15 de enero de 1851: Vasconcelos envía una carta, desde la frontera, al gobierno de Guatemala, presidido por Mariano Paredes: “He llegado -decía- a esta ciudad a hacerme cargo del mando en jefe del ejército conforme a la constitucion de El Salvador y vengo plenamente autorizado para entenderme con su gobierno en todo lo que conduzca al objeto que ha puesto en armas a los de estos Estados”. El correo llegó el 21 pero ni tiempo hubo de responder pues el 22 los aliados estaban en territorio guatemalteco.
23 de enero: otra carta, para pedir la renuncia del gobierno de Paredes y la expulsión de Rafael Carrera. Además una condición: que los ejércitos de El Salvador y Honduras pudieran establecer bases en Guatemala.
El historiador Lorenzo Montúfar dice que Carrera había mandado a El Salvador, semanas antes, a un presunto comerciante mayorista que en realidad era espía. Además, hizo correr el rumor de que los liberales salvadoreños venían a demoler todas las iglesias, para así tener más adeptos para su causa.
“Sin duda Carrera era un tipo inteligentísimo, pues manipuló hasta a la Iglesia para contar con su apoyo”, opina Lucila Sierra, directora del Museo del Ejército, en donde está recreada, en una maqueta, la batalla de La Arada: la que definió el poderío conservador en Guatemala por las siguientes dos décadas.
Una estrategia audaz
Carrera ubicó sus tropas en la estratégica meseta de San José La Arada, Chiquimula. El 1 de febrero, el general Isidoro Saget, del ejército salvadoreño, ordenó que las fuerzas rodearan a Carrera.
El 2 de febrero, a las 9 de la mañana, ordenó al general Cabañas que atacara. “En ese momento, Carrera hizo un movimiento astuto. Quemó unos cañaverales para impedir el paso a los enemigos por otros flancos. Tuvo suerte porque aquel día el viento soplaba de arriba hacia abajo”, refiere Sierra, quien investigó el suceso para realizar la maqueta.
Cabañas estaba “llevando su gente al matadero”, opina el historiador Federico Hernández de León. Cabañas pidio refuerzos a Saget pero éste sugirió a Vasconcelos la retirada. Más de 500 invasores fueron muertos y 200 capturados.
Rafael Carrera fue ascendido a Capitán General del Ejército de Guatemala, la república de pocos años que había huído, para bien o para mal de sus hermanas.
En todo caso, el historiador Hernández aclara que en el artículo 5 de la declaratoria de República dice: “La absoluta independencia en que ahora se constituye esta república no será jamás un obstáculo a la reorganización de Centro América y los otros Estados que hallarán perpetuamente en Guatemala la misma favorable disposición de su antigua confraternidad”.
Una copia de esta partida de nacimiento, puede ser vista en en la exposición permanente del museo. En ella están las firmas de numerosos ciudadanos de la época, incluidos algunos prominentes políticos del partido Liberal.