En ese grupo destaca Mario Taracena, que después de 39 años de ser diputado, le dirá adiós a una eventual reelección.
Taracena tenía 26 años cuando llegó por primera vez al Congreso, a la Constituyente. Pero siete años antes había comenzado su carrera política, con el grupo fundador de la Unión del Centro Nacional (UCN).
Fue fundador también del Partido de Avanzada Nacional (PAN); luego se sumó la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y por último formó parte del Grupo Parlamentario de Oposición, que finalmente se convirtió en el partido político Voluntad, Oportunidad y Solidaridad (VOS), del que no aceptó la casilla que le ofrecían para el Parlamento Centroamericano.
En las cuatro décadas que ha sido diputado, Taracena, ha visto crecer y morir muchos partidos políticos, al igual que muchos caudillos que perdieron y recuperaron su poder. Eso lo hace ver la política desde otro ángulo y es lo que expone en una entrevista a Prensa Libre.
Usted tuvo su primer cargo en la élite política a sus 26 años, en la Constituyente. ¿Cómo recibió esa primera experiencia? ¿Qué expectativas tenía al integrar tan importante cargo para su carrera y para el país?
Para mí era un honor. Tenía 26 años, fui electo como jefe de la bancada y tenía una tremenda responsabilidad y había un montón de personalidades conocidos en el mundo político.
Tal vez lo que más aprendí de ellos era la palabra. Político que no tiene palabra, no tiene patrimonio. Y en esos tiempos sí, de verdad, se respetaba la palabra, incluso hay dirigentes políticos para atrás que no cumplieron su palabra y fracasaron, era delicado, cuando uno se comprometía, lo cumplía; no como es ahora, ahora se comprometen en algo, dan la palabra y no lo cumplen y dicen ‘ah es que es político’ pero no, eso es ser un asqueroso político, no un político. Es diferente.
Fue fundador de UCN, del PAN y de ambos partidos salió en medio de conflictos internos. ¿A qué atribuye estos malos finales en estas organizaciones?
El problema que yo tengo es que nunca he podido agachar la cabeza, ha sido un problema de toda la vida, y ese es el problema con los partidos, que quieren gente obediente y que nosotros obedezcamos.
En el caso de la UCN, con Jorge Carpio, yo lo demandé y nos fuimos a tribunales, y le gané; después hice una renuncia pública que comenzaba diciendo ‘renunció porque no tengo vocación de esclavo’.
En el caso del PAN, fui fundador también de ese partido, y estuve ahí hasta que entré en conflicto con Rubén Darío Morales, que se puso con unas babosadas meras feas con personas peligrosas y no quise tener conflictos con esa gente y mejor me retiré. Entonces, yo atribuyo mi salida a eso. Si me convencen con mucho gusto, pero a la fuerza no.
Cuando salgo del PAN, Álvaro Colom me llama y me pide que le ayude en la campaña. Pasé a ser uno de sus coordinadores de campaña y luego me pidió ser el jefe de bancada y ahí comenzó mi recorrido en el único partido del que no fui fundador, pero que de alguna manera sí me reconocieron porque fue a través de la UNE que llegué a ser presidente del Congreso. Hicimos una excelente tarea, a pesar de los momentos difíciles que hubo, pero pudimos cumplir, logramos salir adelante, después entramos en conflicto con Sandra Torres, otra que se cree la dueña del partido, que solo su voz es la que cuenta, entonces pensamos hacer un partido diferente.
Usted renunciaba por no tener vocación de esclavo. ¿Se necesita esta cualidad para tener éxito en la política?
Yo pienso que no, pero lamentablemente hay muchos así, hay rastreros, que no pueden evitarlo. Yo los he visto.
Esta será su última legislatura, ¿Se puede sentir satisfecho con su paso por el Congreso?
Creo que soy un ejemplo de que sí se puede hacer una carrera.
La única vez que tuve distrito encabecé la capital y fui el diputado con más votos en el país, de ahí siempre fui dirigente de Listado Nacional, nunca tuve distrito, pero se me ha reconocido mi liderazgo en la vida política, hasta esto último, cuando los señores Orlando Blanco y Carlos Barreda, que se creen los dueños del partido y deciden por ellos mismos y me mandaron al segundo lugar de la lista del Parlamento Centroamericano y dije que no, que había un compromiso y yo iba encabezando, entonces, prefiero retirarme ya.
Ya son, desde 1984 a la fecha, casi 40 años dedicados a eso. Cansa, agobia, esta vez la gente me intoxicó de una vez por todas, me desencantó, no sé cómo se puede ser así, gente sin palabra.
Me retiro de la política partidaria, electoral, pero como político no sé qué exactamente va a pasar, pero sí tengo acumulada mucha experiencia que puedo aportar, ya veré más adelante que hago.
Hay un discurso acuñado de estudiosos de la política nacional que aseguran que la política se ha deteriorado. ¿Usted cree que esto es cierto, hubo mejores políticos en los 80 y 90?
Totalmente, porque aquí si vienen para peor, no para mejor. Los políticos ahora son comerciantes, empresarios, gasolineros, farmacéuticos, lo que usted quiera, pero no políticos; ¿en dónde está el error? en que las campañas políticas se volvieron carísimas, entonces, lo que sucede es que las bases de un partido salen a buscar al rico del pueblo, y el rico del pueblo es un comerciante, entonces él sabe que en el comercio se debe tener ganancia, ¿a qué llega al Congreso?, a ver qué ganancia obtiene.
Ya perdieron el glamur, antes era así como que se estaba legislando, dizque se discutían los temas en el Congreso, pero ahora sí ya es el descaro total, que lo único que discuten es el negocio, los transes y eso no puede ser, se deterioró completamente.
Por otro lado, también está la gran mayoría del Congreso pisteado, eso es terrible, porque se acabó el debate político, ya solo es poner el precio, es el extremo ahora, hasta nos han contado, porque todo se sabe en el Congreso, que hasta les pasan lista para ver si llegan o no; ya no hay debate, no hay opinión, solo levantan la mano, porque el que paga, manda, eso es terrible.
Cuando se dice ‘están copadas las instituciones”, no es que hayan ido a volar el edificio, no, cuando se dice que están copadas es porque están pisteadas, están compradas ¿por quién? por el Ejecutivo, y eso no hay que perderlo de vista. Así está el Tribunal Supremo Electoral también, así están todos.
Ahora se habla de la cooptación del Estado. ¿Eso es nuevo o siempre ha existido?
Los que están ahorita en el poder tienen la habilidad, porque saben cómo hacerlo. En otros tiempos no lo hacían así, eran ciertos grupos, ciertas personas, pero siempre hubo presión.
Ahora es terrible, acá no hay clase política, lo que hay es intereses económicos, intereses personales, pisto de por medio, y cuando hay dinero de por medio es así.
¿A dónde nos puede llevar esta cooptación política?
Va en picada, cada vez peor. Cuando uno mira a los candidatos que hay, va a ser un grupo de mafiosos y de edecanes.
Dichosos los ojos de los que van a estar allá adentro porque van a ver muchachas bonitas, pero cero intelectualidad.
Si ser diputado es un honor, hay que prepararse, pero como ahora ser diputado es ser tramitador de obras, ofrecer el voto, entonces lo que debe tener claro el diputado es la habilidad para comprar gente y eso no puede ser.
Se deterioró todo y otro problema grave, pero ese sí más grave, es que la democracia la hemos ido sosteniendo poco a poco, y hay una ley electoral que se ha ido componiendo en el camino y ahora tiene otro reto, hay una discusión peligrosa, en este momento es tanto el dinero que les está entrando para la campaña que solo puede existir una competencia leal, entre dos grupos: el dinero del narco y el dinero de la corrupción pública, los demás ciudadanos comunes y corrientes no pueden competir, es una competencia sumamente desleal.
¿Por qué? porque usted reparte 10 obras, el otro reparte mil, usted consigue un trofeo para dárselo a un equipo, el otro regala una moto a la gente, es una cuestión terrible y lo vamos a ver en esta elección, que gracias a que la ley electoral está funcionando, no hemos visto aquellas vastedades de publicidad, no hemos visto postes pintados, árboles pintados, piedras pintadas, pero ya no tarda en arrancar la campaña y vamos a ver una sola cosa, porque hay dos cosas que no se esconden: la pobreza ni la riqueza, y la riqueza la vamos a ver en los partidos grandes, con una exageración de propaganda, y a los pobres partidos enanos ni los vamos a ver.
Es uno de los grandes retos, cómo cerrar eso; porque lo que hicimos en el 2016 fue bueno, no quedó ningún partido sin los alcances del mecanismo de control, que, aunque nos pasamos, se trató de frenar el dinero sucio, el dinero del narco.
El otro gran problema a erradicar, además del narcotráfico y la corrupción es prohibir a los parientes dentro de los comités municipales, departamentales y el comité ejecutivo nacional, con esto se evitarán los clanes familiares, porque si no se rompe esa línea sigue la degradación de los partidos.
Ahora que estamos otra vez en época electoral vuelven a criticar las reformas a la Ley Electoral del 2016, las cuales lideró desde la presidencia del Congreso. ¿Está de acuerdo que hubo errores en esa reforma o sostiene que los cambios eran y son necesarios?
Esa ley fue pasada entre presiones, rodeado el Congreso con las marchas y un montón de diputados en contra porque era más el miedo, fue dificilísimo, hasta con los mismos compañeros de bancada fue difícil. Con todo eso en contra se pudo pasar la ley, una ley que llevaba 10 años discutiéndose.
Que hubo defectos, sí, porque tal vez hay muchas medidas extremas, por ejemplo, para que alguien le de dinero a uno debe ir a firmar cinco, seis libros al TSE y no hay nadie que quiera, entonces lo que sucede es que hay grupos que le dan dinero a un partido pero le dicen ‘no digas que te lo di’, ahí lo que estamos propiciando es la corrupción, ahí nos equivocamos, hay que corregirlo, pero la gran mayoría, más del 90% de la ley está funcionando y la gran prueba, un argumento incuestionable de que está buena, es que los mismos partidos políticos la están atacando, porque machucamos los callos, les dolió, entonces, sí hay que corregir, pero para adelante.
Yo creí que podía dejar un partido que trascendiera, sentar las bases para dejar un partido correcto, porque veníamos de un partido difícil, con Sandra
¿Esos cambios a la Ley Electoral que ahora proponen, como regresar el transfuguismo, flexibilizar las reglas de financiamiento o, incluso, comprar pauta en medios, son propuestas pensadas en el beneficio de la población?
Hay cosas que son aceptables, por ejemplo, cuando alguien se va expulsado del partido no es tránsfuga, eso hay que cambiarlo, pero la prohibición debe quedar clara.
Otro ejemplo es que quieren que se haga la compra de pauta directa a los medios de comunicación, entonces ahí se vuelve la democracia de los ricos, ¿qué quiere decir eso?, que otra vez grupos económicos grandes vuelven a tener el derecho del dinero y a presionar a su candidato y a uno les da dinero, al otro no, como salió a la luz pública en 2015, cuando la Cicig destapó todo ese rastro del dinero, eso se acabó, eso no se da más.
Termina un ciclo en su vida, la política. ¿Bajo qué términos deja usted el Congreso?
Después de trabajar 40 años en la política es difícil dejar la política. desde mi familia me viene la política, ya lo traigo. voy a dedicarme a otro tipo de política, no lo he decidido muy bien. todavía estoy terminando de salirme del partido VOS.
Yo creí que podía dejar un partido que trascendiera, sentar las bases para dejar un partido correcto, porque veníamos de un partido difícil, con Sandra, queríamos un partido diferente a como se manejó la UNE y ahora se convirtió el partido VOS en un partido igual o peor.
¿Su mayor logro político?
Tengo muchísimos, pero tal vez ser presidente del Congreso, haber sido un presidente de los buenos. Mucha gente me lo reconocerá, sobre todo mis enemigos, que han reconocido el trabajo que ahí se hizo por la población. Se hizo lo que tocaba hacer.