Los hechos criminales que se vinculan con este grupo delincuencial ocurrieron entre el 2010 y el 2012.
Entre las víctimas hay custodios del Sistema Penitenciario, comerciantes, pilotos del transporte público y dueños de viviendas que se opusieron al pago de extorsiones.
En las pesquisas, el MP desveló que desde la cárcel de alta seguridad El Boquerón, ubicada en Santa Rosa, se formó un Consejo de Nueve, cabecillas que tenía el control de la pandilla a escala nacional.
El MP estableció la identidad de los cabecillas de la organización criminal por medio de métodos especiales de investigación, como escuchas telefónicas, colaboradores eficaces, testimonios de víctimas, testigos protegidos y expandilleros, quienes en su mayoría admitieron que existía un consejo que discutía sobre los asesinatos y que las decisiones venían de arriba hacia abajo.
Mientras los cabecillas permanecían en prisión utilizaban la visita de familiares o amigos, incluso abogados, para hacer llegar su mensaje. Una de las características de esta pandilla es que tiene capacidad de logística y es específica para cometer sus fechorías.
*Con información de Jerson Ramos