Guatemala

Roberto Cabrera, un artista muy querido

Era un un hombre de pocos amigos, pero de amigos entrañables, un  hombre con muchas experiencias y anécdotas", así describe  Rolando Masaya, de Extensión Universitaria de la Usac, a su amigo Roberto Cabrera. "Se  va pero no muere,  porque vivirá mientras alguien lo recuerde", dice con nostalgia. Académicos, artistas e intelectuales lamentaron el jueves último  el deceso del pintor, escultor, grabador, crítico de arte e investigador social.

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Por vocación

“Dentro del arte local Cabrera es considerado un artista de culto”, dice Guillermo Monsanto, artista visual y escénico.  “Lo consideramos  el origen del que partieron artistas de la generación de la década de 1970 y muchos de los conceptualistas actuales”.

 “Su participación en el grupo Vértebra, junto a Marco Augusto Quiroa y Elmar  Rojas, fue   su momento más visible en el universo artístico”, agregó.

 “Junto a  compañeros de esa generación abrieron la puerta a los informalismos y aportaron recursos  que sirvieron a la generación posmoderna para cuestionar el arte establecido en ese momento.  Hay que reconocer que su mayor influencia la ejerció desde la docencia, Éste fue su verdadero apostolado”, según Monsanto.

Dibujante

“El maestro —Cabrera— era un  virtuoso dibujante,  recibió una sólida formación artística en la Academia de Bellas Artes, hoy Escuela Nacional de Artes Plásticas de Guatemala, y vivió la primera ola de la posmodernidad”, dice  el artista visual Marvin Olivares. “Los dibujos son como la ropa interior, según  Toulouse Lautrec, pintor  francés, no  deben  mostrarse en público, en todo caso solo a los amigos, porque es  algo íntimo, de carácter personal”, añade Olivares con una  reproducción de la obra  Caravaggio,  de  1970, de Cabrera,  en sus manos.  “Es un  esbozo de Baco, el joven dios del vino, con un medallón y voluminosa cabellera negra.  El  maestro reinterpretó y unió composiciones pictóricas del mundo artístico clásico  con  imágenes actuales.

“El trazo es directo, seguro. Las formas sintetizadas al máximo muestran solo lo elemental: nada sobra ni falta. Zonas oscuras del dibujo atraen el ojo del espectador a la  mano, el cuello y la frente del personaje.  Las hojas de vid sobre la cabeza de la figura son un claro ejemplo de la calidad caligráfica  suave y fluida  del maestro Cabrera, que con pocas líneas lograba transmitir expresividad.

Ávido lector

“Roberto tenía una biblioteca de más de 10 mil libros, todos leídos”, comenta el maestro Luis Díaz, amigo   por más de medio siglo  de Cabrera.   Siempre estaba rodeado de jóvenes aprendices del dibujo, grabado,  pintura y la  crítica artística. En sus últimos años se  dedicó a darle forma a una investigación que empezó hace 35 años, de la deidad  Ri laj mam, venerada por  los zutujiles de Santiago Atitlán. “Ojalá algún día veamos ese libro editado, cuyo original contiene  muchas fotografías”,  expresa Díaz.

Formas Naturales

“Roberto  hizo un arte contestatario  con el momento político que le tocó vivir,  sus  obras en cierta  etapa  denunciaron  la violencia que se desató al terminar la revolución de Octubre, y  después en la década de  1980, en el campo y las montañas”.  “La muerte de Roberto es un duro golpe para mí, perdí a un amigo entrañable que ya  volveré a ver”, dijo Abularach.

El pintor Enrique Anleu Díaz recuerda que expuso junto a Cabrera y otros artistas en 1968, en Miami. “Fue la primera exposición de su tipo”, cuenta.

Discípulo

“Mi universidad se llama Roberto Cabrera, él me apoyó intelectualmente, pero también me dio de comer”, expresa Benvenuto Chavajay, artista visual de San Pedro La Laguna, Sololá, de 36 años, amigo de Cabrera durante los últimos  15. “Primero fue un gran ser humano, después el gran artista”, afirma.

 “Yo no te voy a enseñar a dibujar ni a pintar, sino a pensar”, le dijo cuando se conocieron en la  cofradía de Ri laj mam.  “El maestro tiró una piedra de cultura y conocimiento en el Lago de Atitlán, y las ondas llegaron a los pueblos de la rivera”, expresa Chavajay.

Cabrera en  10 citas

Hombre sencillo y de palabra clara. En entrevistas con Prensa Libre dijo frases como estas.

DEFICIENTE GESTIÓN DEL MINISTERIO DE CULTURA

“El problema es que no se tenía ni se tiene una política cultural clara, global, sino una visión parcial. Fue desgastante para mí pelear por cuestiones burocráticas. Lo peor era aguantar a la gente que llegaba con que el diputado me dijo, o que dijo la ministra, a imponer cosas”.
Cabrera fue director del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, pero renunció.

Conciencia social desde el arte

“Buscábamos explicaciones. Por eso fue que surgió Vértebra. No era un arte panfletario o de propaganda, sino una búsqueda de respuestas. Queríamos algo que simbolizara integración. Cada hueso de la columna vertebral es distinto, pero solo funcionan juntos. Aspirábamos a ser una columna vertebral artística”.

Sobre la escuela de artes plásticas

“Quedaron vicios de lo que fue la antigua Dirección de Cultura. Hay  cierto enfrentamiento entre lo que se decide pedagógicamente, que es lo que nos atañe a nosotros, y lo que deberían ser las escuelas que dependen del Ministerio”.

Sobre la escultura HOMENAJE A SIMÓN

“Simón era el muerto de todos los días —por la violencia política—.   El personaje, o mejor dicho, el modelo, era un conserje de la Escuela de Artes Plásticas. Había que usar grasa en todo el cuerpo para moldear el yeso; nosotros usamos manteca, y tuvimos que darle un coñac después para reanimarlo”.

Fue artista pero NO VIVIÓ DEL ARTE

“Desde joven mi norma principal era pintar por ser artista, no ser un comerciante que quiere vender. Yo nunca he dependido económicamente de la pintura —era sociólogo e investigador— claro que, cuando se vende un cuadro, el extra no viene nada mal”.

Comprometido con sus ideales

“Toda pintura es manifestación del pensamiento del hombre. Al pintar lo hacemos desde nuestra experiencia de vida. Yo soy ideológicamente necio, porque trato de expresar lo que pienso del mundo, de mi país, de mi situación”.

Abandono estatal del arte

“El Estado no tiene ningún interés en el arte. Los estudiantes no tienen recursos, no hay libros. Hace falta becar a la gente para que se prepare fuera del país. Mis mejores maestros estudiaron en Europa. Yo lo pude hacer hasta ya mayor”.

Sobre sus comienzos en la pintura

“Tendría 13 o 14 años, y quería entrar en la Escuela —de Artes Plásticas—, pero solo aceptaban de 19 años para arriba. Mi padre me llevó durante unas vacaciones a un estudio de pintura, y les habló para que trabajara con un pintor que hacía paisajes navideños”.

RETROSPECTIVAS

“Una retrospectiva es un gran autorretrato. Se hace porque a uno se la piden, ya sea porque está viejo y creen que ya se va a ir del otro lado. Esta —2007, en Casa Santo Domingo— es la octava que he hecho en mi vida. He tratado de que  sea la más grande y la última”.

FUNDAMENTO

“Todas mis creaciones plásticas tienen un fondo en mi trabajo  como historiador, antropólogo y maestro, además de mis vivencias en Guatemala y Costa Rica, por mi relación familiar —mi esposa,  hijos y nietos viven allá—”.

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