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Crisis en hospitales, un calvario de nunca acabar

En 1993 y 1994 los hospitales San Juan de Dios y Roosevelt se encontraban en crisis por falta de insumos, esto ponía en riesgo la salud y la vida de cientos de personas, una situación que todavía persiste.

Nota de Prensa Libre del 1 de marzo de 1994. (Foto: Hemeroteca PL)

Nota de Prensa Libre del 1 de marzo de 1994. (Foto: Hemeroteca PL)

El 19 de agosto de 1993 una nota periodística en Prensa Libre titulaba “Colapso total en hospital Roosevelt” en la que se informaba sobre las condiciones insalubres de las áreas de cocina y lavandería y la falta de fondos para su funcionamiento.

El Roosevelt se encontraba al borde del colapso, ya que se consideraba que estaba viviendo la peor crisis económica de su historia. El motivo principal de la crisis era la falta de fondos, que había sido provocada por la renuncia de varios funcionarios del Ministerio de Salud días atrás, lo que había atrasado la asignación presupuestaria correspondiente.

En ese entonces el hospital contaba con un presupuesto de Q35 millones; de ese monto casi Q12 millones eran para pago de salarios, Q8 millones para medicamentos, Q2 millones para alimentación y el resto para gastos varios; sin embargo, el monto no permitía cubrir los requerimientos mínimos.

Otro problema que afrontaba el hospital era el impago a los proveedores, ya que el Gobierno se había comprometido a pagar Q1 millón cada mes y hasta ese momento se habían abonado únicamente Q15 mil en tres semanas. La deuda provocó el desabastecimiento de combustible para las calderas.

Ante la situación las autoridades del centro hospitalario decidieron suspender la consulta externa y atender únicamente emergencias. El racionamiento perjudicaría a unos mil 800 pacientes diarios que atiende el hospital.

Prevén masiva muerte de pacientes

El título no era alarmista, esto lo dijeron las autoridades del Hospital General San Juan de Dios un mes después de informar de la situación  en el Hospital Roosevelt, ya que este se declaró en estado de calamidad. El motivo: la falta de comida y medicamentos.

Este nosocomio también tenía problemas financieros, concretamente con la deuda a proveedores, ya que debían alrededor de Q21 millones a pesar de un aporte de Q3 millones que había hecho el presidente de ese entonces, Ramiro de León Carpio. Las autoridades del hospital manifestaban que el dinero no lo habían utilizado, ya que el ministro de Finanzas de la época, Richard Aitkenhead, obstaculizaba las erogaciones y solamente se preocupaba de la deuda externa.

Los médicos decidieron también limitar la atención únicamente a emergencias porque no tenían los suficientes insumos para atender a los 1,200 pacientes que tiene capacidad el centro hospitalario.

La precariedad era evidente en el hospital. Las cocinas tenían desperfectos, no tenían el equipo médico adecuado, mucho menos anestesia para poder operar, según manifestaban varios médicos. El problema se agravaba y la situación podría acarrear problemas legales a los galenos por la atención deficiente que pudieran prestar sin los insumos necesarios.

En marzo de 1994 ambos hospitales continuaban en crisis y declaraban que se preveía una “muerte masiva de pacientes” ya que se encontraban desabastecidos de oxígeno y otros insumos necesarios.

El personal médico y paramédico de ambos centros amenazaba con renunciar en masa ante la falta de los recursos mínimos para que funcionaran los hospitales. La deuda seguía sin ser cubierta y el proveedor de oxígeno suspendió el suministro.  El director del Hospital Roosevelt de la época era el doctor Jorge Villavicencio, hoy ex ministro de Salud Pública, quien en ese momento criticó la burocracia en el Ministerio al no atender las demandas y un mejor presupuesto para salud pública.

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