En dicha consulta se prohibía al Estado realizar propaganda que pueda influir en la decisión de los ciudadanos, sin embargo se señaló al gobierno de Álvaro Arzú por medio del noticiero oficial de la época “Avances” de pronunciarse a favor de las reformas. Al estar a las puertas de las Elecciones de 1999 los diferentes candidatos se inclinaron a favor y en contra de las reformas.
Las boletas
La Primera boleta: sobre la cuestión étnico-nacional: definición de Nación y Estado; unidad en la diversidad socio cultural; identidad de los pueblos y reconocimiento de idiomas indígenas.
Respecto de los servicios y políticas sociales: se incluía la gratuidad de los servicios de salud y la indemnización del trabajador del sector público, y sobre el Ejército: incluía la libertad ciudadana para escoger entre el servicio militar o social.
Contradictoriamente en una sola pregunta había tres temas diferentes. Dentro de la boleta número uno, al favorecer con su voto los temas referidos a la cuestión étnica y nacional, el elector también tenía que aprobar cuestiones relacionadas con la salud, la indemnización del trabajador público y del servicio militar.
Por supuesto que estas deficiencias técnicas constituían una coerción al derecho de elegir libremente que tienen los ciudadanos y reconocerlo en forma oportuna hubiera evitado contratiempos y confusiones.
La segunda boleta: En esta los temas eran más homogéneos y puede afirmarse que los electores fueron libres para decidir entre las opciones planteadas.
Acá las cuestiones principales versaron alrededor de: la modificación de los distritos electorales y la representación en el Congreso; del incremento del número de funcionarios susceptibles de interpelación; y de la supervisión del Congreso a los cuerpos de inteligencia del Estado. Asimismo, sobre la necesidad de mayoría calificada en el Congreso para realizar convocatoria a consulta popular y sobre la divulgación de proyectos de ley para facilitar el conocimiento de la ciudadanía.
La tercera boleta: En la tercera boleta las cuestiones ante las cuales el ciudadano tendría que pronunciarse eran también heterogéneas.
Veamos: respecto del ejército, se propone el carácter civil de los servicios de seguridad del Presidente de la República y la redefinición de sus funciones, asignando a la Policía Nacional Civil las funciones de seguridad interna. Se agrega la prohibición de grupos armados no regulados por la ley; la prohibición a que sus miembros desempeñen cargos públicos y la regulación de la participación del mismo en situaciones de emergencia. Dos cuestiones ajenas al tema anterior que complicaban la posibilidad de voto del ciudadano fueron las siguientes: La prohibición al Presidente para la exoneración de multas a personas morosas, y el establecimiento del sistema de los consejos de desarrollo.
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Cuarta boleta: De nuevo encontramos temas diversos y contradictorios. La cuestión étnica, el reconocimiento de la diversidad sociocultural por el sistema de justicia; el reconocimiento al derecho consuetudinario indígena y acceso a la justicia en el propio idioma. El desarrollo del sistema jurídico, la oralidad de los procesos judiciales; el establecimiento de la carrera judicial y estabilidad en el cargo de jueces y magistrados. El ejército, el reconocimiento del fuero militar exclusivamente para las faltas de carácter militar.
Iban por el Sí
La posición del Sí es la que más apoyo aparentaba tener en los diferentes sectores del país. Los partidos políticos de Avanzada Nacional y Frente Republicano Guatemalteco fueron los que hicieron proselitismo por medio de sus precandidatos presidenciales, Óscar Berger y Alfonso Portillo. L
a Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, el Frente por el Sí, encabezado por el ex presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif), Luis Reyes Mayén; Agrupaciones Mayas, cooperativas, la Universidad de San Carlos, la Unidad de Acción Sindical y Popular y la Asamblea de la Sociedad Civil.
Por el No
A pesar de la intensa campaña por el Sí, cobró fuerza la campaña por el No en las últimas semanas. El partido ARDE encabezado por su precandidato Francisco Bianchi, ligado a los sectores más conservadores, sumándosele la cúpula del Cacif, la Liga Pro Patria, el Centro para la Defensa de la Constitución, Amigos del País y sectores de la Iglesia Evangélica.
El temor del Tribunal Supremo Electoral era que al final el abstencionismo representara un alto porcentaje, por el escepticismo y desinformación de gran parte de la población y la polarización de los diferentes sectores por las diferencias ideológicas que arrastraron las propuestas a las reformas constitucionales.
Quienes se oponían por el No temían que el reconocimiento de los pueblos mayas fuera a dividir al país otorgándole privilegios sobre los ladinos por mencionar una de las razones a la negativa.
La Votación
Se llegó el día 16 de mayo de 1999, día de la votación, el TSE elaboró el padrón que contaba 4.8 millones de guatemaltecos aptos para votar; 6,971 mesas de votación instaladas en los 330 municipios y 1,234 juntas receptoras de votos. Otro dato destacable es la participación de 70 observadores internacionales.
El ambiente en los diferentes puntos del país era de apatía y desinformación. Por medio de sondeos en diferentes lugares la respuesta era similar. “No sabemos qué se va a cambiar, ni los beneficios o perjuicios que se obtendrán”, era la respuesta que se repetía en Occidente y en el Sur. En Puerto Barrios solo se encontró un anuncio que llamaba al voto, y este caso se repetía en varias localidades.
No se reportaron incidentes, todo el proceso se realizó con relativa calma pero hubo poca participación ciudadana.