Guillén declaró por videoconferencia y fue cuestionado por su labor de asesor y explicó que brindó asesorías de 2012 a 2013 en el Puerto Santo Tomás de Castilla, en Izabal, y allí en la audiencia afirmó que se enteró del funcionamiento de La Línea cuando asesoraba a una empresa privada de Selvyn Abdiel Palma Rodríguez, representante de la empresa Global Logistics, Sociedad Anónima.
El testigo comentó que conoció de la red denominada La Línea en Puerto Santo Tomás de Castilla cuando trabajaba haciendo trámites para Palma Rodríguez quien en ese momento tenían a cargo la estructura de defraudación, junto a otra persona.
Afirmó que el grupo tenía de nombre La Línea porque había una organización ya interna dentro de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), la cual estaba avalada por autoridades de Gobierno y a Palma le habían hablado para que tuviera la disposición de controlarla.
Guillén explicó que Palma le pidió que si quería encargarse de la estructura de ese puerto o que lo orientara de cómo podía tener el control de Santo Tomás de Castilla y le dijeron que si él podía controlar.
Comentó al tribunal que ya sabiendo de La Línea, y que se llamaba así para alinear a la gente de los puertos, administración, autoridades de la SAT y autoridad de Gobierno que avalaba la organización y había que darle seguimiento a lo que se ofrecía a importadores o tramitadores para poder sacar sus mercaderías a un menor precio de lo que eran los valores reales.
Agregó que lo que iba a servir de guía para los procesos era el número de póliza de los contenedores. Añadió que esto se realizó en el 2012 y que cuando Palma dejó el control de la estructura, a finales del año, pues ya todos tuvieron conocimiento que había quedado fuera.
Le dijo al tribunal que luego de la salida de Palma, entraron a controlar La Línea personas del sindicato de trabajadores de la SAT y se sabía que eran de esa organización, pues quitaron todos los administradores interinos que había colocado Palma y llegaron personas adscritas al sindicato, a la mayoría de las aduanas.
Guillén puntualizó que este nuevo personal tuvo el control parte del 2012 y principio de 2013 que él había tenido oportunidad de tramitar contenedores con una persona de nombre Estuardo González, que no es a quien se le conoce como Eco.
Mencionó que este Estuardo González era quien había quedado al frente de la estructura tras la salida de Palma, pero como Guillén todavía tramitaba contenedores con este último y le apoyaba con las importaciones, lograba sacarlos con la ayuda de La Línea, ya con las nuevas personas a cargo, pero dejaron de laborar allí a principios de 2013.
Conoce a Osama Aranki
Guillén contó en su declaración que conoció Osama Ezzat Aziz Aranki dándole asesoramiento en cómo llevar el control de La Línea, en el 2014, y que en enero, febrero y marzo solamente apoyó en trámites de encomiendas, porque había una intervención estatal en los puertos y solo se pudo ingresar los contenedores de este tipo.
Dijo que Osama Ezzat le dio instrucciones que solo trabajara los contenedores de encomiendas, porque los contenedores de mercadería seca, como se le denomina a la demás carga, no se podía trabajar por orden de “los de arriba”.
Guillén también refirió que asesoró nuevamente a Selvyn Palma en mayo de 2014 para su empresa Global Logistics, para tramitar sus contendores dentro de La Línea, y se los ingresaba y reportaba en el informe a Osama Ezzat Aziz Aranki. También señaló que tuvo contactos con Bill Campbell, de la empresa World Cargo, para poder asesorarlo en el tema de La Línea en el 2014.
También asesoró para la empresa de Salvador Montenegro en temas relacionados con el funcionamiento de La Línea a mediados del 2012.
Al ser consultado sobre cuándo había conocido a Osama Ezzat Aziz Aranki, respondió que a mediados de octubre de 2013 en una bodega que era de su negocio en la zona 16 de la capital.
Dijo que una persona a la que únicamente identifica como Aldrin lo lleva al lugar porque no había llevado el dinero completo y por eso le dicen que lo van a presentar con los encargados de La Línea para que explicara por qué no tenía el dinero en efectivo y cabal.
Señaló que allí en la noche, Aldrin le presenta a Osama en la bodega y al otro día ya lo reciben en la oficina y conversan. Recordó que Aldrin le dice a Aziz Aranki que él era el encargado de trámites en Santo Tomás.
En el relato del testigo se menciona que Aldrin le dice a Aziz Aranki que él ya se quiere salir -de La Línea- porque está cansado y no quiere estar cerca de militares porque presionaban mucho y pedían mucha “plata”, pero que si él quería podía seguir trabajando allí le dejaba a Guillén, porque “éste está hambriento y quiere pisto”.
Luego de eso, Aldrin deja en el lugar un libro y se va de la reunión, entonces ya solo queda Aziz Aranki y Guillén, quien expone el trabajo que hacía para La Línea y por qué la recaudación estaba tan baja en Puerto Santo Tomás de Castilla, pues quería saber porque le habían encomendado un proyecto para elevar la recaudación en las aduanas en cuanto a importaciones y que si Guillén quería apoyar.
“Yo le respondo que estaba bien, que iba a hacer las consultas con las empresas que estaban saliendo de aduanas sin impuestos y de qué forma se podía encausar a estos importadores para que pagaran, a lo que él me responde que está bien y que quería un informe de eso”, dijo Guillén.
Recuerda que Aziz también le dijo que podía seguir trabajando en lo que hacía, así lo apoyaba a él y seguía ganando.
Comentó que en noviembre y diciembre trabajó con él y le hizo reportes de contenedores hasta que cayó la intervención del Gobierno en los puertos y que siempre le llevó el reporte y el dinero que recolectaba de los sobornos que recibieron para sacar los contenedores de encomiendas.
Contó que en una semana podían recaudarse unos Q100 mil en sobornos y era lo que Guillén le llevaba a la oficina a Aziz Aranki.
Cómo se repartían los sobornos
Guillén afirmó ante el tribunal que él consignaba en los reportes que le hacía a Mynor Pineda los montos totales de lo que era la casilla de envío o “cola”.
Contó que un 20% de los ingresos era para el administrador de la aduana de Santo Tomás de Castilla, y él tenía que repartirse con los coordinadores de rampa de cada turno y los técnicos aduaneros que estaban en ese momento encargados de rampa de revisión y el 5% para la cuota del encargado externo, que era el propio Guillén.
Apuntó que Mynor Pineda no pedía más desglose de de esos porcentajes porque él hacía el resto, es decir el 75%.
Recordó que en pláticas Pineda decía que el 62% de ese resto era “para lo de arriba” y para “el señor JC”, que en ese tiempo ya todos sabían que era Juan Carlos Monzón, en ese tiempo secretario privado de Roxana Baldetti.
Otro 2% lo adjudicaba a Estuardo González, “Eco”; 5% que se le daba a la autoridad en turno en la SAT y otro 5% se lo quedaba Osama Ezzat Aziz Aranki, pero de allí él decidió quitar el 1% era para manejo de la oficina. Otro 1% era asignado a Omar Nájera, según lo decía Mynor Pineda.