Las manifestaciones se tornaron violentas y escalaron a hechos vandálicos. Se han tomado las carreteras y los caminos con barricadas armadas con piedras y llantas incendiadas.
Aunque hay contingentes de policías desplegados en Cusco, una de las regiones de mayor agitación, donde precisamente Lucas y su pareja se encontraban cuando inició la revuelta, estos “no se dan a basto”, explicó en una entrevista telefónica a Prensa Libre y Guatevisión.
“No sabemos cuándo vamos a poder salir de aquí”, indicó ante la angustia de lo que parece ser una batalla campal en las calles cercanas al hotel en donde se encuentran refugiados junto a otros turistas extranjeros provenientes de Colombia, El Salvador, Belice y los Estados Unidos.
“Nosotros venimos a Lima e hicimos varios recorridos turísticos y nuestra última parada fue en Cusco. Cuando salimos de Lima ya habían iniciado las protestas, pero todo parecía relativamente tranquilo”, dijo Lucas.
Sin embargo, a partir del lunes 12 de diciembre por la noche las manifestaciones se tornaron “bastante violentas”. “Querían tomar el aeropuerto lanzando piedras y tratando de destruir las puertas de ingreso”, recordó.
En ese momento, unas 200 personas que esperaban en el aeropuerto quedaron retenidas, pero ante la cancelación de vuelos y los cierres de las terminales aéreas se vieron obligados a salir y buscar un sitio para instalarse, pese al riesgo.
Manifestaciones terminan en violencia
Aunque el frío en Cusco es persistente, con temperaturas entre los 8 y 9 grados, las protestas han continuado, según Lucas.
“Estamos como a diez cuadras del Centro Histórico -de Cusco- y se escuchan las manifestaciones que ayer (martes 13 de diciembre) empeoraron porque ahora las calles están bloqueadas y hay vidrios de botellas quebradas esparcidos para pinchar los neumáticos”.
Conseguir con qué alimentarse es el principal desafío, pues según Lucas, el hotel ya no puede cubrir esa necesidad. La última vez que intentaron salir encontraron un negocio abierto y les vendieron una pizza, pero de momento a otro la protesta se reactivó, cerraron el lugar y tuvieron que marcharse.
“Hay policía en muchas partes, pero es evidente que no se dan a basto. Sí tememos por nuestra seguridad y es por eso que decidimos no salir y si lo hemos hecho es por cuestiones muy necesarias como buscar comida”, relató.
Guatemaltecos varados en Perú
Hasta ahora se conoce que hay 16 turistas guatemaltecos varados en Cusco, confirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores este 14 de diciembre, que precisó además que debido al cierre de los aeropuertos el grupo no ha conseguido salir de Perú y retornar al país.
La Embajada de Guatemala contactó a los 324 connacionales registrados como residentes en el país suramericano y se determinó que “hasta ahora, todos se encuentran bien”.
Aunque perdieron su vuelo de regreso, Lucas ya está en contacto con la Embajada de Guatemala en Perú. La entidad diplomática les requirió sus pasaportes y boletos para evaluar de qué manera los pueden apoyar por la emergencia.
En tanto, según el guatemalteco en las calles sigue el conflicto y la inestabilidad. Una noche antes, describió que los inconformes intentaron sabotear las antenas de comunicación de televisión y de radio.
“Es notorio que hay una manifestación pacífica y que existen otros grupos que están delinquiendo, que además atentan contra lugareños y extranjeros”, describió. “No hay fecha de apertura del aeropuerto en Cusco y según los lugareños estas manifestaciones apenas inician”, añadió.
Claves para entender lo qué ocurre en Perú
Las manifestaciones y algunas protestas violentas han dejado hasta este miércoles al menos siete muertos y 200 heridos.
Para entender el origen del estallido social, hay que comenzar recordando que el Congreso peruano destituyó la semana pasada al expresidente Pedro Castillo por querer disolver el Parlamento e instaurar un gobierno de excepción.
Tras el autogolpe fallido, se designó a Dina Boluarte como presidenta de la nación, pero lejos de calmar los ánimos surgió una nueva ola de reclamos.
Las protestas continúan en Lima, la capital de Perú, pero también también se hallan agitadas al sur, donde está la turística Cusco, Arequipa, Puno, y Apurímac, cuna de Boluarte.
La figura de Castillo es trascendental ya que posterior a su destitución y detención el miércoles pasado, ahora los peruanos exigen su liberación.
Debido a los enfrentamientos, cierre de aeropuertos y bloqueos de las principales vías de acceso, el gobierno de Boluarte declaró este miércoles el estado de emergencia nacional en Perú y propuso adelantar las elecciones a 2023.
“Legalmente los tiempos calzarían para abril del 2024, sin embargo haciendo reajustes ayer, conversando, estos se pueden adelantar a diciembre del 2023”, dijo el miércoles Boluarte a la prensa.
El Congreso se reunirá en pleno este jueves para debatir la propuesta de ir a las urnas a fines del año próximo.