La cocaína estaba separada en cientos de paquetes del tamaño de un ladrillo, de dos kilogramos cada uno, empacados en plástico.
Dicha publicación reporta que la policía catalana investiga cómo casi media tonelada de droga accidentalmente terminó por ser enviada a España. Los empleados llamaron a la policía local cuando notaron empaques sospechosos y bolsas deportivas que no deberían estar en el contenedor.
“Estábamos descargando contenedores cuando notamos varios empaques de una sustancia que no se suponía debía venir”, dijo el dueño a El País. Atrás de esos empaques había 18 bolsas deportivas a las que les empacaron los paquetes de la droga.