La Ley Electoral y de Partidos Políticos (Lepp), en su artículo 205, establece que los diputados de Lista Nacional lo integra el 25 por ciento de la cantidad de diputados distritales del Congreso de la República.
Son 32 escaños desde 2016. En las últimas reformas a la Lepp se sumó una casilla más para el Listado Nacional y agregaron un segundo diputado para el distrito de El Progreso, para sumar finalmente 160 congresistas representados actualmente.
El método de representación, dice la Lepp, se lleva a cabo de una forma proporcional, en base al modelo de representación de minorías, el mismo método utilizado para elegir a los que son electos en planilla distrital, diputados al Parlamento Centroamericano, así como la de concejales para las corporaciones municipales.
El interés por la Lista Nacional
“Se tiene la creencia que quien tiene más plata va en esos listados, es cierto. Pero también es ocupado por gente que es líder dentro de la organización política”, resumió el diputado y cinco veces electo por Lista Nacional, Mario Taracena.
Las declaraciones del político cobran más fuerza cuando se revisa las listas de candidatos. Ahí encabezan el Listado Nacional familiares de políticos, exfuncionarios y caudillos de los partidos.
Roberto Alejos, exconstituyente y expresidente del Congreso, ahora retirado de la política partidaria, coincide con Taracena: “La lista nacional se convirtió en un distrito enorme y en un negocio”.
Taracena explicó que, al final, la Lista Nacional se vuelve en un bolsón para candidatos que no tienen necesidad de posicionarse en alguna región, y solo lo se ven como una cuota dentro de la agrupación política que los postula.
Pero la Lista Nacional no fue creada para ser un repositorio de políticos cuestionados. Alejos recordó que cuando el tema se analizó en la Constituyente de 1984 se trabajaron varias propuestas, entre estas un sistema parlamentario o un bicameral, sin embargo, al final se tomó la idea de optar por una lista en donde tuviera representación las personas que son líderes dentro del partido, que se diferenciara del grupo mayoritario, que deben ser líderes de sus comunidades representadas en distritos.
Cuotas de partidos
La Constituyente dejó en la Constitución la organización del Congreso de la República, pero fue en la reforma de 1993 que se decidió crear una papeleta para elegir específicamente a los diputados por Lista Nacional y fue ahí cuando comenzaron a incluirse figuras partidarias.
A diferencia de década atrás, ahora la integran aquellos candidatos que representan algún sector, financistas o familiares, refiere Alejos. “La Lista Nacional se convirtió en un negocio”, insiste.
Taracena también recuerda que en el espíritu de la Constituyente dicha lista debe de representar lo mejor que tiene un partido político. En la actualidad, dice el diputado, de los 32 congresistas, unos 20 son los que tienen una movilidad para trabajar temas nacionales dentro del Congreso, situación que no sucede con los diputados distritales, quienes prácticamente su trabajo dentro de este organismo se basa en gestionar obras.
“Antes no se votaba por Lista Nacional, se votaba por un candidato a presidente y el porcentaje que recibía era trasladado para diputados, era proporcional”, confirmó Francisco Quezada del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien).
Un ejemplo de ello, describe Alejos, sería que en las elecciones pasadas Thelma Cabrera recibió 456 mil 114 votos, y bajo la modalidad previa a 1993, le hubiera correspondido al partido tres casillas para diputación por Lista Nacional. Con el método ahora empleado, el partido de Cabrera solo consiguió una curul.
Pero el diputado por Lista Nacional tiene características particulares, muy distantes a las del congresistas que representa un distrito. El Nacional no representa a ningún partido, y su campaña es muy general, es abierta y no busca el voto de un determinado territorio, es un voto general, explicó Quezada.
Quezada coincide en que el diputado de Lista Nacional no tiene necesidad de posicionarse en ninguna región en particular. Eso sí, aparentemente quienes son electos bajo este listado tienen mucha más facilidad sobre otros diputados para trabajar temas de país.
Taracena coincide en que el diputado que se postula en Lista Nacional sale al interior a buscar el voto en general para la agrupación política y no necesita congraciarse con un territorio en específico, porque representa a todo el país.
Los que se quedan y los que se van
De la actual legislatura, de los 32 diputados electos por Lista Nacional, 22 buscarán la reelección en las elecciones de junio, aunque algunos de ellos ya no con el partido que llegaron en el proceso de 2019.
Cuatro actuales diputados ya no encontraron espacio dentro de los partidos para pujar por su reelección y se despedirán del Congreso; tres más se postulan para ocupar una curul en el Parlamento Centroamericano (Parlacén); mientras que otros tres buscarán la Presidencia de la República.
Para Alejos, la dinámica que obliga a renovar los diputados por Lista Nacional obedece a que no tienen bases partidarias necesarias para garantizar su posición en la candidatura y, con excepción de ciertos partidos, el resto de los diputados solo llegan a ese puesto por ser amigo de alguien.
Taracena añade que esas 32 candidaturas se han vuelto un espacio para colocar a familiares y pocos son los que están por su liderazgo interno.