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El origen del Día de la Tierra

El Día de la Tierra, 22 de abril, es una fecha simbólica, que ha sido escogida para recordar a cada uno de los habitantes del planeta la importancia de las condiciones de nuestro ambiente.

La conmemoración del Día de la Tierra a nivel internacional tiene sus orígenes en la celebración del Día de la Tierra en Estados Unidos.


Ante la importancia de esta celebración, se ha generalizado en todo el mundo. En 1970, más de 20 millones de norteamericanos participaron en la celebración del primer Día de la tierra.

Diez mil colegios, dos mil universidades y todas las comunidades de Estados Unidos contribuyeron activamente. Entre las actividades se contaban desde paseos por áreas naturales, hasta acciones directas contra los contaminadores principales.

El alcalde de Nueva York prohibió la circulación de los automóviles en la Quinta Avenida, donde 600 mil personas asistieron a una feria ecológica organizada para esa fecha.

El Congreso de Estados Unidos suspendió una sesión para que los delegados pudieran asistir a encuentros educativos en sus distritos. Los tres canales comerciales importantes de televisión dedicaron reportajes sobre acontecimientos en materia de ecología. La cadena pública dedicó el día entero de su programación a un reportaje sobre el Día de la Tierra. Una multitud de publicaciones escritas dedicaron ediciones exclusivamente a asuntos ambientales.

Durante los años que siguieron, el interés público fue traducido a logros duraderos. A partir de esta celebración se aprobaron varias leyes, se crearon instituciones ecológicas y millones de personas empezaron a vivir con más sensibilidad ambiental.

En 1990, instituciones ecológicas crearon el plan denominado “Earth Day 1990” para buscar un interés internacional sobre asuntos ambientales. Este se creó basado en la creencia de que la gente sí vale y trabajando juntos se pueden realizar cosas extraordinarias.

Voluntad internacional

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los tres principales gases causantes del calentamiento del planeta son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el protóxido de nitrógeno (N20). Estas emisiones son producto de la actividad humana y la industrialización.

Desde la década de 1970 se vienen celebrando cumbres —la última fue en París, Francia, en 2015— y acuerdos multimillonarios que se quedan cortos ante las soluciones necesarias. Casi todos han fracasado por la falta de voluntad política de los gobiernos.

La industria crece a un ritmo vertiginoso haciendo uso de los recursos, pero a esa misma velocidad se degradan bosques, se contaminan ríos, lagos, mares y se extinguen especies. El rompimiento de ciclos de la naturaleza genera desórdenes en el clima, cuyas consecuencias son los desastres naturales, entre otras secuelas.

El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático es un compromiso de la Convención Marco de la Organización de las Naciones Unidas, que busca reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados como el hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6), en un porcentaje aproximado de al menos un 5%, que debía cumplirse en el 2012, pero fue ampliado hasta el 2020. EE. UU., uno de los mayores emisores de gases dañinos, no ha ratificado ese protocolo.

Riesgo alimentario

Actualmente hay más de siete mil millones de habitantes en el mundo, y para el 2050 habrá 10 mil, según estimaciones de la ONU. Para alimentar a esa cantidad de personas se necesitará el doble de tierra cultivada, pero podría aumentar la inseguridad alimentaria debido a que el suelo puede “degradarse”. 

Aparte, el deshielo de la Antártida durante el verano es 10 veces más rápido que hace 600 años, lo cual aumenta el nivel del mar y se come a la tierra, revela un estudio del British Antarctic Survey de Cambridge, Gran Bretaña. 

Ante el calentamiento global, la ONU proclamó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra, preocupada por la ambición y pasión incontrolada que conduce al hombre a su propio aniquilamiento, con alegría y gozo, a semejanza del gato que lamía una lima de hierro, y bebía contento su propia sangre.

¿Como ayudar?

  • Las colillas de cigarrillo tardan 10 años en biodegradarse. Aparte de que ensucian, causan la muerte a muchos animales que las ingieren
  • Si cada uno de los 10 millones de oficinistas utilizara una grapa menos por un día, se ahorrarían casi cien toneladas de acero por año.
  • Se estima que mil millones de bolsas plásticas son usadas cada año a escala mundial. Millones de estas terminan en los océanos, ríos y en el estómago de animales salvajes.
  • Salir de la ducha un minuto antes ahorraría 500 litros de agua por mes. Una llave de paso puede malgastar más de cien litros de agua por mes.
  • Si el 10% de celulares se desenchufara de sus cargadores a tiempo, se reduciría el consumo de energía por una cantidad equivalente a lo utilizado por 60 mil casas europeas.
  • Si solo una vez por semana el vehículo para llevar a otra persona al trabajo, el tránsito podría reducirse de 12% a 15%.
  • Aproximadamente 18 mil litros de agua se ahorrarían por cada libra de carne vacuna que se deje de comer.
  • Una botella plástica puede tomar mil años en biodegradarse. La energía que se ahorra al reciclarla puede iluminar un foco de 60 watt por seis horas.
  • El poliestireno (duroport) dura cientos de años para desintegrarse. Se sugiere usar recipientes reciclables.

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