¿Cómo ve el proceso de selección de los magistrados de la CSJ y salas de Apelaciones, y la situación política del país?
De forma innecesaria, en el Congreso la bancada oficial hace un acto de alianza con Líder, derribando ese imaginario que se había creado durante tres años de una oposición férrea.
Entonces se hace escandalosa la alianza y quizá en la votación que debiese haber tenido mayor legitimidad y mayor amplitud y mayor consideración para con todas las fuerzas políticas.
Hay seguramente personas dignas, pero la constitución final del listado no enfatiza con ese espíritu de meritocracia que deben tener los jueces para hacer carrera y poder dirigir ese poder del Estado.
Diputados de Creo votaron para la elección de algunos magistrados seleccionados.
No. De la CSJ, no. Posteriormente, pasando cuatro días, ahí se tienen antecedentes de los jueces y con el criterio de la participación de carrera judicial tratamos de votar por la mayoría de personas que podrían llegar a las salas de Apelaciones, pero el evento había sido de alguna manera desprestigiado en la semana anterior con la Corte Suprema.
¿Está de acuerdo con que se haya suspendido la toma de posesión de los magistrados electos?
Sí, porque existen múltiples recursos que se plantearon de distinta índole. Pienso que materialmente la Corte de Constitucionalidad no solo debe tener el tiempo suficiente de analizar cada uno de esos recursos, sino que, sobre todo, ante la evidencia de que el espíritu de no respetar la carrera judicial priva en la mayoría de las voces sociales, es a mi juicio una actitud muy prudente de salvaguardar un pilar democrático.
¿Qué futuro le ve a la alianza en el Congreso entre el PP y Líder?
La veo como algo preocupante, porque se ha evidenciado el cobre, se ha evidenciado que ante una situación en donde la búsqueda de incidencia en el tema judicial y, en este caso, la codicia de utilizar recursos del Estado y mediante votaciones, agenciarse de recursos previos a un período electoral, es decir, obtener los vales de la gasolina electoral, es algo absolutamente fuera de principios y de moral.
Vienen bonos o préstamos que al final lo que pretenden es dar recursos frescos para, entre otras cosas, esconder una ineficacia inmensa en la administración de los recursos de los guatemaltecos en dos vías: no solo la incapacidad de recaudación tributaria, sino también en el gasto.
Creo también ha votado antes en iniciativas junto con el PP. ¿Por qué?
En aquellos decretos que son convenios internacionales o que consideramos positivos para el país. Mantuvimos siempre y hemos mantenido una actitud de oposición constructiva, que no es obtusa ni que se opone a todo, sino que contribuye. Creo, en varias oportunidades, demostró sumarse a proyectos legislativos relacionados con lo que consideramos positivo para nuestro país.
Sí hemos sido los máximos opositores de bonos y financiamiento público, porque es como tratar de subsanar problemas estructurales del Estado con tarjeta de crédito, con intereses altísimos y generando un riesgo macroeconómico altísimo por gastar más de lo que ingresa, y estar gastando mal.
¿Cuál será el país que este gobierno heredará a su sucesor?
El legado es que va a ser el más corrupto de la historia contemporánea de este país, y de ese legado, las graves consecuencias que le puede ofrecer a la sociedad. La primera de ellas, una moral tributaria por los suelos. ¿Quién quiere pagarle impuestos a un aparato gubernamental que no los utiliza con probidad, transparencia y con honestidad?
Segundo, el letrero que tiene el Gobierno es la forma de enriquecerse sin esfuerzo. “Venga aquí que se puede usted hacer rico sin trabajar”. Y un tercero, el contenido del tiempo perdido, basado en servicios que nunca llegaron a la población.
¿Qué hizo bien este gobierno y qué ve mal?
De positivo es que ha continuado procesos de inteligencia para ir progresivamente enfrentando de mejor forma el crimen y la inteligencia común.
La continuidad y fortalecimiento de procesos, en especial de sistemas de información o procesos sistemáticos, científicos, relacionados con la información, porque uno no puede combatir el crimen de forma efectiva si no sabe dónde está el criminal.
En segunda instancia, algunos avances en la tramitología para empresas y facilitar el comercio y la competitividad; ha habido avances en ese sentido.
Lo negativo arranca con la actitud de ver al sector público o al poder para servirse y no para servir. De ahí se ramifica la mediocridad en programas sociales que van orientados al combate de la desnutrición, que se ha hablado que es prioridad pero no lo reflejan los indicadores.
Hoy, un secretario que debió ser inamovible, lo mueven para Salud cuando se supone que era uno de los secretarios más serios para un tema prioritario.
En cuanto a seguridad, ¿qué es lo primero que usted haría en este momento?
Empezaría con un esfuerzo de reforzamiento de la certeza de ley. No hay mejor señal de inhibición para que se comentan crímenes que el mismo cumplimiento de la ley. Yo iniciaría haciendo un verdadero esfuerzo judicial, y parece un poco paradójico que el Ejecutivo esté apoyando aparentemente a otra institucionalidad democrática como el judicial, pero es ahí donde se empieza, porque si bien es correctivo en la aplicación de justicia es la mejor señal preventiva, y debe hacerse no únicamente con los delitos mayores, sino que empezar a hacer un esfuerzo de certeza jurídica en las pequeñas faltas, porque son estas las que van educando.
El mensaje es dar reglas. Acá hay un estado de Derecho, no hay anarquía. Eso se refuerza en la escuela y, obviamente, a los padres de familia y la familia, donde hay tanta desintegración. El Estado puede ayudar a la familia, que es nuestra primera fuente de esas reglas.
¿Por qué los partidos políticos han insistido en violar la Ley Electoral y hacer campaña? ¿No es un mal mensaje el que se envía a la población?
Sí. Sin embargo, tengo que reconocer que la Ley Electoral tiene dolencias. La primera es que otorga discrecionalidad por su ambigüedad. No existe la definición en nuestra normativa de lo que es campaña anticipada, existe una diferenciación de proselitismo y propaganda, pero hay grises.
Esa ambigüedad otorga discrecionalidad al árbitro, es decir, el Tribunal Supremo Electoral; por eso sus diferentes autoridades en el tiempo han sido diferentes, unos más drásticos, otros más permisivos.
La segunda dolencia es que la norma otorga duplicidad y no define responsabilidades a distintos actores con respecto a temas, en este caso, de publicidad o comunicación. Por ejemplo, no define los roles de las municipalidades, del Ministerio de Ambiente, no define los roles de propiedad privada, y eso hace una duplicidad en donde a veces se dice que es el Tribunal, a veces que es la municipalidad.
La tercera es que no existe coercitividad en muchas de las normas. Significa que puede existir la prohibición, pero no existe sanción.
¿A qué sectores sociales representa y convoca su proyecto y por qué razón deberían apoyar su propuesta de gobierno?
Con la unión que hemos tenido con el Partido Unionista hemos logrado conjugar una alternativa para los guatemaltecos, que integre experiencia, seriedad, certidumbre de cara al futuro, porque al tener un recorrido de vida pública, ambos proyectos, miembros con recorrido de vida pública que enseñar, somos más seguros y certeros para la sociedad en cuanto a pronosticar nuestro actuar del futuro.
Eso lo conjugamos con mucha juventud y gente nueva que se ha sumado a nuestros partidos, especialmente al tenor de las elecciones pasadas, donde ocupamos el tercer lugar, con 756 mil votos, y tenemos una gran cantidad de jóvenes en nuestras filas.
¿Por qué aliarse con Álvaro Arzú? ¿Qué gana para su campaña presidencial?
Más que para la campaña, ganamos en esta institucionalidad que se funda cabalmente en tener a una base ideológica muy coincidente en cuanto a filosofía política y económica, y también principios de cómo ver el servicio público.
De haber segunda vuelta, y que usted pase, ¿quién cree que sería su contrincante?
Al tenor de las experiencias que vemos en Centroamérica, en Brasil y en otros países, no me atrevería a decir quién pasaría a segunda vuelta.
Puedo decir qué haría yo en la segunda vuelta, independientemente de quiénes pasen: continuaría respetando a los electores de los que no entraron ofreciéndoles la alternativa diferente.
¿Cómo evalúa a los otros precandidatos?
En las opciones no veo precisamente los mismos valores y escrúpulos que yo tengo con respecto al servicio público. Veo oportunismo, frivolidad, espectáculo, show, lo que los jóvenes hoy en día dicen que es casaca y paja, y no veo ideas, no veo ideología ni sustancia. Sobre todo, no veo vergüenza.
Es un llamado a que esas élites demanden y modifiquen la jerarquía de valores del voto a los valores fundamentales, la honestidad, sinceridad, franqueza. A eso llamo una revolución moral que tiene que ser de parte de todos los ciudadanos.
No va a mejorar la oferta política si la demanda no exige ese nuevo nivel. Si la demanda es relajada y dicen “todos roban” o “llevó 60 mil gentes al parque y bailaron”, y si se vota por eso, y si la élite informada no modifica la jerarquía de valores con un crayón de cera en la mano, la oferta política se va a ir adecuando a esa jerarquía de valores.
PERFIL
Economista de profesión, comenzó su trabajo en empresas públicas hace 23 años.
Cofundador de Emetra y de la Policía Municipal de Tránsito.
Fue concejal quinto.
AL GRANO
Reingeniería ante crisis en salud
Una reingeniería propone González.
¿Cómo se debe manejar la crisis en los hospitales?
Debería haber una reingeniería inmediata tanto de los recursos que conlleva el servicio de salud como de los recursos humanos, desde los médicos hasta el personal administrativo. Debe hacerse una reingeniería que integre de una mejor manera y sobre todo más transparente a ambos recursos.
Los esfuerzos de salud deben ser en donde más se aplique el antibiótico de la anticorrupción.
¿Cómo se hace eso?
Eso se puede con tecnología de inventarios. Por ejemplo, existen máquinas expendedoras, ahora hay su equivalente en control de inventario inmediato, que permite saber que la persona, la enfermera, el doctor autorizado está sacando desde un guante de látex hasta un medicamento para el cáncer.
Tres programas para mitigación
Ante sequía, tres etapas.
¿Cómo hubiera reaccionado usted ante una emergencia por la sequía?
Hay que mantener tres programas: uno para que, sosteniblemente, el apoyo productivo vaya con visión de largo plazo, que tenga mayor capacitación, calificación, mejores mercados, valor agregado.
De ahí viene la parte preventiva de la crisis, es decir, un esfuerzo de prevención. También las instituciones agrícolas y económicas pueden hacer mejores instrumentos de prevención.
Y la acción correctiva es la asistencialista. Es decir, si hay una tormenta o sequía, el Estado, con un enfoque subsidiario, asiste dando comida, vivienda, cobija, transporte, de forma solidaria, porque la recaudación fiscal prevé esos rubros, que si es responsable debe tener de contingencia.
Sancionar las pequeñas faltas
González sugiere dar el ejemplo con el castigo y empoderar a las comunas.
¿Cómo enfrentar la inseguridad?
Si existe certeza jurídica de castigo o de premio, van educando y van modificando de manera acelerada. También hacer un esfuerzo de certeza jurídica en las pequeñas faltas.
¿Cómo cuáles?
Ambientales, de convivencia, que muchas están en tarea de las municipalidades, como tirar basura, acatar las normas de tránsito, especialmente del peatón, de lo que llamamos urbanidad. Porque eso es la señal que se tiene que aportar para complementar tres fuentes donde uno aprende eso: la familia, la escuela y los gobiernos locales.
Yo confío cien por cien en las municipalidades, en ese brazo preventivo de certeza de ley y en tener orden.