“En América Latina lo que ocurre en un país puede incidir en los demás, ocurre como un efecto cascada“, dijo y mencionó algunos ejemplos, como los procesos al chileno Augusto Pinochet o el peruano Alberto Fujimori, así como los juicios a varios líderes de la junta militar argentina.
Aseguró que el valor de un juicio y una condena de este tipo van más allá de las fronteras guatemaltecas y hace reflexionar a otros países de Latinoamérica con situaciones similares, pues es “histórico” y “muy importante” para las víctimas.
La condena a 80 años por genocidio a Ríos Montt fue dictada el 10 de mayo de 2013 y significó el primer fallo de este tipo dado por un tribunal nacional a un expresidente en América Latina, pero fue anulado diez días después por la Corte de Constitucionalidad.
Ríos Montt fue declarado culpable del delito de genocidio por el asesinato de 1 mil 771 indígenas de la etnia ixil en Quiché, entre en 1982 y 1983, durante su régimen de facto en plena guerra civil.
Diez días después de que Rios Montt fuese condenado, la Corte de Constitucionalidad (CC) anuló la sentencia y ordenó retrotraer el caso y realizar un nuevo juicio, que está previsto que comience en enero de 2015.
Durante el proceso contra Ríos Montt, la exfiscal, que hoy dará en Madrid una conferencia bajo el título “Genocidio y violencia sexual”, logró también probar su responsabilidad en la violación masiva de mujeres y niñas, otro logro histórico para un tema que Paz y Paz considera “tabú” en la región.
“Durante el proceso nos dimos cuenta que la violencia sexual era un tema subterráneo, se logró romper el silencio al respecto y los testimonios de sus víctimas no se pudieron ignorar, fueron muy importantes en el juicio”, aseguró.
Llegar a este punto requirió un cambio estructural en el Ministerio Público, el cual dejó cifras de reducción de la impunidad de entre 93 y 70 por ciento, según dijo la presidenta de la Asociación de Mujeres de Guatemala AMG, Mercedes Hernández.
En el caso de la violencia sexual, Paz y Paz destacó la labor de los equipos jurídicos, el acompañamiento de las organizaciones sociales y la importancia que los medios de comunicación dieron al tema.
Durante su desempeño al frente de la Fiscalía General, la jurista dijo que se demostró que es posible “ser independiente” a la hora de investigar el crimen en ese país, pero que es una labor que tiene un costo alto e insistió en la importancia de que se continúe con las reformas y casos que se iniciaron durante su periodo.
Paz y Paz se refirió a 14 mil casos de tortura durante los 36 años de guerra civil en Guatemala, por lo menos 1 mil 500 de ellos con violencia sexual.
El trabajo de Paz y Paz ha sido reconocido con el Premio de Derechos Humanos del Washington Office on Latin América y el Premio Vital Voices al Liderazgo Global 2014, y fue nominada al Premio Nobel de Paz en 2013.