Por este caso están procesados Marciano Rivera Valdez, el padrastro, y Albertina Recancoj Chum, la progenitora. La pareja fue capturada cuatro años después, en diciembre del 2015, de acuerdo con los registros de la Policía Nacional Civil (PNC).
Rivera Valdez enfrenta cargos por homicidio y la madre de los niños por parricidio. Ambos deberán responder también por el delito de maltrato contra menores, de acuerdo con la acusación formulada por la Fiscalía.
Madre justificó muerte
La necropsia realizada el 24 de octubre del 2011 a Brayan Josué Pérez Recancoj, de 9 años, reveló que murió a consecuencia de una complicación derivada de desnutrición crónica, según la Fiscalía de Delitos contra la Vida.
El niño murió en su casa y un médico certificó la defunción, según el historial de la Fiscalía. En medio del funeral del pequeño, el 24 de octubre, los fiscales, acompañados de un médico forense, examinaron el cuerpo.
La Fiscalía no permitió que el sepelio se llevara a cabo al día siguiente, como estaba previsto, pues había fuertes indicios de maltrato.
El niño había sufrido golpes, según la autopsia, pero no fue esa la causa directa de su muerte.
Testigo relara que los niños sufrían abusos y sus padres no les daban de comer. @prensa_libre pic.twitter.com/cwRzOvmyip
— Jerson Ramos (@Jerson_Ramos_C) November 8, 2016
El cuerpo constantemente pierde líquidos por medio de la respiración, la transpiración y la eliminación de la orina. Cuando no se consume agua suficiente el cuerpo se deshidrata.
En otros casos puede tener dificultades para eliminar líquidos, como consecuencia se acumulan y pueden llevar a un edema. A esto se le conoce como desequilibrio hidroelectrolítico.
Según la necropsia, practicada en octubre del 2011, fue un desequilibrio hidroelectrolítico secundario a la desnutrición crónica, la causa de la muerte del pequeño Pérez Recancoj.
Dura corrección
“Solamente los corregí”, afirmó Rivera Valdez ante los jueces, durante su declaración en el debate que comenzó el 3 de octubre pasado. La progenitora negó cualquier clase de castigos violentos.
El mayor de los dos hermanos —hoy de 16 años— narró al tribunal las vejaciones a las que fueron sometidos durante dos años, entre el 2009 y el 2011.
Algunos de los testigos declararon a la Fiscalía cómo los gritos de auxilio de los hermanos se escuchaban en los alrededores.
Una testigo contó que en varias ocasiones dejó fruta debajo de la puerta a los pequeños, quienes eran constantemente encerrados y maniatados.
Afirmó, además, que no dejaba los platos de comida, porque cuando la pareja los encontraba los castigos para los niños se tornaban más violentos.
En diciembre del 2011, el menor sobreviviente se fue a vivir con su hermana mayor.