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Sello orgánico impulsaría venta de miel guatemalteca al mundo

Certificación otorgaría valor agregado a la apicultura guatemalteca, que apenas exporta US$3 millones al año. No obstante, el Maga y el MSPAS aseguran no tener jurisdicción para llevarlo a cabo. 

Se deben garantizar temas como la producción, sostenibilidad y manufactura para mejorar las exportaciones (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).

Karla Pineda de Paz es una apicultora y propietaria de Comvenser, una empresa que, desde 2006, se dedica a la producción de miel orgánica en Guatemala. Sin embargo, Pineda no cuenta con un sello o certificación que garantice que su producción es orgánica, aunque cumpla con todos los procesos necesarios.

“Yo me tomo el tiempo de explicar, pero sin una certificación no se garantiza que el producto sea orgánico”, expresa la apicultora, quien señala la dificultad de obtener una certificación, considerando los recursos necesarios para ello. Pineda califica los procesos para la obtención de una certificación como difíciles y costosos, por lo que no ha intentado, de manera individual, solicitar una.

Asegura que el mercado actual demanda un producto orgánico, por lo que considera necesario un sello especial para la miel orgánica. La apicultora menciona que actualmente cuentan con un sello blanco, otorgado por el Ministerio de Economía (Mineco), que garantiza la calidad del producto. No obstante, indica que esto no ha mejorado sus ventas.

El sector privado ha expresado la necesidad de un sello especial para la miel orgánica, que funcione como diferenciador en el mercado internacional y agregue valor al producto nacional, contribuyendo así a mejorar la industria apícola guatemalteca. Sin embargo, tanto el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) como el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) aseguran no tener la jurisdicción para llevar a cabo este proyecto.

Necesidad de un sello 

Jacobo Peters, representante de la Unidad de Inteligencia de Mercados en la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), indica que, para la exportación a grandes mercados como Estados Unidos y Europa, se requieren ciertos parámetros que garanticen la calidad del producto y las buenas prácticas durante el proceso. Como respuesta a esto, Peters sugiere que un buen paso es contar con un sello de miel orgánica.

No obstante, Leslie Cutzal, del Departamento de Regulación y Control de Alimentos del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), enfatiza que, al no considerarse la miel orgánica un producto procesado, no es responsabilidad de esa institución crear un sello orgánico. Por otro lado, la doctora Marta Velásquez, del Consejo Nacional de Desarrollo Agropecuario (Conadea), puntualiza que tampoco tienen la jurisdicción para otorgar dicho sello.

Sin embargo, Peters menciona que, en un futuro, es probable que los mercados exijan un certificado para productos como la miel a fin de que puedan ser exportados, y que este sello podría mejorar el posicionamiento de la miel orgánica en Guatemala.

Peters también resalta la necesidad de acompañar el desarrollo de este sello con sostenibilidad, responsabilidad social, manufactura, aumento de producción y negociaciones que permitan alcanzar otros mercados. “Así como el país está exportando productos orgánicos, también lo está haciendo Costa Rica e incluso las colmenas de Estados Unidos. Este sello es el primer paso para habilitar el aumento de exportaciones, pero debemos garantizar otros temas importantes”, argumenta Peters.

Valor agregado a exportaciones 

Guatemala exporta alrededor de 1 millón de kilogramos de miel, destaca Peters. De este total, 400 mil van al mercado alemán y 190 mil al suizo, por lo que casi el 70% de las exportaciones de miel se dirigen a Europa. Este continente, según Peters, tiene una población interesada en el consumo de productos saludables.

“Si lo analizamos a nivel de continentes, Europa representa 170 mil kilogramos de miel, Centroamérica 270 mil, América del Norte 51 mil y Asia 42 mil”, observa Peters, quien destaca que Europa es uno de los principales mercados para la miel guatemalteca actualmente.

No obstante, Peters indica que un sello no es sinónimo de apertura a otros mercados. José Aguirre, coordinador del Comité Apícola en Agexport, advierte que este sello es un valor adicional, pero no una ventaja que pueda cambiar las reglas del juego. Asimismo, Aguirre destaca que una certificación orgánica es difícil de adquirir para un apicultor guatemalteco promedio. “Considerarlo como una estrategia de país puede presentar algunos retos”, reconoce el coordinador del sector apícola de Agexport.

En 2023, según Agexport, Guatemala exportó US$3.3 millones en productos del rubro de la miel, con un volumen que supera 1 millón de kilogramos, alcanzando 11 países y cinco regiones, incluidas Europa, Centroamérica, Asia, América del Norte y el Caribe.

Guatemala exporta aproximadamente 1 millón de kilogramos de miel, de los cuales, 170 mil van dirigidos a Europa. (Foto Prensa Libre: Erick Avila )

Los principales compradores de miel guatemalteca son Alemania (US$1.3 millones), Suiza (US$770 mil), Costa Rica (US$484 mil), Honduras (US$306 mil) y Japón (US$203 mil).

En 2024, de enero a junio, se han exportado US$1.8 millones, con un crecimiento del 80% y 658 mil kilogramos, lo que representa un aumento del 159% en comparación con el mismo período de 2023.

Certificaciones extranjeras 

Actualmente, no se cuenta con un sello específico para miel orgánica en Guatemala, sin embargo, existe una certificación orgánica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la cual es bien vista ante la mente del consumidor extranjero, explica Peters. En este proceso, un agente debe llegar a la empresa e investigar que cuente con los parámetros de calidad e inocuidad. 

No obstante, Aguirre indica que la mayoría de la producción agrícola guatemalteca —de la cual se alimentan las abejas del sector apícola— no está bajo las regulaciones necesarias de pesticidas, por lo que no podría contar con la certificación. Además, una certificación orgánica tiende a ser muy cara y rigurosa, explica Aguirre. “El agricultor promedio es pequeño y esto dificulta el trámite de los certificados”, puntualiza el coordinador del sector apícola de Agexport.

Por ello, apicultores como Karla Pineda, aunque siguen un proceso orgánico, no pueden verificarlo. Pineda indica que han intentado unirse a diferentes asociaciones para facilitar la obtención de la certificación. “No creemos contar con los recursos económicos”, expresa Pineda.

No obstante, Peters señala que existen modelos para obtener este certificado que pueden beneficiar a los pequeños productores. Peters menciona cooperativas, cadenas de valor y alianzas estratégicas con organismos internacionales como formas para facilitar la adquisición de esta certificación.

Los apicultores guatemaltecos pueden optar por certificaciones internacionales para probar que sus productos son orgánicos. (Foto Prensa Libre: Erick Avila)

Falta de fondos

Según Velásquez, es necesario comenzar a concienciar a la población sobre el consumo de miel orgánica, ya que, por sus procesos, puede llegar a ser más cara que una miel procesada. La encargada de Conadea explica que, antes de la pandemia, se había planeado una campaña publicitaria sobre la miel orgánica del país junto con una cooperativa italiana.

“Ya teníamos toda la materia prima”, asegura Velásquez, quien agrega que habían creado códigos QR para colocar en los tarros de miel orgánica, con el fin de que los consumidores conocieran el origen del producto, el apicultor y la región. Sin embargo, no se pudo concretar el convenio entre autoridades, y el dinero invertido en este proyecto se perdió, argumenta Velásquez.

La encargada de Conadea explica que actualmente buscan financiamiento para llevar a cabo esta estrategia, ya que, por el momento, solo cuentan con comunicación interna.

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ESCRITO POR:

Ximena Fernández

Periodista, colaboración especial para Prensa Libre.