
El arzobispo de San Salvador, monseñor Óscar Arnulfo Romero Goldames, de 63 años de edad, cuya vida había sido amenazada en varias ocasiones, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por cuatro pistoleros que serenamente caminaron hacia él durante una misa fúnebre en la Capilla del Hospital Divina Providencia, en el noroeste de San Salvador.
Romero, de 63 años de edad, quien fue nominado para el premio Nobel de la Paz un año antes, por su decidida defensa de los derechos humanos en El Salvador, fue baleado “en el pecho y rostro, muriendo casi instantáneamente”, de acuerdo con información de testigos.
Los sicarios huyeron a través de una puerta de la capilla y abordaron un auto Volkswagen rojo.
El vecino país vivía un conflicto armado en el que ambos bandos se disputaban el control político, quedando en el medio del fuego población vulnerable por la que Monseñor Romero abogó durante su ministerio como sacerdote y Arzobispo.
Años después la Comisión de la Verdad de Naciones Unidas en un informe, determinó que el autor intelectual del crimen fue el mayor Roberto D’Aubuisson, ya fallecido, fundador del partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) que gobernó El Salvador durante 20 años.