Justicia

Narcotráfico: Cómo la guerra de carteles en Chiapas impacta en los municipios fronterizos con Guatemala

Mientras en Guatemala han ocurrido incidentes armados en municipios de San Marcos, Huehuetenango y Petén, en el estado de Chiapas, México, se libra una guerra de cárteles de la droga.

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La frontera común de Guatemala y México en los departamentos de San Marcos, Huehuetenango y Petén y el estado de Chiapas, es escenario de una lucha de los cárteles de la droga. (Foto Prensa Libre: cortesía Ernesto Muñoz / El Sol de México).

La frontera común de Guatemala y México en los departamentos de San Marcos, Huehuetenango y Petén y el estado de Chiapas, es escenario de una lucha de los cárteles de la droga. (Foto Prensa Libre: cortesía Ernesto Muñoz / El Sol de México).

“La situación en la frontera de México con Guatemala es crítica en términos de violencia. Desde julio de 2021 se ha desatado una guerra entre grupos del crimen organizado que pelean por el control territorial y las economías legales e ilegales que dejan amplias ganancias”.

Lo anterior es parte del informe Chiapas, un desastre. Entre la violencia criminal y la complicidad del Estado, del centro de derechos humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) con sede en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, uno de los pueblos mágicos que en la actualidad está bajo ataques de cárteles del narcotráfico.

En el documento del Frayba establecen que todo esto ha dejado como saldo principal a víctimas civiles, pero también un desplazamiento forzado de comunidades y personas.

Sin embargo, pese a esas circunstancias, según el centro Frayba “apenas existen registros de estas violaciones sistemáticas de derechos humanos debido a la falta de garantía en materia de seguridad existentes en este territorio”.

Familias desplazadas

Algunos medios locales hablan de miles de personas desplazadas en la región. “Un sinnúmero de ejidos y comunidades han quedado atrapadas en los enfrentamientos y el control; familias enteras han sido despojadas de sus bienes y propiedades, y, ante el riesgo a su vida y su seguridad, se ven obligadas a huir”, cita el informe 2023.

Chiapas, como Guatemala, vive una intensa lucha contra compañías extranjeras que obtuvieron licencias de exploración y explotación de tierras. Tareas vinculadas a la minería. Y junto con esa incertidumbre de la población, se ha sumado los grupos paramilitares, los cárteles de la droga y otros que se relacionan con actividades como las de las pandillas de Centroamérica.

El periodista mexicano, Rivelino Rueda, que recorrió municipios mexicanos fronterizos con Guatemala durante más del 2 al 15 de julio pasado publicó una serie de reportajes en el diario El Sol de México, y en donde evidencia lo que el centro Frayba ha documentado desde hace más de dos años.

En Chiapas hay una guerra entre los cárteles narcotraficantes Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de Sinaloa (CDS). Rueda confirma en la serie de reportajes que muchas de las carreteras, con excepciones de autopistas principales, están tomadas por grupos paramilitares que controlan el paso no solo de vehículos, sino de personas migrantes, armas y drogas.

“La crisis que se vive en muchos de los municipios de Chiapas es por aquellos grupos que se disputan la plaza, que es la puerta de entrada a México de la droga que llega de Colombia y avanza por Honduras y Guatemala”, explicó Rueda.

¿Menos avionetas aterrizando?

De hecho, mientras en Guatemala se habla menos del aterrizaje de avionetas cargadas con droga, el trabajo periodístico de Rueda determinó que lo están haciendo ahora en territorios de Chiapas. Hasta ese punto llega la cocaína que luego trasladan vía terrestre al resto de lugares.

La inseguridad, los enfrentamientos armados violentos, ocurren cuando se “tumban entre ellos, cuando se disputan la droga”. De hecho, muchos hechos han alcanzado a Guatemala y han ocurrido no solo en Huehuetenango, San Marcos y Petén, que colindan con México, sino que también en el recorrido que hacen cuando ingresan desde el Pacífico hondureño.

Es por eso que, en el lado mexicano, muchas comunidades han comenzado a desplazarse a lugares más seguros. El informe del Frayba 2023 revela que “tras la salida, los destinos del desplazamiento van desde la cabecera municipal de Frontera Comalapa, hasta municipios vecinos como Motozintla, Tzimol, Comitán, Tuxtla Gutiérrez y comunidades en Guatemala, en casa de familiares o en espacios rentados, con todo lo que implica en término de precariedad y hacinamiento”.

El análisis que hace esta organización de San Cristóbal de Las Casas concluye que por el contexto que empujó a las familias o personas al desplazamiento forzado, y ante el temor de las amenazas de los grupos del crimen organizado, no denuncian en las fiscalías ni realizan denuncias públicas; sino prefieren mantenerse en el anonimato y evitar el riesgo de ser desaparecidas o asesinadas.

El gobierno de los Estados Unidos ha alertado de las implicaciones que tienen los cárteles de la droga en la frontera en común. De hecho, le han advertido a sus ciudadanos no visitar las zonas donde se reportan enfrentamientos entre grupos armados.

Las autoridades guatemaltecas niegan que haya un avance de los cárteles mexicanos hacia el país, pero las poblaciones, en redes sociales, han evidenciado la situación crítica que se vive en aldeas y municipios fronterizos en San Marcos, Huehuetenango y Petén.

De hecho, desde mediados de julio comenzaron a circular mensajes en redes sociales en donde se alertaba de la presencia de grupos criminales mexicanos en Ayutla, San Marcos. El 20 de julio atacaron la casa de la alcaldesa electa, Isel Súñiga, más tarde, entre el 23 y 31 de agosto, asesinaron a cuatro agentes de la Policía Municipal.

Ante esto, la PNC y el Ejército reforzaron la seguridad en la zona, y aseguran que no descartan que quienes estén detrás de los crímenes sean células de cárteles mexicanos, o guatemaltecos. Investigan los extremos.

 

Se expande la operación ilegal en Chiapas

El periodista Rivelino Rueda documentó que en el área recorrida en territorio chiapaneco el crimen organizado ha expandido sus operaciones en el tráfico ilegal de migrantes, la trata de personas, el trasiego de drogas, de armas y de combustibles, entre otras ilegalidades.

Rueda recuerda que entre los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, el cártel de Los Zetas irrumpió en Chiapas de la misma forma, y, de hecho, avanzó hacia Guatemala con violencia. Algo parecido ocurre ahora, aunque tiene otros matices y otras implicaciones porque se han formado más grupos criminales en la zona.

“Tapachula, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de Las Casas y Comitán de Domínguez ha impactado el negocio del robo de combustibles, del tráfico de armas, entre otros”, explicó Rueda a Prensa Libre.

Halcones vigilantes

Todos estos flagelos aquejan a la población porque las fronteras comunes son porosas, sin garitas, sin control, con ciertas excepciones como las de Tecún Umán (Ayutla) y Ciudad Hidalgo (Suchiate) donde el flujo de migrantes de todas las nacionalidades avanza hacia México.

“Acá es más evidente el movimiento de migrantes, de comerciantes que atraviesan el río para traer producto de contrabando”, relata.

La dinámica es la de no revisar nada, de pocos controles, de puntos ciegos por donde pasa de todo, migrantes, droga, armas y productos alimenticios.

Rueda comentó que lo que sí se ve mucho en el área que recorrió son “halcones”, vigilantes que conducen motocicletas y se encargan de enganchar a migrantes o pasar información de quién circula por el área.

Esta tarea se ha extendido, según información de autoridades guatemaltecas, a rutas de Huehuetenango y de San Marcos, cercanas a los municipios fronterizos como La Democracia, Nentón y La Libertad en Huehuetenango y Tacaná, Tajumulco e Ixchiguán en San Marcos.

Donde sí hay vigilancia del Ejército, de la Guardia Nacional y otras entidades federales, es en la ruta Tapachula, Arriaga y Tuxtla Gutiérrez. “Ahí hay controles carreteros”, aseguró Rueda.

Caso contrario ocurre en la Sierra de Mariscal, que conduce hacia Motozintla, cercano a Tacaná, San Marcos, por ejemplo, o Frontera Comalapa, fronterizo con la aldea La Mesilla, La Democracia Huehuetenango.

Por esta ruta se libran batallas entre el CJNG y el CDS. “La gente no quiere hablar, hay esqueletos de carros incendiados, pero la gente tiene temor de contar qué ocurrió. En esa franja ha habido levantamientos y desapariciones”, indica.

Los clanes vinculados a los cárteles reclutan a población civil para tener presencia. “Lo que comentan y reconocen las personas allá es que están los grupos del crimen organizado están creando una base social, aprovechando la extrema pobreza”.

Del lado mexicano las personas hablan de Los Huistas, el clan que ha operado desde hace años en Huehuetenango, y sus líderes están prófugos, y algunos diputados guatemaltecos han sido sancionados por Estados Unidos por sus vínculos con esa agrupación.

“Las personas hablan de Los Huistas, de supuestos kaibiles que llegan a territorio mexicano a entrenar a los grupos paramilitares. Eso es lo que se escucha al estar en esta zona”, dice el periodista Rueda. Estos operan, en su mayoría, en la frontera de Petén.

En Chiapas se libra una guerra por el trasiego de drogas, de armas, de migrantes, por los recursos naturales y el control de estos. “Es notorio”, dice Rueda. Incluso, advierte, se debería verificar si hay presencia de “la mafia rusa. En Tapachula estuvimos tres días y vimos que en los hoteles hay anuncios en inglés, español y ruso”, relató.