Hemeroteca

Tradición, religión y sabor se entrelazan

Aunque la mayoría de pescadores artesanales de la costa sur procesan pescado seco durante todas las épocas del año, la producción  se incrementa durante la Cuaresma y la Semana Santa por la creciente demanda.

Tapescos hechos con troncos y mallas de pita se colocan en patios de las casas donde se seca el pescado en dos semanas. (Foto: Hemeroteca PL)

Tapescos hechos con troncos y mallas de pita se colocan en patios de las casas donde se seca el pescado en dos semanas. (Foto: Hemeroteca PL)

Debido a que la preparación del pescado seco necesita de más inversión, en especial en su modalidad artesanal, los obreros del mar tratan de tener la suficiente oferta para satisfacer la demanda de este producto, dijo Adán Reyes, quien se dedica a esta actividad en Puerto San José, Escuintla.

Es común ver en los patios de las casas de los pescadores artesanales de la costa sur, desde tempranas horas, filetes de pescados sobre tapescos —mallas a un metro de altura, aproximadamente— para que se saquen al sol.

Se colocan sobre las mallas para que escurra la humedad y al sol para acelerar la reducción de esta.
Además, los sazonan con bastante sal para evitar su descomposición.

Tarea familiar

Esta es una práctica económica familiar en la mayoría de hogares de pescadores, pues participan todos los miembros de la familia. Desde los padres, quienes capturan en el mar los peces; las esposas, que ayudan a cortar los filetes y a ponerlos al sol sobre las mallas de pita que instalan en los patios de las viviendas; hasta los niños, que se encargan de dar vuelta a los filetes puestos al sol, o recogerlos por la tarde para guardarlos en bodegas.

La familia también se reparte la tarea de ofrecerlo en los mercados o en puntos donde suelen comercializarlo. Reyes comentó que los peces se capturan en lanchas de motor, a unas cinco millas náuticas de la costa del Pacífico. Para ello emplean diferentes técnicas, aunque la más utilizada es colocar un trasmallo con anzuelos, con lo que evitan el uso de redes para no capturar especies que no son de consumo.

Luego de una ardua faena llegan hasta sus hogares, donde toda la familia participa en la limpieza de los pescados para luego cortarlos en filetes y salarlos.

Alberto Sagastume, pescador de Iztapa, relató que entre las especies que procesan para este tipo de comida están la corvina, sierra, cherla (mero), tiburón y dorado. Agregó que escogen estas especies porque no solo son sabrosas y nutritivas, sino que se facilita el trabajo de hacer los filetes.

Variedad

Hay personas que por razones económicas no pueden adquirir estas especies, por lo que también preparan otras más accesibles como el bagre y el pez hoja.

Ismael Antonio Corneto, artesano de Nueva Concepción, señaló que en los últimos años la población de peces se ha reducido en esa área. “La temporada ha sido escasa para esta zona, debido posiblemente a cambios en la temperatura del mar, que ha causado que los peces se alejen de la costa. Esto nos obliga a tener que navegar mar adentro, por lo que se invierte más tiempo y recursos”, resaltó.

Esta situación hace que tanto el pescado seco como el fresco tengan cierto incremento en el precio, lo que a su vez podría reducir las ventas.

Corneto comentó que tienen confianza en que la tradición se mantenga, lo que permitirá que las ventas no bajen mucho.

Precios varían

Alberto Sagastume, pescador de Iztapa, indicó que los precios del pescado seco en esa región se mantienen estables. Se pueden cotizar a Q40 la libra de cherla y dorado. Añadió que conforme avanza la Cuaresma, el precio se incrementa y podría alcanzar los Q50 o incluso los Q60. En relación con las especies que son comercializadas más barato, como el bagre y el pez hoja, el precio está en la actualidad entre Q18 y Q20 la libra, pero podría llegar a Q30 más adelante.

ESCRITO POR: