Guatemala

Polémicas decisiones

Cuando el 2 de diciembre del 2010 los miembros del Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Futbol Asociación (Fifa) eligieron a Qatar para organizar el mundial del 2022, no imaginaron que esa decisión iba a provocar una oleada de sospechas de corrupción, que años más tarde se han convertido en una tormenta de señalamientos y acusaciones legales.

Joseph Blatter, expresidente de la Fifa, es acusado de corrupción. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Joseph Blatter, expresidente de la Fifa, es acusado de corrupción. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

No fue sino hasta la cuarta ronda de votación cuando Qatar se impuso a Estados Unidos por 14 votos a 8, después de que Australia, Japón y Corea del Sur se quedaron en el camino, en un proceso que acabó ganando el rico emirato que tiene una reducida tradición futbolística.

Incluso el presidente estadounidense Barack Obama comentó entonces lo ocurrido. “Es una mala decisión”, dijo.

Ese mismo día, Rusia había sido elegida para organizar el mundial del 2018. El presidente de la Fifa Joseph Blatter agradeció al Comité Ejecutivo que permitiera al futbol “explorar nuevas tierras”.

Sin embargo, las críticas y las sospechas se centraron con la designación de Qatar, un pequeño Estado del Golfo Pérsico, donde las altas temperaturas hacen imposible la disputa de partidos en los tradicionales meses de mundial —junio y julio—.

La polémica creada por esa doble designación llevó a la Fifa en el 2012 a cambiar el sistema de elección, en el que tendrían voto las 209 federaciones, y no solo los 22 miembros del Comité Ejecutivo, como lo era hasta 1996.

García dimite

El intento de la Fifa por lavar su imagen ante el mundo recibió un fuerte golpe cuando el exfiscal de Nueva York, Michael García, encargado por el órgano supremo del futbol de investigar el proceso de atribución, acabó dimitiendo ante el poco interés de la Federación por publicar su informe y por estar en desacuerdo con sus conclusiones del mismo difundidas por la Prensa.

El 10 de marzo del 2015, la fiscalía suiza abrió un procedimiento por sospechas de “blanqueo de dinero y gestión desleal”, en el proceso de elección de los mundiales del 2018 y del 2022. En el marco de ese proceso allanó la sede de la Fifa en Zúrich, el 27 de mayo pasado.

En septiembre último, Blatter avivó la polémica al afirmar que existía un “acuerdo diplomático” por el que Rusia sería la elegida para albergar el Mundial del 2018 y Estados Unidos en el 2022, y que si ese pacto no se cumplió fue por injerencia del entonces presidente francés Nicolás Sarkozy, que provocó el cambio de opinión del exjugador Michel Platini, el poderoso patrón de la Unión Europea de Asociaciones de Futbol (Uefa) y principal candidato a suceder al suizo al frente de la Fifa.

Condiciones penosas

La elección de Qatar implicó para la Fifa tomar una decisión sin precedentes: cambiar las fechas del Mundial para pasar a disputarlo del 21 de noviembre al 18 de diciembre del 2022, cuando el clima es más fresco; pero para ello hay que cambiar por completo el calendario internacional, a lo que se oponen los grandes clubes, sobre todo europeos.

En marzo del 2015, la Fifa acordó con la Asociación de Clubes Europeos (ECA) compensar con US$209 millones por Rusia 2018 y Qatar 2022, cuando el dinero que dio a 400 clubes por Brasil 2014 apenas llegó a los US$70 millones. “Se trata de reconocer que los jugadores proceden de los clubes y que son los clubes los que les pagan”, declaró el entonces secretario general de la Fifa, Jérome Valcke.

Otra fuente de polémica son las condiciones laborales en que se desempeñan los inmigrantes que emplea Qatar para construir infraestructura mundialista.

Amnistía Internacional acusa al país árabe de incumplir una promesa del 2014 de reformar el sistema de apadrinamiento llamado Kafala, que deja al trabajador a merced de su patrón.

Renuncia Blatter

El pasado 29 de mayo, Joseph Blatter consigue, a pesar de los señalamientos de soborno, tráfico de influencias y la detención de varios funcionarios por corrupción, ser electo por votación para un quinto período al frente de la Fifa.

Sin embargo, cinco días después ocurrió lo inesperado: presentó su renuncia en Zúrich, y argumentó que hacía lo que consideraba mejor para la organización.

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