No es ficción. Ocurrió el miércoles último, y como ella muchos migrantes se enfrentan a peligros así en su intento por alcanzar el “sueño americano”. Manuel Padilla, jefe del CBP en Tucson, habló con Prensa Libre durante una visita a Guatemala, y alertó sobre los riesgos de migrar. Reveló los programas que han implementado para evitar muertes en el desierto, entre ellos un grupo élite de agentes capacitados para búsqueda y rescate en el desierto.
Intermitente azul
El caso de la guatemalteca es uno entre los más de 400 que cada año registra la patrulla fronteriza. Pero además de las llamadas al 911 han implementado la “luz azul de vida”, que son 25 torres móviles con una luz azul intermitente visible hasta a ocho kilómetros a la redonda, que en la parte baja tiene un botón rojo, el cual, al ser presionado por los migrantes, emite una alerta para que sean rescatados.
“Hay casos donde no encontramos a una persona con vida: encontramos un cuerpo o restos que han estado allí por un tiempo”, expresó Padilla, quien afirmó que como parte de los programas de prevención han emitido mensajes en k’iche’, un idioma mayoritario entre migrantes guatemaltecos.
Tácticas peligrosas
Con la mejora de las capacidades del CBP, las tácticas de los coyotes se han vuelto más peligrosas para los indocumentados.
“Continuamente encontramos tres o cuatro personas en la cajuela de un auto, pero con temperatura ambiente de más de 44 grados centígrados es una muerte segura”, refirió Padilla.
El jefe del CBP de Tucson aseguró que pese a esas nuevas modalidades han observado una reducción en la llegada irregular de adultos y niños no acompañados.
De supervivencia
En la frontera, del lado de México, grupos aprovechan para lucrar con la situación. Los “kit de supervivencia” son una muestra del negocio que prolifera en la zona.
Ropa camuflada, fundas para zapatos —que no dejan huellas—, gorras negras, guantes, mochila y agua en recipientes oscuros para que no reflejen el sol son de los implementos que por US$400 —unos Q2 mil 800— compran los migrantes para burlar a “la migra”. En algunos casos también les dan un teléfono y la instrucción de llamar al 911 cuando desistan del viaje.
“Estamos luchando con un gremio bastante organizado”, afirmó la cónsul de Guatemala en McAllen, Texas, Cristy Andrino, quien trabaja en conjunto con CBP y el cónsul Carlos de León, que se encuentra en Tucson.
“Buscaban un sueño y regresan con una enfermedad y deudas”, dijo De León al recordar que fueron identificadas 22 osamentas de guatemaltecos.