De acuerdo con Mauricio Claver-Carone, asesor del presidente Donald Trump, para Asuntos del Hemisferio Occidental, la idea del plan es “crear empleos e inversiones que beneficien a EE. UU. y a estos países”, por lo cual el modelo de ayuda ya no será como se conoce tradicionalmente, “que es dar un cheque a una oenegé”.
Asimismo, el encargado de Negocios de la embajada estadounidense en Guatemala, David Hodge, afirmó que este plan podría implementarse “a través de la inversión nacional, de EE. UU. o de otros países”.
El sector privado organizado es uno de los que ve de manera positiva el anuncio de un plan de prosperidad económica para la región. “Cualquier inversión que se traiga al país para la generación de empleo y desarrollo lo vemos positivo”, afirmó el presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif), Juan Carlos Tefel.
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El empresario subrayó que la forma ideal para prevenir la migración es fomentar el desarrollo del país ya que “si todas las medidas de prohibición de asilo no van acompañadas de un plan de desarrollo integral de país no van a funcionar”.
No obstante, Tefel reconoció que para la implementación de cualquier proyecto de apoyo desde el extranjero se necesitará la contraparte del Estado guatemalteco que debe traducirse en certeza jurídica, así como mayor y mejor infraestructura que posibilite generar inversión para que los resultados sean sostenibles a largo plazo.
Ciudades intermedias
Juan Carlos Zapata, director ejecutivo de Fundesa, coincidió en que solo la inversión en las ciudades intermedias puede frenar la migración irregular.
Fundesa ha identificado por lo menos nueve ciudades intermedias también conocidas como nodos o polos de desarrollo. Zapata explicó que los pobladores de áreas rurales migran por primera vez hacia estas regiones, pero al constatar que no hay oportunidades de vida deciden hacerlo al extranjero.
Expuso que desarrollar estas ciudades es una responsabilidad de todos los actores sociales, incluyendo al Estado y organismos internacionales, estos segundos, que muchas veces trabajan de forma dispersa y no coordinada.
“Muchos organismos internacionales tienen programas muy pequeños en regiones de poco impacto y lo que tenemos que lograr es generar una mejor inteligencia colectiva para que las inversiones se hagan en las ciudades intermedias”, señaló Zapata.
Respecto a la guía económica y de prosperidad anunciada por EE. UU., Zapata calificó el proyecto de “sumamente positivo”, aunque también refirió el país debe generar las condiciones jurídicas que atraigan posibles inversiones. Por ejemplo, puntualizó que el Congreso debe aprobar la Ley General de Infraestructura Vial que se encuentra en segunda lectura, y el Ejecutivo debe enfocar sus esfuerzos en capacitación humana.
Situación se puede revertir
Para Zapata “todavía estamos a tiempo de revertir la situación para generar mejores oportunidades a los guatemaltecos en nuestro territorio y que no tengan necesidad de migrar”.
Al igual que el presidente del Cacif, considera que las medidas de seguridad que se han adoptado para frenar la migración irregular no son sostenibles y no pueden ser una solución definitiva para detener la migración.
“Lo único que ayudará a Guatemala a reducir la migración es invertir en mayor infraestructura productiva y de capital humano, fortalecer nuestras instituciones y generar certeza jurídica para atraer más inversión extranjera directa que hará que Guatemala crezca —económicamente— por encima del 6%”, enfatizó.
“Estas ciudades intermedias deberían generar mayores oportunidades de desarrollo para el área rural, porque muchas personas están migrando y seguirán haciéndolo hacia allí. Es importante que crezcan, pero no de manera desordenada”, puntualizó Zapata.
Que no sean solo promesas
Consultados alcaldes de municipios con altas tasas de migración coincidieron en que el anuncio es “esperanzador”, aunque no ocultan sus dudas de que sean solo promesas como, aseguran, ocurrió con el Plan Alianza para la Prosperidad para del Triángulo Norte (PAPTN) del cual solo se habló, se presentó pero no dio resultados.
Y los números les dan la razón a los jefes ediles.
Cinco años después de anunciado el PAPTN la migración se disparó como nunca en la historia de Guatemala y crecieron todos los indicadores de deportados desde EE. UU. y México, así como la cantidad de detenciones de unidades familiares y menores no acompañados en la frontera sur de aquel país.
Además, disminuyeron los números en cuanto a inversión pública, privada y extranjera, al mismo tiempo que aumentó el costo de las canastas Básica Vital y Alimenticia.
“Hace cuatro años hablaron del plan —PAPTN— y dijeron que iban a ayudar. Aquí inauguramos algunos proyectos y solo emocionaron a la gente y nunca se dieron y se olvidaron de nosotros y nunca hubo nada”, expuso Pedro Raymundo Cobo, alcalde de Nebaj, Quiché, uno de los municipios desde donde más guatemaltecos migran a EE. UU.
Del total de deportados de enero a junio de este año, el 1.16% de los guatemaltecos eran de ese municipio.
“Hicimos algunas actividades, un plan de trabajo para mejorar el acceso al agua, alcantarillados, drenajes… Hubo Q11 millones de presupuesto para seis comunidades estudios que costaron 80 mil y ¿para qué? Para que después nos dijeran que se suspendía y nos dejaron así solo con los ofrecimientos”, reprochó Cobo.
Cobo recuerda como hasta hace unos años, los pobladores de Nebaj bajaban a la Costa Sur a conseguir trabajo en las fincas cafetaleras o de azúcar, pero que ahora ya no hay oferta laboral en esos lugares; además, los jóvenes logran estudiar hasta diversificado, pero al graduarse no encuentran empleo.
“La gente no se iría a EE. UU. si tuviera un salario mínimo, pero como no… Mucha gente se está yendo. Hay familias completas que se han ido porque ni modo, al ver que otro ya pudo comprar un su terreno o construir una casa”, afirma el jefe edil.
En Huehuetenango la situación no es muy diferente, tal vez hasta es peor.
El alcalde de San Mateo Ixtatán, Andrés Alonzo Pascual, afirmó que hoy por hoy la migración a EE. UU. es la única salida que tiene la gente para trabajar. “Nosotros somos gente de tierras pobres, no se da el café, ni cardamomo, apenas cultivamos el maíz y el frijol”, apuntó.
Pedro Raymundo Cobo, alcalde de Nebaj, Quiché, uno de los municipios más expulsores de migrantes.
Acerca del plan anunciado por EE. UU., indicó que es positivo toda vez se lleve el desarrollo a las familias campesinas ya que en su municipio no hay trabajo, ni salud ni educación. “Así cómo no se va a ir la gente”, afirma el alcalde.
Escepticismo
Algunos analistas especializados en temas migratorios ven con cierto escepticismo el nuevo proyecto.
El abogado Pedro Pablo Solares comentó que cualquier agenda de desarrollo que impulse EE. UU. tendrá poco impacto en tanto ese país no reconozca que la mayoría de los guatemaltecos que migra no tiene la capacitación mínima para desarrollar ciertos trabajos, por lo cual continuarán con la necesidad de buscar en el extranjero trabajos que no la requieran.
Recordó que una de las condiciones de EE. UU. para ejecutar el plan de desarrollo es la disminución de la migración, lo cual, afirma, ocurrirá de manera temporal, mientras tarde la condición de solicitar asilo en otro país o mientras los flujos migratorios encuentren otras vías.
Úrsula Rolda, directora de Proyección y Dinámicas Globales de la Universidad Rafael Landívar, criticó que se habla de un plan de desarrollo y prosperidad cuando el PAPTN ni siquiera ha terminado y no hay una evaluación de su impacto, también que se les ha comenzado a recortar recursos a las agencias e instituciones que están involucradas con el mismo.
Agregó que, aunque es lógico que para disminuir la migración irregular los pueblos deben ser prósperos, habrá que analizar qué tipo de propuesta es la que hará EE. UU. porque lo que se requiere es enfocarse en las pequeñas y medianas economías para que sean capaces de generar empleos con salarios dignos que compitan con lod que ofrece ese país.
Sin embargo, Roldán es escéptica al consultarle si el plan puede ser beneficioso para el país, ya que toma en cuenta los acuerdos “impositivos” de EE. UU. con los países de la región en cuanto al tema de refugio y asilo.
“No podemos decir que una nueva medida unilateral vaya a tener un resultado positivo porque hay mensajes que incluso se contradicen —además— no son transparentes y no involucran a los actores principales”, apuntó la analista.
El sacerdote Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante de Guatemala, es más crítico del anuncio ya que califica a esta guía económica para la prosperidad como “demagogia” y una “falacia” para callar a los gobiernos de la región que a su vez “no hacen nada” por la población necesitada.
“Es una medida demagógica de parte del gobierno norteamericano, porque los tratados de Libre Comercio y la Alianza para la Prosperidad nunca hicieron nada para Centroamérica. Para mí, suena a una falacia más para que crean que van a hacer algo en este omento cuando no lo van a hacer”, enfatizó Verzeletti.
Solares añadió que “estos planes típicamente han sido usados como excusa diplomática para la intervención política y de seguridad, más que para promover desarrollo real y tangible” de los pueblos.
Plan de desarrollo
Fundesa presentó este año un plan para desarrollar las ciudades intermedias, el cual consiste en desarrollar la infraestructura y establece seis ejes y 22 acciones para aumentar la inversión en esa área en el país, de manera que pueda pasar del 12% del PIB actual a 26%. La propuesta se basa precisamente en la identificación de nueve áreas para impulsarlas; es decir, las ciudades intermedias.
En la actualidad la inversión en infraestructura por parte del Estado es de 1.2% del Producto Interno Bruto (PIB) y se busca llegar a 6.2% mientras que la inversión privada ha sido de 11.2% y la meta es llegar a 20% del PIB en un plazo de 13 años.
El Plan Macro-Estratégica de Infraestructura para la Competitividad estima que hay que llevar, progresivamente, estas cifras a 6% del PIB para el sector público y al 20% para el sector privado. Estas cifras implicaría una inversión pública cercana a los Q35 mil millones y la inversión privada igual a Q118 mil millones. En total Q153 mil millones.
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