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La Policía asigna más agentes al cuidado de escuelas por el reclutamiento de pandillas

La Policía integró 100 agentes más al programa Escuelas Seguras, para el resguardo de 24 centros educativos hostigados por criminales.

La PNC incrementó el personal en las afueras de centros educativos debido al acoso de las pandillas.(Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Aunque distintas instituciones han tomado acciones para evitar que las pandillas recluten estudiantes en los centros educativos públicos, el problema siempre resurge conforme avanza el ciclo escolar, reconocen autoridades policiales y entidades que buscan erradicar este problema.

Pero el problema crece y el reclutamiento de menores no solo es en las escuelas, sino en campos de fútbol de colonias populares, afirman investigadores de la División Nacional Contra el Desarrollo Criminal de las Pandillas (Dipanda), de la Policía Nacional Civil (PNC).

El movimiento de los reclutadores de pandillas, según los investigadores policiales, ha sido más frecuente en establecimientos de las zonas 1, 6, 18 y 24, donde se encuentran los “planteles educativos priorizados”, debido a que “son los centros de dónde provienen los adolescentes en conflicto con la ley”.

Según delegados del área de Reinserción de la SBS, uno de los factores por los cuales los menores de edad se integran a las pandillas son los hogares desintegrados. La gran mayoría de adolescentes solo crecen con su madre y a corta edad se le asignan tareas que no les corresponden, como trabajar o cuidar a sus hermanos.

“Se otorga seguridad perimetral en las escuelas que han tenido problema por el hostigamiento de pandillas, aunque cuando ven que hay personal de seguridad, los criminales se mueven a otros establecimientos”, afirma un investigador.

“El problema del reclutamiento de alumnos en escuelas e institutos sigue, algunos centros educativos están bajo el control del barrio 18 o de la Mara Salvatrucha”, advierte Verónica Galicia, jueza de Ejecución del Juzgado de Niñez y la Adolescencia.

Fue hace 8 años cuando se comenzó a trabajar en un programa de prevención del delito en el que se le otorgaba apoyo a siete escuelas e institutos por la presencia de las pandillas, recuerda Galicia. Sin embargo, afirma que el problema ha crecido y ahora son 24 establecimientos que reciben el apoyo de las autoridades policiales y otras entidades por el acoso que estos grupos tienen hacia los estudiantes, principalmente en el departamento de Guatemala.

Actualmente suman 10 instituciones, entre dependencias del Estado y entidad privadas, las cuales trabajan en planes de prevención para erradicar la presencia de pandillas en los establecimientos educativos, puesto que también se ha determinado que hay alumnos que ya pertenecen a esos grupos antisociales y tienen como misión continuar con el reclutamiento.

La PNC, la Secretaría de Bienestar Social (SBS), el Juzgado de Niñez y Adolescencia y otras entidades, tienen como funciones visitar las escuelas e institutos para concientizar a los alumnos y padres de familia sobre cómo prevenir que los menores se inmiscuyan en las maras.

Albergados

Entre los programas de apoyo para la prevención del delito está el de Intervención Juvenil, de Tony Méndez, un guatemalteco que en los últimos dos años ha proporcionado albergue a cinco alumnos, cuya vida se encontraba en peligro debido a las amenazas de las pandilleros.

Méndez nació en Guatemala pero migró a California, EE. UU., donde se involucró en el consumo y venta de drogas, por lo que fue enviado a prisión en varias ocasiones. Cuando regresó a Guatemala fundó el Programa de Intervención Juvenil, cuya finalidad es alejar a los jóvenes de las pandillas y las drogas, por medio de charlas motivacionales y cursos para desarrollar habilidades laborales.

“Con el cambio de autoridades en la Secretaría de Bienestar Social, no hemos empezado a trabajar como se debiera, por lo que Tony empezó a trabajar solo con un pedagogo y un psicólogo que ya colaboró en los equipos técnicos de esa Secretaría”, indicó Galicia.

“También recibimos apoyo de Ministerios Ebenezer, que nos han dado 150 voluntarios, porque no podemos dejar de lado el área espiritual”, agregó la jueza.

Por ahora, una de las principales acciones de la PNC es revisar mochilas en el ingreso de los centros educativos para evitar que los estudiantes porten armas y drogas.

Las charlas también se imparten a los padres de familia, puesto que en la mayoría de casos, no se enteran cuando su hijo se incorpora a las pandillas por voluntad propia o por amenazas, afirman los agentes de Dipanda.

Más personal

Este año se integraron 100 agentes más al programa de Escuelas Seguras de la PNC, que en 2023 tenía 70.

Belter Zúniga, oficial de la Unidad de Prevención del Delito, dice que el incremento del personal obedece a reforzar la seguridad perimetral en establecimientos educativos que han denunciado el reclutamiento de alumnos por parte de pandillas.

“Estos agentes tienen dos funciones, la seguridad perimetral en el ingreso y salida de estudiantes, y el desarrollo de los programas para incentivar a los alumnos a no cometer ilícitos”, refirió.

Sobre por qué no se puede detener el reclutamiento de las pandillas, Zúñiga afirma que es un tema difícil que tiene que ver con la ubicación de los establecimientos, principalmente si están en zonas rojas o conflictivas.

“Se requiere una intervención multidisciplinaria. Tiene que ver con el tema del hogar, dependiendo del modelo de crianza que se tenga desde la casa”, acotó.

Las autoridades policiales han indicado que mediante regalos o dinero los antisociales convencen a los adolescentes para que trasladen armas, drogas o entreguen teléfonos para exigir el pago de extorsiones.

Los menores de 13 y 18 años que cursan sexto primaria y nivel diversificado se han convertido en un objetivo atractivo para ser reclutados por las pandillas, un problema que se agudizó con las clases presenciales y del que muchos padres podrían no estar enterados, indicaron los expertos.

También mencionan que la mala comunicación en la familia es una oportunidad que las pandillas aprovechan para “escucharlos, cobijarlos y que sientan que tienen un papel importante” en el grupo.

ESCRITO POR:

José Manuel Patzán

Periodista de Prensa Libre especializado en temas de seguridad, con 18 años de experiencia en periodismo escrito, radial y televisivo. Reconocido con el premio Periodista del Año de Prensa Libre en 2016.