Los científicos instaron a no caer en alarmas.
Para los astrólogos, magos y otros profetas de desgracias, este fenómeno, marcaría la hora del fin del mundo. Incluso se publicó un libro llamado 5/5/2000 escrito por Richard Noone, quien planteó que la alineación planetaria provocaría tal atracción gravitacional que el eje de la Tierra se desequilibrará por el peso del hielo acumulado en el Polo Sur, causando inundaciones y temblores de tierra.
El sitio de internet del Survival Center (Centro de Supervivencia), organismo consagrado al fin del mundo, recordó que la alineación podría provocar “algunos temblores de tierra, deslizamientos mayores de la corteza terrestre, un desplazamiento de bancos de hielo polares, una subida del nivel de las aguas de 30 a 100 metros. Inclusive, maremotos, vientos de 800 a 3,200 km/h, o temblores susceptibles de alcanzar 13 grados en la escala de Richter”.
En realidad, afirma Richard Talcott, especialista de la revista Astronomy, “la gravedad combinada de esos cinco planetas ejercerá una fuerza 0.00003 veces superior a la del Sol (…), es decir, ¡menos que el efecto que ejerce un Boeing 747 volando a nueve kilómetros de altura!”.
Por su parte, Patrick So, astrónomo del Observatorio Griffith de Los Ángeles, recuerda que el último alineamiento de ese tipo se produjo el 4 de febrero de 1962, con un eclipse total: “No pasó nada, mientras que algunos predijeron catástrofes cósmicas”.
La alineación planetaria al final no pudo observarse, por la nubosidad que ocurrió ese día y, obviamente, no ocurrió ninguna catástrofe que pusiera en peligro a la Humanidad.