Esto genera violencia, por la lucha de poder entre facciones, pues los líderes del cartel se enfrentan a quienes buscan desplazarlos para controlar regiones, refiere la Fiscalía.
GENTE CERCANA
Un investigador citó como ejemplo de los movimientos el caso de Juan Alberto Ortiz López, alias Chamalé—extraditado a Tampa, Florida, para enfrentar acusaciones de narcotráfico—, debido a que después de su captura esta estructura se dividió. Uno de los fragmentos era liderado por Félix Pimentel López —capturado el 8 de diciembre del 2013—.
Tras su arresto, un lugarteniente de Pimentel se apoderó de una parte del trasiego en el litoral del Pacífico —Puerto de Champerico, Retalhuleu, hasta el Puerto de Ocós, San Marcos— y se le vincula con el cartel de Sinaloa.
La segunda facción se encuentra supuestamente bajo el dominio de parientes de Ortiz López; ambos grupos coexisten en el litoral del Pacífico.
En el expediente de extradición de Chamalé se señala que durante la operación Panamá Express se logró establecer que era uno de los traficantes con más alto “rango” en Guatemala.
Otra organización dedicada al narcotráfico que se encuentra en poder de familiares y amigos exescoltas es la de Juan León Ardón, alias Juancho —muerto en marzo del 2008—.
Según el Servicio de Análisis e Información Antinarcótica, esa estructura está actualmente integrada por más de 80 personas, incluidos familiares.
También —según la Fiscalía— tienen gran cantidad de empleados a cargo de la seguridad y transporte, su área de operación abarca Izabal, Zacapa, El Progreso, Chiquimula y parte de Petén.
De igual manera, el MP considera que allegados a Waldemar Lorenzana Lima, alias el Patriarca —extraditado el 18 de marzo a Nueva York—, aún mantienen el control de ciertas rutas para el trasiego de alcaloides en Zacapa, Chiquimula, Izabal y Petén.
Actualmente se encuentra prófugo Haroldo Lorenzana, contra quien también pende una solicitud de extradición a EE. UU.
Otro de los casos es el de Mario Ponce Rodríguez —condenado a 25 años de prisión en EE. UU. por tráfico de drogas—, en el cual los investigadores están tras el rastro de su hermano llamado Jorge, quien estaría en control de la red, que predomina en Morales, Izabal, parte de Petén y Honduras.
Hasta la fecha, seis propiedades de la familia Ponce Rodríguez han sido decomisadas y se encuentran en proceso para la extinción de dominio.
RIVALIDADES
Además se reveló a Prensa Libre que entre los “herederos” de las narcorrutas aparecen amigos íntimos de los capos, así como jefes de su seguridad. Según aclaran los investigadores, para los últimos es más complicado el ascenso porque tienen que pelear para lograrlo y obtener un mando reconocido.
Esto conlleva la formación de pequeñas células que “tumban” —roban— los cargamentos e intentan apoderarse de las rutas de droga que estaban en control de los capos caídos, y para ello hacen uso de la intimidación y la violencia.
Los agentes antinarcóticos no tienen una cifra de las células que operan en el país, pero tienen indicios de que hay un incremento de grupos debido a la atomización.
Trasiego aumenta
Pese a las incautaciones de estupefacientes en los últimos dos años y las capturas de capos, la Fiscalía contra la Narcoactividad reconoce que el tráfico de drogas continúa.
Una fuente considera que esto se debe a la fragilidad de las fronteras del país con Honduras, El Salvador y México, lo cual facilita el trasiego.
Otro factor colateral es la falta de empleo, lo cual causa que personas opten por involucrarse en las estructuras que se dedican al trasiego de drogas, por la forma fácil de obtener dinero en grandes cantidades.
Solo en mayo último la Fiscalía y la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica (Sgaia) incautaron 163 kilos de cocaína y dos mil 162 libras —981 kilos— de anfetaminas y 780 libras —354 kilos— de metanfetaminas.
Paquete de cocaína certificado
Hacen constar procedencia
Al parecer, a los carteles de la droga ya no les basta solo con indicar a sus compradores que la cocaína procede de Colombia, sino que ahora le colocan un sello que lo garantice.
Durante la incautación de estupefacientes en la portuaria Quetzal, la Fiscalía contra la Narcoactividad y agentes de la Sgaia descubrieron que los paquetes traían un sello en que se leía: “Se produce con manos colombianas”, lo cual va relacionado con la pureza de la cocaína y su valor en el mercado.
El letrero está colocado sobre los colores de la bandera de Colombia.
También se ha logrado establecer otros “sellos”, como en el decomiso de 174 libras —69 kilos— de cocaína en un potrero de la aldea Monterrico, Moyuta, Jutiapa, cuyos paquetes traen la figura de un pez payaso.