La primera fue la Lotería del Hospicio, fundada en 1857, cuya recaudación se empleaba para el funcionamiento del orfanato, que se ubicaba en la 3a. avenida, entre 15 y 16 calles, zona 1 capitalina. Esta se convirtió en la Lotería Nacional en 1948, y el edificio que albergaba sus instalaciones se localizaba en la 10a. avenida y 9a. calle, donde actualmente está una parte de Segeplán. Las recaudaciones eran utilizadas para infraestructura estatal y para el fondo común.
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Un año antes, en 1947, se fundó la Lotería Chica Proalfabetización, durante el gobierno de Juan José Arévalo (1945-1951).
En 1948 se fijó 75% de las utilidades para el Comité de Alfabetización y 25% para la Universidad Popular. Luego, el 75% pasó a la Dirección General de Educación Fundamental. Comenzó con sorteos mensuales de 20 mil billetes, que se volvieron quincenales en 1948.
La única que queda
La idea de fundar la Lotería Santa Lucía fue de Elisa Molina de Stahl, luego de haber escuchado un anuncio sobre el cupón de la Organización de Ciegos Españoles. Fue fundada en 1956, según decreto gubernativo 577, para sufragar los gastos de educación y tratamiento de pacientes con ceguera parcial o total, así como problemas auditivos.
Su primer sorteo, por los festejos patrios, se identificaba con el lema “Cierra tus ojos y piensa en los que no ven”.
El billete, con cuatro “cachitos”, costaba Q1. En la actualidad para los sorteos se imprimen 80 mil billetes, los cuales se venden a Q250, o bien a Q25 cada uno de los 10 cachitos.
El Ministerio de Gobernación es la entidad supervisora del reglamento para loterías, rifas y juegos, y la Contraloría General de Cuentas es la encargada de la fiscalización.
Si alguien gana un premio se le retiene el 10% por impuesto sobre la renta y 3% de timbres, cantidades que llegan a las arcas del Estado.
Decadencia
A finales de la década de 1980 y principios de los años 1990, la venta de billetes disminuyó a escala nacional por la situación económica del país, lo que llevó a la desaparición de la Lotería Nacional y la Chica, aunque también se asegura que hubo fraudes cometidos por empleados.
Surgieron varias loterías instantáneas con billetes raspables por premios en efectivo, pero han sido de corta duración.