Justicia

Fraudes y estafas se incrementaron durante la pandemia

Grupos criminales en todo el mundo han creado nuevas formas para obtener dinero y datos de sus víctimas para estafarlas.

Fingir un robo de celular para hacerse con el número es una de las estafas más comunes.

Fingir un robo de celular para hacerse con el número es una de las estafas más comunes.

Existen personas que sacaron provecho de la pandemia, pero no para algo bueno. Han buscado beneficios económicos a costa de estafas, para lo cual aprovechan la necesidad financiera, desinformación y confusión entre la población para engañarla.

A Marcela López le escribió por WhatsApp una persona que se identificó como su tía que vive en Canadá. El número tenía la foto de perfil y el nombre de su familiar y era extranjero. Ella recién cambió de teléfono porque lo perdió, y muchos de sus contactos no fueron trasladados de un equipo a otro, por lo que confió en que sí se trataba de su tía.

Su supuesta tía la trató de “mija linda” o “mamaíta”, como acostumbraba hacerlo, pero esta vez le escribió para contarle que había perdido su vuelo en un aeropuerto de Panamá, pues viajaba a Guatemala de sorpresa, y que sus maletas iban para Sudamérica. Además, había extraviado su bolso, por lo que le pidió que se comunicara con el personal de una aerolínea para gestionar la devolución de su maleta, mientras ella arreglaba lo del extravío de sus documentos y dinero.

Marcela recibió un contacto por parte de su “tía” para tramitar lo de las maletas, y ahí le explicaron que debía trasladar un “sobrecargo” de US$380 a una cuenta bancaria. Hizo el pago, mientras su tía insistía en que cancelara. A medida que iba platicando con el contacto, insistía en que llevaba US$11 mil sin declarar en la maleta, por lo que debía pagar más de US$400 para devolverlas.

No tuvo que pagar finalmente, pues su madre llamó a la verdadera tía en Canadá y esta le dijo que no tenía ningún plan de viaje. Estafa revelada.

“Pienso que debieron haber jaqueado la cuenta de facebook de mi tía o nos espiaban por esa red social, porque casi no hablábamos por WhatsApp. Me trataban como ella lo hace. Tenían un conocimiento previo”, refiere, y cuenta que les compartió su número de DPI y dirección a los estafadores porque le indicaron que llevarían las maletas a la casa, debido a la pandemia.

Este caso no engrosa las estadísticas de estafas que investiga el Ministerio Público, ya que Marcela dio positivo a covid-19 en los siguientes días y no presentó denuncia. Está a la espera de recuperarse para hacerlo.

La popularidad de las redes sociales facilita a los criminales información y datos para aprovecharse de sus víctimas. Edwin Pop, jefe fiscal de la Unidad de Estructuras Criminales del Distrito Metropolitano del MP, explica que tienen conocimiento de este tipo de estafas, pero aún no tienen una denuncia en su unidad, que investiga esos delitos en la capital.

Alertas

La Oficina Europea de Policía (Europol) advirtió el año pasado de que los delincuentes aprovecharían la crisis por el covid-19 para aumentar actividades como el cibercrimen, fraude o falsificaciones. También la Policía Internacional (Interpol) reforzó la alerta y reitera que las personas deben cuidarse de los estafadores que solicitan que se transfiera dinero por algún servicio inexistente.

La Unidad de Estructuras Criminales recibió 210 denuncias de estafas en línea el año pasado. Las cifras aumentaron porque en el 2019 fueron 165 —27.2% más— y en 2018 135 —55.5% más—. Pop señala que el incremento se debe a que durante el confinamiento muchas personas han hecho compras y ventas en línea.

También, debido a la crisis económica originada por el cierre o pérdidas de empleo, las personas se vieron obligadas a vender aparatos electrónicos o vehículos para sobrevivir, pero fueron estafadas. Los fraudes se dieron en doble vía, comprador o vendedor estafado.

El fiscal indica que han identificado otras formas de estafa, como el anuncio del envío de paquetes por mensajería, entrega de maletas olvidadas o extraviadas durante vuelos o en aeropuertos o se les informa que ganaron un vehículo y efectivo.

La estafa de los paquetes por mensajería consiste en que supuestos familiares o amigos agregados en las redes sociales le escriben a la víctima desde un perfil nuevo para informarle que le han enviado una encomienda, pero debe pagar una cantidad por el envío.

Después se comunica el supuesto mensajero para decir lo mismo que le informó su conocido o familiar, para confirmar el pago. Al sospechar que podría tratarse de una estafa, muchas personas se comunican directamente con quien supuestamente les envía el paquete y resulta que se trata de un engaño. El denominador común es que los países de donde provienen los paquetes son de Europa.

La otra estafa que han detectado las autoridades es que mediante mensajes de texto se les informa a las personas que ganaron un picop de reciente modelo y miles de quetzales durante un sorteo, pero para recibir el premio deben “actualizar” datos para transferir el dinero a una cuenta bancaria y para pagar los impuestos del automotor.

La Fiscalía conoce de casos de personas que dieron los datos de sus cuentas bancarias y además de defraudarlas con el pago de los impuestos los delincuentes retiraron dinero.

“Esas fueron las dos modalidades —courier y canjes de automóviles y dinero— que se dieron durante el tiempo de la pandemia. Al igual que las de internet, las personas ponían a la venta vehículos y las contactaban para indicarles que les harían el depósito, les llegaba la notificación y cuando llegaban al banco les informaban que el cheque no tenía fondos porque era robado o porque la cuenta estaba cancelada”, afirma el fiscal.

Sin denuncias

Estafadores han aprovechado el miedo al covid-19 para lucrar con supuestas curas y vacunas. En marzo del 2020, Rodolfo García, supuesto médico, ofreció en Chisec, Alta Verapaz, una jornada de vacunación contra el nuevo virus, por medio de un video difundido en las redes.

Para esa fecha no existía vacuna efectiva. García fue capturado y las autoridades le decomisaron un picop con cajas de medicamentos.

Ivanna*, quien vive en el extranjero, recibió mensajes de amigos cercanos que preguntaban si se encontraba bien, pues recibieron notas vía facebook o WhatsApp desde un perfil con su su nombre y foto en los que les pedía datos personales, número de teléfono y dirección.

Ningún amigo cayó en el engaño. Ella no denunció por la poca confianza que tiene en el sistema. Sus amigos solo reportaron la cuenta e Ivanna alertó a sus contactos.

Por estos y otros casos, Pop insta a la población a cuidar sus datos personales en las redes sociales, o que vayan al banco de una vez a corroborar que los cheques tengan fondos o que las cuentas bancarias existen y estén activas. Además, solicitar al supuesto vendedor o comprador de un bien documentos de identificación, para conocer a la persona con quien hablan y no ser sorprendidos el día que lleguen a vender o comprar el artículo que estén negociando.

*Nombre ficticio

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