Hecho positivo
Álvaro Arzú, quien gobernaba el país cuando se firmaron los acuerdos, califica ese hecho de “muy positivo” y asegura que ha habido cumplimiento de esos compromisos. “El primer objetivo, el cese de la violencia por motivos políticos, se logró”, expresó. Según el ahora alcalde capitalino, “el país está en permanente evolución, o sea que nunca se van a terminar de cumplir todos los acuerdos ni nunca se va a cumplir un desarrollo total del país”.
El presidente Otto Pérez Molina, signatario del pacto como representante del Ejército, es de la idea de que “Guatemala es diferente a la de hace 18 años” porque, agregó, “ha cambiado en la participación. Solo haber desarmado a la insurgencia fue un gran paso. Hoy estamos afectados por otro tipo de violencia, y esa es la que nos corresponde combatir”. Comentó que “las libertades se han profundizado, aunque falta mucho. Siempre hay secuelas, pero nos toca ver hacia adelante”.
REZAGOS
A diferencia del optimismo de los anteriores, el excomandante guerrillero Pablo Monsanto, signatario de los acuerdos, aseguró: “Lo único que se logró fue que desapareciera el conflicto político-militar, porque las muertes siguen produciéndose”. Agregó que “persisten las causas que dieron origen a la guerra, como la pobreza, la violencia y la desigualdad”.
Alejandro Baldizón, catedrático de la Escuela de Negocios de la Universidad Francisco Marroquín, dijo: “Se ha agudizado la polarización, por lo que el reto más importante es superarla. El pasado hay que dejarlo atrás, y eso es lo más sensato para lograr la reconciliación”. Añadió que “hay puntos en común en los que todos los sectores están de acuerdo sobre que hay rezagos en los acuerdos; por ejemplo, la seguridad es una materia pendiente”.
El arzobispo metropolitano Óscar Julio Vian opina que desde hace 10 años se debió haber trabajado en fortalecer los acuerdos de paz para que el país pudiera tener buenos resultados en la actualidad. “Se celebra cada aniversario, pero no les hincamos el diente a cada uno de estos tratados firmados.
Firmamos muchas cosas, pero después no las cumplimos”, agregó.
Persiste exclusión
La situación de marginamiento de los pueblos indígenas es uno de los puntos cuestionados por los analistas. Rosalina Tuyuc, de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala, expresó: “Hay acuerdos que están en lista de espera, como lo referente a la identidad de los pueblos indígenas”.
Añadió: “Estamos en una situación muy grave de conflictividad social, además de que se ha criminalizado la lucha social”.
María Trinidad Gutiérrez, de la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo, aseveró que se ha avanzado en la identidad indígena, aunque hay rezagos en áreas como “conflictividad, espacios de participación política, trabajo digno y justicia”.
Gloria Laínez, defensora de la Mujer Indígena, afirmó que se necesitan más espacios en la educación superior para la mujer indígena.
Pendientes
Dos funcionarios encargados de la implementación de los acuerdos de paz tienen otra percepción. Byron Barrera, director ejecutivo del Consejo Nacional para el Cumplimiento de los Acuerdos de Paz, consideró que sí ha habido avances. “Hoy los sectores pueden expresarse libremente; también se reconoce el papel de los pueblos indígenas y sus derechos”, manifestó, pero reconoció que “los acuerdos no se han cumplido con la celeridad ni la calidad que merecen, sobre todo en el área socioeconómica”.
Según Antonio Arenales Forno, secretario de la Paz, los compromisos operativos, como el desarme, se cumplieron, pero aún falta profundizar en los acuerdos sustantivos, como la lucha contra el hambre, la discriminación y los derechos humanos. “Esa problemática ya existía antes del enfrentamiento y sigue existiendo; es una agenda preexistente y pendiente de Estado”, puntualizó Arenales Forno.
Cronograma pacificador
Los presidentes centroamericanos se reunieron en Esquipulas para promover la reconciliación y poner fin a los conflictos armados de Guatemala, El Salvador y Nicaragua, en 1986.
En Querétaro, México, fue firmado el acuerdo marco sobre democratización para la búsqueda de la paz por medios políticos, el 25 de julio de 1991.
El Acuerdo de Paz Firme y Duradera fue suscrito el 29 de diciembre de 1996.
La Policía Nacional desapareció en 1997 y se constituyó la Policía Nacional Civil.
En consulta popular, los guatemaltecos rechazaron 50 reformas a la Constitución para dar cumplimiento a los acuerdos de paz en 1999. Solo participó el 18.6% del padrón electoral.
El Consejo Nacional para el Cumplimiento de los Acuerdos de Paz fue constituido en el 2005.
COMENTARIO
“Desde el punto de vista político no se ha avanzado casi nada. Con los pueblos indígenas, ahora pueden practicar su espiritualidad sin ser reprimidos”.
Pablo Monsanto, signatario de los acuerdos.