“En Guatemala surge una publicación, El Editor Constitucional, el 24 de julio de 1820, fundado y dirigido por el doctor Pedro Molina, ávido promotor de la Independencia”, señala el historiador Miguel Álvarez.
Aparecía cada lunes, con artículos literarios, religiosos y de opinión, decretos legislativos, noticias y otros textos firmados por personajes destacados. Se incluían anónimos “sólo si eran de interés general”, bajo seudónimos como el Editor Texereta, el Centinela o el Despreocupado, según detalla Catalina Barrios en su Historia del periodismo guatemalteco.
La libertad de expresión se convirtió entonces en aliado importante para lograr los intereses de emancipación. “Los amigos de la Independencia acabaron de generalizar la voz que la proclamaba”, escribió el historiador Alejandro Marure, aunque fue esa la razón que llevó al cierre del periódico, el 20 de agosto de 1821.
“El periodismo combativo se abrió con el Editor”, afirma Barrios. Sin embargo, 14 días después, el 3 de septiembre, Pedro Molina puso en circulación El Genio de la Libertad, con las mismas consignas de libertad.
La edición del 15 de septiembre es elocuente: “¡Guatemaltecos! ¡Unión, prudencia, humanidad! ¿Podremos recomendar demasiado esas virtudes? Que nuestra independencia lleve consigo su noble carácter. ¡Amigos europeos! Nuestra libertad se aproxima, ¿queréis disfrutar de ella con vuestros hermanos de Guatemala? Nada os lo impide. ¿No lo queréis? Dejadnos en paz, id a gozar vuestros bienes con tranquilidad a donde os convenga y estéis gustosos. No exigimos de vosotros que nos améis y cooperéis a nuestra felicidad”.
Ese mismo día se publicó una edición especial para anunciar que la Independencia se habia firmado.
Palabra de prócer…
¡Viva la libertad! ¡Viva la independencia! ¡Viva el noble pueblo de Guatemala! ¿Es posible, amada Patria mía, que mis ojos os hayan visto independiente? ¡Oh placer soberano! ¡Oh gloria incomparable a cualquier otra gloria!
El muy Ilustrísimo señor jefe superior político don Gabino Gaínza… Convocó a una junta numerosa para el día de hoy, a efecto de consultar lo que se debía hacer en las circunstancias. La junta se celebró a puerta abierta con un concurso numeroso del pueblo. La pluralidad de votos de la junta estuvo por jurar la independencia, y la voz y aclamaciones del pueblo todo decidieron el acto en el momento. Juró a consecuencia el pueblo su libertad. Juró defenderla hasta con la última gota de sangre. Pedro Molina, en la edición de El Genio de la Libertad, del 15 de septiembre de 1821.