El concepto fue utilizado por primera vez en un marco jurídico por el tribunal militar internacional de Nuremberg en 1945, en la pieza de acusación contra dirigentes nazis, finalmente condenados por crímenes contra la humanidad.
En el derecho internacional, el genocidio es reconocido desde 1948 por la Convención de las Naciones Unidas, al enumerar una serie de crímenes cometidos “con la intención de destruir, en todo o en parte, un grupo nacional, étnico, racial o religioso”.
Así, la matanza de miles de armenios en 1915 fue recocida por la ONU en 1985 como un genocidio.
La matanza en Ruanda en 1994, que dejó un saldo de 800 mil muertos, dio lugar a la creación del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, instancia que pronunció una veintena de condenas por el cargo de genocidio.
El Tribunal Penal Internacional (TPI) para la ex Yugoslavia publicó en 1995 el acta de inculpación del general serbobosnio Ratko Mladic en particular por genocidio en la matanza de Srebrenica.
La masacre de unos 8 mil adolescentes y hombres musulmanes en Srebrenica (Bosnia) en julio de 1995 es el único episodio de las guerras en la ex Yugoslavia calificado de “genocidio” por el TPI.
El Tribunal Internacional de Justicia (TIJ), la máxima instancia judicial de Naciones Unidas, confirmó a finales de febrero de 2008 que esta matanza fue un genocidio.
En Camboya, dos exdirigentes del régimen extremista de los Jemeres Rojos (1975-1979) son procesados por genocidio y crímenes de guerra por un tribunal apoyado por la ONU.
En tanto, el presidente sudanés Omar el Bechir es objeto de un mandato de arresto por parte del TPI por los crímenes cometidos contra civiles en Darfur, aunque una comisión de la ONU concluyó en 2005 que no se trató de genocidio, ante la ausencia de una intención real en este sentido por parte del gobierno central.
El TPl, con sede en La Haya, es el único tribunal penal internacional permanente encargado de juzgar a los autores de genocidio cometidos después de 2002.