Desde las 4 de la mañana, la casa del procurador fue rodeada por alrededor de 20 hombres con uniforme azul de la Policía. La seguridad de De León Carpio se dió cuenta de su presencia. Pusieron una patrulla frente de cada puerta e intentaron ingresar sin ninguna orden legal. Los agentes indicaron que tenían una orden de “darle protección”, pues sabían que habían planeado un atentado en su contra, pero se les respondió que no se accedía a la petición si no era con una orden judicial.
El encargado de los oficiales indicó al procurador que tenía órdenes de llevárselo y conducirlo. Sin especificar quien había girado la orden. De León Carpio consultó con su familia, quienes le aconsejaron que huyera, a lo cual accedió y salió por el tejado de la casa, huyendo en el carro de un amigo.
Varios gobiernos del mundo ofrecieron asilo político al procurador De León Carpio, sin embargo los rechazó, ya que indicó que era su deber, como ex presidente de la Asamblea Nacional Constituyente. Lo que menos podía hacer era luchar con los diferentes sectores del país para retornar inmediatamente a la constitucionalidad.