La muerte de la mujer, en 2011, y los meses que Windslowe estuvo prófuga, hicieron que la policía de Filadelfia investigara el extraño mundo de las “fiestas de bombeo” y las cirugías clandestinas.
“Todos me decían la Miguel Ángel de las inyecciones en las asentaderas” ‘, declaró Windslowe, de 45 años, ante un juez en la moción final previa al juicio el jueves en la mañana. “Dios bendijo mis manos con todo lo que toco. Hice mucho dinero, de muchas formas”.
El juez dijo que los jurados deberán decidir “el grado de insensatez” de Windslowe cuando estudien los cargos de homicidio no deliberado y otras acusaciones.
Se prevé que el juicio dure varias semanas e incluirá el testimonio de otra bailarina que estuvo dos semanas hospitalizada después que la silicona se le fue a los pulmones. Windslowe está acusada de agresión con agravantes por estas lesiones.
Windslowe supuestamente huyó de la habitación del hotel después que la bailarina Claudia Aderotimi comenzó a tener dificultad para respirar durante un “retoque” para festejar su cumpleaños en febrero de 2011. La mujer murió más tarde el mismo día.
El abogado David Rudenstein dijo que su clienta, que tiene una figura extravagantemente esculpida, no se hubiera inyectado durante años si no lo considerara seguro.
Los fiscales dijeron que cobraba de US$1,000 US$ 2,000 por sesión y decía a los clientes que era practicante de enfermería para ser cirujana plástica. Ahora algunos de ellos padecen dolores frecuentes, todo por querer más curvas, dijo el asistente del fiscal de distrito Carlos Vega.
“En hoteles, estas jovencitas pagan US$2,000 para ponerse centímetros cúbicos de silicona y piensan que está bien, cuando en realidad es veneno”, dijo Vega, quien agregó que el mismo tipo de silicona se utiliza para fabricar vehículos y tanques militares.