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1972: el <em>Buitre Justiciero</em> anuncia limpieza social

El 15 de noviembre de 1972 <em>Prensa Libre</em> publicaba un comunicado de la organización "Buitre Justiciero" que anunciaba "quitar del paso" a los que estuvieran  al margen de la ley.

Notas periodísticas de Prensa Libre de 1972. (Foto: Hemeroteca PL)

Notas periodísticas de Prensa Libre de 1972. (Foto: Hemeroteca PL)

La existencia de grupos clandestinos fueron comunes durante la década de los años setenta, se trataba de organizaciones de contrainsurgencia. Se definían como “anticomunistas” o “escuadrones de la muerte”.

Éstas en un principio se desligaban de cualquier vínculo con el gobierno, pero con las investigaciones y hallazgos en los archivos de la extinta Policía Nacional se han encontrado evidencias de que actuaban paralelamente a las fuerzas de seguridad.

La organización “Buitre Justiciero” tiene su primera aparición en los medios de comunicación el 31 de octubre de 1972 cuando se informaba de la liberación de una pareja de esposos quienes estaban cautivos desde el 19 de octubre del mismo año. Los esposos fueron identificados como Marco Tulio Boockman y Gloria Yadarillis Sánchez de Boockman, fueron secuestrados por varios jóvenes armados que viajaban en dos automóviles en la avenida Bolívar zona 3.

La pareja indicó que los secuestradores los habían tratado bien y preguntándoles el motivo de su rapto indicaron que deseaban que el señor Boockman se unieran a ellos. Que pertenecían a la banda del “Buitre Justiciero” y que necesitaban a gente joven y decidida a actuar. Luego fueron liberados el 30 de octubre del mismo año con la condición de que informaran a la prensa y a la policía de que la banda comenzaría a actuar en forma constante.

Advertencia

Días después, el Buitre Justiciero envió un comunicado a Prensa Libre en el que indicaba que combatirían la delincuencia en todos los órdenes. Su lema era “combatir a la mayor brevedad posible a todos aquellos malos elementos que no merecen ni son dignos de llamarse seres humanos”.

El comunicaba indicaba además “Combatir a todos aquellos que con sus fechorías y maldades han sembrado el pánico, el terror y la violencia; y más que todo no se han puesto a pensar que han situado por los suelos la honorabilidad de nuestra bella Guatemala”. La nota puntualizaba en que no escatimarían en entregar su vida por salvar a las juventudes guatemaltecas de las garras de personas que sólo persiguen encausarlos por malos caminos y hace un llamado a todos aquellos que se conducían por “malos caminos” a que se enmienden, o de lo contrario serán castigados conforme se lo merecen. Esta advertencia era a los militantes a partidos o grupos opositores considerados por ellos como comunistas.

El grupo se denominaba como el “defensor de los pobres, azotes de los malvados, hombres con apego a la verdad y la justicia, amantes de la rectitud y enemigos de aquellos que mal se conducen”. Su acción iría encaminada hacia aquellos que desprestigian el nombre de la patria poniéndola ante los ojos de los extranjeros como un vivero de matones y criminales. 

Al respecto de la existencia del Buitre Justiciero, el ministro de gobernación, Roberto Herrera Ibrgüen expresó que nadie tiene derecho a hacer justicia por su propia cuenta y que quien lo hiciera se ponía al margen de la ley y por lo tanto acreedor al castigo previsto en las leyes. Además de perseguir a los integrantes de la banda ya que podrían ser los autores de actos criminales semanas atrás.

Clandestinos

Los grupos clandestinos han estado enraizado por décadas en las diferentes estructuras del Estado. Ante sus crímenes ha sido casi imposible abrir una investigación detallada debido al “fino hilo de sus actuaciones”,  y a su histórica vinculación con los aparatos de inteligencia. Su única huella fueron sus muertos, como un mensaje de la “sicología del terror”.

De acuerdo con la Historia General de Guatemala, los nombres de grupos más conocidos fueron La Mano Blanca, La Nueva Organización Anticomunista (NOA), el Consejo Anticomunista de Guatemala (CADEG), Ojo por Ojo, el Jaguar Justiciero y la Cofradía. Dichas organizaciones crearon un ambiente de psicosis en la población por sus amenazas públicas, publicación de listas de personas condenadas, atentados con explosivos, pintas en las paredes, secuestros entre otros. El terror era una estrategia contrainsurgente por la cual el Estado actuaba contra la oposición.

Varias personas fueron asesinadas por las manos de estas organizaciones criminales, tales como el padre Hermógenes López, Manuel Colom Argueta, Jorge Carpio Nicolle, Epaminondas González Dubón, Myrna Mack Chang y Monseñor Juan Gerardi entre otras. 

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