Son acusados de robarles los trabajos a los estadounidenses y de cobrar salarios muy bajos.
BBC NEWS MUNDO
Cómo fue la primera gran ley para prohibir la inmigración a EE.UU. 130 años antes de la llegada de Donald Trump al poder
Son momentos de tensión económica y estos extranjeros son vistos con resentimiento por los locales.
El fotógrafo Arnold Genthe retrató la vida en Chinatown, el vecindario chino, en Nueva York en 1908. Varias de sus fotos ilustran este artículo. ARNOLD GENTHE, OPEN COLLECTIONS, HARVARD LIBRARY
Llegaron a Estados Unidos para enviar dinero a las familias que dejaron en su país y, además, tienen que pagar los préstamos que contrajeron con los comerciantes que les ayudaron a materializar el tan anhelado viaje.
Estamos en las décadas de 1840 y 1850 y estos inmigrantes son los chinos.
“Al tiempo que luchaban por encontrar trabajo, los inmigrantes chinos también peleaban por sus vidas. Durante las primeras décadas en Estados Unidos, los chinos sufrieron una epidemia de ataques racistas violentos, una campaña de persecución y asesinatos que hoy en día se ven con estremecimiento”, señala el reportaje “Inmigration” del sitio en internet de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
“Desde Seattle hasta Los Ángeles, desde Wyoming hasta los pequeños pueblos de California, los inmigrantes chinos fueron obligados a dejar negocios, abandonar ciudades, fueron golpeados, torturados, linchados y masacrados, generalmente con la mínima esperanza de recibir ayuda de la ley”.
“El odio racial, una economía incierta y un gobierno débil en los nuevos territorios contribuyeron a este clima de terror y derramamiento de sangre”, indica la institución.
Y es que para muchos historiadores, los chinos fueron el chivo expiatorio de la clase política estadounidense de la época.
“Menos civilizados”
De acuerdo con el estudio de la Biblioteca del Congreso, “los perpetradores de estos crímenes, que incluían estadounidenses de muchos segmentos de la sociedad, quedaron, en gran medida, sin castigo”.
“Las estadísticas exactas de este periodo son difíciles de obtener, pero se puede afirmar que los inmigrantes chinos sufrieron el peor tratamiento que haya tenido cualquier otro grupo que vino voluntariamente a Estados Unidos“.
Un viajero que provenía de la costa este de Estados Unidos contó lo que vio en California: “Abusar de un chino, robarle, patearle y esposarle; incluso matarlo, son cosas que se han hecho no sólo con impunidad por hombres malvados y retorcidos, sino hasta con vanagloria“.
Y es que, según la investigación “Inmigration to the United States, 1789-1930” (“Inmigración a Estados Unidos, 1789-1930”) de la Biblioteca de la Universidad de Harvard, algunos estadounidenses veían a los chinos como “racialmente inferiores”.
“Cuando los chinos fueron discriminados en el siglo XIX, el argumento era que les estaban quitando los trabajos a los estadounidenses y que los chinos eran menos civilizados que los estadounidenses blancos“, señala, en conversación con BBC Mundo, el profesor Xu Guoqi, autor de “Chinese and Americans. A shared history” (“Los chinos y los estadounidenses. Una historia compartida”).
Desde minas hasta ferrocarriles
Las noticias sobre el descubrimiento de minas de oro en Estados Unidos no tardaron en llegar a otros continentes y en atraer a inmigrantes.
En 1848, se desató el fenómeno conocido como “California gold rush“, “La fiebre del oro en California“.
En la década de 1850, los chinos llegaron a trabajar en las minas de oro. Pero también se les empleó en el sector agrícola, en fábricas, restaurantes, lavanderías.
“Los inmigrantes chinos fueron particularmente fundamentales en la construcción de ferrocarriles en el oeste de Estados Unidos y a medida de que los trabajadores chinos prosperaban en Estados Unidos, algunos de ellos se convirtieron en empresarios gracias a su propio esfuerzo”, indica la unidad de Historia del Departamento de Estado de Estados Unidos, en el artículo “Chinese Immigration and the Chinese Exclusion Acts” (“Inmigración china y las Leyes de Exclusión de Chinos”).
De hecho, entre 1864 y 1869, los chinos ayudaron a construir el primer ferrocarril transcontinental en la red Central Pacific.
Como la mayoría de las comunidades de inmigrantes, los chinos establecieron sus propios vecindarios e historias sobre lo que supuestamente sucedía en las llamadas Chinatowns, “Ciudades Chinas”, exacerbaron los prejuicios.
“Cuentos sobre Chinatowns como lugares donde grandes números de chinos se reunían para visitar prostitutas, fumar opio o apostar se propagaron”, señala el análisis del Departamento de Estado.
Fue así como se comenzaron a escuchar voces que pedían una legislación contra la inmigración china.
Algunos decían que “admitir a los chinos en Estados Unidos degradaba los estándares culturales y morales de la sociedad estadounidense”, indica el Departamento de Estado.
“Otros usaron un argumento más claramente racista para limitar la inmigración procedente del este de Asia y expresaron preocupación por la integridad de la composición racial estadounidense“.
Los eternos extranjeros
Y esas voces fueron escuchadas.
En 1882, el Congreso aprobó la Ley de Exclusión de los Chinos, la cual fue firmada por el entonces presidente de Estados Unidos, Chester A. Arthur.
La ley suspendió la inmigración de trabajadores chinos (calificados y no calificados y los empleados en la minería) por un periodo de 10 años.
Esa legislación fue la primera en la historia de Estados Unidos que impuso amplias restricciones a la inmigración.
De esa forma, dice el estudio de la Biblioteca del Congreso, “la puerta del sueño americano de los chinos se cerró de un solo golpe”.
Y, al mismo tiempo, un compromiso contraído por Estados Unidos fue ignorado.
“En 1868, inmediatamente después de la Guerra Civil estadounidense, China y Estados Unidos firmaron el Tratado de Burlingame, el cual permitía la libre inmigración entre ciudadanos de ambos países. Pero 14 años después, Estados Unidos olvidó lo que había acordado con los chinos“, dice Xu, quien es profesor de Historia de la Universidad de Hong Kong.
De acuerdo con la Biblioteca del Congreso, esa ley “hizo que los inmigrantes chinos fueran unos extranjeros permanentes”, pues también se les negó el derecho a solicitar la ciudadanía estadounidense.
La medida tuvo un impacto social dramático ya que impidió la reunificación de muchas familias, no sólo por los chinos que no pudieron entrar.
“Los chinos que ya estaban en Estados Unidos no se atrevían a salir del país porque temían que al regresar, las autoridades migratorias no les fueran a permitir el ingreso”, indica Xu.
Y, en términos prácticos, “la Ley de Exclusión así como las restricciones que le siguieron congelaron a la comunidad china en 1882 y le impidieron progresar y asimilarse en la sociedad estadounidense como sí lo pudieron hacer los grupos de inmigrantes europeos“, indica la investigación de la Biblioteca del Congreso.
En 1892, la ley se extendió otros 10 años y en 1902 se hizo permanente.
Es por eso que, como le explica a BBC Mundo el profesor de Historia Estadounidense de la Universidad de Stanford, Gordon Chang ,”lo que se conoce como la Ley de Exclusión de Chinos es, de hecho, una serie de leyes que buscaban mantener a los chinos fuera de Estados Unidos o hacerles la vida tan difícil que no tenían otra opción que irse”.
“Ilegal hasta demostrar lo contrario”
La Ley de Exclusión creó tensión entre los gobiernos de China y Estados Unidos.
Se trató de la primera vez que una política migratoria se interponía en la relación de Estados Unidos con otro país.
El capítulo “Inmigración” de la Encyclopedia of American Foreign Policy (Enciclopedia de la política exterior estadounidense), escrito por el historiador Roger Daniels, señala que con la extensión de la ley (en 1892) se les exigió a los chinos en Estados Unidos tramitar, ante las autoridades y en el plazo de un año, un certificado de residencia.
“El estatuto también invirtió la habitual presunción de inocencia y planteaba que se consideraba que 'cualquier persona china o persona de ascendencia china' estaba en el país ilegalmente al menos de que él o ella pudiera demostrar lo contrario”, señala Daniels.
Y demostrarlo no era algo fácil, como lo explica la profesora Deborah Samuel en su investigación “Chinese Immigration, Exclusion and the Chinese-American Experience” (“Inmigración china, exclusión y la experiencia chinoestadounidense”), publicado por la Universidad de Yale.
“No tener el certificado después de un año dejaba a cualquier inmigrante chino sujeto a una deportación inmediata al menos de que pudiera presentar 'un testigo blanco' que testificara que su residencia era legal antes del 17 de noviembre de 1880″.
Esa medida desató una campaña de desobediencia civil convocada por organizaciones que agrupaban a la comunidad chinoestadounidense.
“Se instó a los chinos estadounidenses a que no se registraran (para obtener el certificado) y se contrató a un destacado trío de abogados constitucionalistas para desafiar ese estatuto. Su demanda, Fong Yue Ting v. United States (1893), fue enviada a la Corte Suprema, la cual falló rápidamente: cinco-tres contra Fong y los otros dos litigantes”, indica Daniels.
A la espera
La puesta en vigencia de la Ley de Exclusión hizo que se introdujeran nuevos procedimientos para desalentar a los inmigrantes chinos en su intento por entrar a Estados Unidos.
Se trataba, entre otros procedimientos, de una revisión exhaustiva de documentos, exámenes médicos e interrogatorios exhaustivos.
“La espera por los interrogatorios podía tomar semanas, meses y, cuando las decisiones terminaban en los tribunales, incluso años”, indica Samuel.
La profesora extrae un párrafo del libro de Ericka Lee: “At America's Gates: Chinese Immigration During the Exclusion Era, 1882-1943” (“A las puertas de Estados Unidos: la inmigración china durante la era de la exclusión, 1882-1943”) para ejemplificar el tipo de procedimientos que se practicaban:
“Se creía que los inmigrantes chinos estaban contaminados con enfermedades parasitarias y otros males considerados peligrosos y contagiosos. Un abuelo fue sometido a un examen físico particularmente humillante como parte de los intentos de las autoridades gubernamentales para comprobar o refutar que tenía la edad que decía tener. Lo desnudaron y los médicos meticulosamente le examinaron los dientes, la piel, el cabello, los órganos sexuales y los huesos y anotaron sus hallazgos en su expediente migratorio”.
En 1909, señala Samuel, debido a las malas condiciones en las que vivían los inmigrantes chinos que eran retenidos a su llegada, se abrió un establecimiento para albergarlos en la Isla de los Ángeles en la Bahía de San Francisco.
La investigación de Samuel indica que en ocasiones a los inmigrantes se les pedía esperar sin ropa en un cuarto “y las mujeres, que no estaban acostumbradas a desvestirse ni siquiera en frente de sus propios doctores en China, encontraron esto particularmente humillante”.
Fuentes históricas consultadas por Samuel coinciden en que con los años este centro se convirtió en un lugar “no apto para seres humanos” por razones de insalubridad.
Sin embargo, aún así siguió funcionando.
El legado
Expertos señalan que, al verse con los ojos del siglo XXI, la Ley de Exclusión de Chinos es el punto de partida para entender muchos aspectos de la política migratoria estadounidense a lo largo de la historia.
“El legado (de estas leyes) es que fueron las primeras dirigidas a una etnia específica y confirmó la idea de que Estados Unidos era una tierra en las que unas razas son preferidas y otras no”, señala Chang.
“La idea de que Estados Unidos es una tierra para todos los inmigrantes siempre ha sido una ficción, aunque muy popular y afectuosa”, indica el autor de varios libros, entre ellos “Chinese Railroad Workers” (“Los trabajadores ferroviarios chinos”).
Algunos autores creen que otro de los legados es el fenómeno de la inmigración ilegal. Muchos chinos buscaron no sólo rutas alternativas para entrar (como por ejemplo las fronteras mexicana y canadiense) sino otros métodos.
De acuerdo con la investigación de la Universidad de Harvard, la extensión de esa legislación de 1892 auguró las leyes de restricción migratoria que se aprobarían en los años 20.
La Ley de Inmigración de 1924, indica el estudio de la Biblioteca del Congreso, fue aún más rigurosa “al excluir a todas las clases de inmigrantes chinos”.
Y la Ley Nacional de Orígenes de 1929, señala la Biblioteca de Harvard, “limitó la inmigración en general a Estados Unidos a 150.000 (personas) al año y prohibió la migración asiática”.
“La Ley de Exclusión de Chinos es un capítulo extremadamente vergonzoso de la historia de Estados Unidos”, dice Xu, quien también ha sido profesor en residencia de la Universidad de Harvard.
En 2012, el Congreso aprobó una resolución en la que “lamentaba que se hubiesen aprobado leyes que afectaron negativamente a los chinos en Estados Unidos, incluida la Ley de Exclusión de Chinos”.
Y es que las restricciones duraron 60 años.
“105 inmigrantes chinos por año”
“La Ley de Exclusión de Chinos estuvo vigente hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando China y Estados Unidos se volvieron aliados militares cercanos, ambos peleaban del mismo lado”, indica Xu, y contra el mismo enemigo: Japón.
En 1943, el presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, pidió al Congreso la eliminación de “esos anacronismos en nuestras leyes que prohíben la inmigración de chinos”.
“Actualmente está pendiente en el Congreso la legislación para permitir la inmigración de ciudadanos chinos a este país y para que los residentes chinos aquí puedan convertirse en ciudadanos estadounidenses. Considero esta legislación como muy importante para la causa de ganar la guerra y de establecer una paz segura”.
“Las naciones, como los individuos, se equivocan. Debemos ser lo suficientemente grandes para reconocer nuestros errores del pasado y corregirlos”, afirmó el mandatario.
Sin embargo, la Ley de Magnuson de 1943, con la que se hizo efectiva la derogación de la Ley de Exclusión, “sólo permitía 105 inmigrantes chinos por año, reflejando el persistente prejuicio contra los chinos en la política migratoria estadounidense“, indica la investigación de la Biblioteca de la Universidad de Harvard.
- La odisea de los centenares de chinos que intentan cruzar a EE.UU. por la frontera con México
De acuerdo con Xu, no fue hasta 1965 que a los chinos finalmente se les dieron las mismas oportunidades que tenían los inmigrantes de otras nacionalidades para inmigrar a Estados Unidos.
“Fue una muy larga espera“, reflexiona el académico chino.
La tendencia de las autoridades estadounidenses a restringir la inmigración se relajó un poco en décadas recientes y eso hizo que la inmigración empezara a aumentar en ese país, explica Chang.
Sin embargo, advierte el académico, “la reacción contra inmigrantes, tanto legales como indocumentados, es un resurgimiento del sentimiento antiinmigrante que se ha visto de forma persistente en la historia de Estados Unidos”.
“Estados Unidos es una tierra sólo para ciertos inmigrantes“, dice el profesor de la Universidad de Stanford.
“La ley que me hizo sentir como si no perteneciera a este país”
Cynthia Guo tiene 20 años y es una estudiante de la Universidad de Harvard y copresidenta de la Asociación Asiático Estadounidense Harvard-Radcliffe.
BBC Mundo le pidió que nos contara cómo se sintió la primera vez que escuchó hablar de la Ley de Exclusión de Chinos y esto fue lo que nos escribió:
“Pertenezco a la primera generación de estadounidenseschinos. La primera vez que escuché sobre la Ley de Exclusión de Chinos, sólo tenía 12 o 13 años, y quedé absolutamente en shock.
Al haber crecido en Estados Unidos, este país siempre fue -a través de mis ojos- un faro para los que tenían la esperanza de empezar una nueva vida, una nación fundada en el principio de darle la bienvenida a los inmigrantes y a las personas de diferentes nacionalidades.
Fue duro reconciliar el Estados Unidos en el que crecí, conociendo y amando, con el país que excluyó a personas que decidieron venir aquí, como lo hicieron mis propios padres; haber vivido en un país donde me enseñaron a respetar a todo el mundo y a no juzgar a la gente por su color de piel sino por su carácter y, después, enterarme de que Estados Unidos había despiadadamente excluido a toda una nación, la nación de mi familia, de entrar en su territorio, fue difícil.
Incluso a una edad muy corta, me hizo sentir como si no perteneciera a este país. ¿Cómo pudo todo un país apuntar tan fácilmente contra una nación entera?Me avergoncé de que mi propio país pudiera haber hecho algo tan cruel e injustificado contra las personas de mi etnia.
La historia debería servirnos para recordar que no podemos cometer los mismos errores y que el legado de la Ley de Exclusión de Chinos no debería ser olvidado.
Todavía, hoy en día, los chinoestadounidenses son vistos como extranjeros, son caricaturizados y se hacen generalizaciones sobre ellos para hacerlos entrar en un estereotipo que tuvo sus raíces en la Ley de Exclusión de Chinos. El impacto de esta legislación trascendió más allá de su derogación”.
Las fotografías de Arnold Genthe forman parte de “Pictures of old Chinatown”. New York: Moffat, Yard, 1908 y son cortesía del Open Collections Program, Harvard Library, al cual se puede acceder a través del siguiente link.