“Estamos al borde de la sexta extinción”, dijo Pimm sobre la investigación en el Parque Nacional Tortugas Secas. “Que lo evitemos o no dependerá de nuestras acciones”.
El trabajo, publicado el jueves por la revista Science, fue elogiado por expertos externos que lo calificaron como un estudio de referencia.
El estudio de Pimm se enfoca en la tasa, no en el número, de especies que están desapareciendo del planeta. Calculó una “tasa de mortalidad” de cuántas especies se extinguen cada año por cada millón.
En 1995, Pimm encontró que la tasa prehumana de extinciones en la Tierra era de aproximadamente 1. Pero tomando en cuenta investigación nueva, Pimm y sus colegas afinaron esa tasa a alrededor de 0.1.
Ahora, esa tasa de mortalidad es de entre cien y mil, dijo Pimm. Numerosos factores se están combinando para hacer que desaparezcan especies mucho más rápido que antes, dijeron Pimm y el coautor del estudio Clinton Jenkins, del Instituto de Investigación Ecológica en Brasil. Pero el punto más importante es la pérdida de hábitat.
Las especies no están encontrando lugar para vivir debido a que más y más lugares son urbanizados y alterados por los humanos.
A eso hay que añadir especies invasivas que desplazan a las nativas, cambio climático que afecta el lugar donde pueden sobrevivir las especies, y la sobrepesca, dijo Pimm.
El mono tití de oreja blanca es un buen ejemplo, dijo Jenkins. Su hábitat se ha reducido debido al desarrollo en Brasil, y un tití que rivaliza con él se ha apoderado del lugar donde vive. Ahora se encuentra en la lista internacional de fauna vulnerable.
El tiburón de puntas blancas solía ser uno de los más abundantes depredadores en el planeta y ha sido cazado tanto que ahora es visto rara vez, señaló Boris Worm, biólogo marino de la Universidad de Dalhousie, quien no participó en el estudio pero lo elogió. “Si no hacemos algo, será como con los dinosaurios”.