Y este miércoles en la madrugada fue testigo de la aprobación de la ley que permite la interrupción del embarazo de forma legal, voluntaria y gratuita.
BBC NEWS MUNDO
“El aborto siempre existió en Argentina, pero salió del armario”: Nelly Minyerskym activista de 91 años
Nelly Minyersky, de 91 años, directora de la maestría de Derecho en Universidad de Buenos Aires, lleva al menos quince años defendiendo la despenalización y la legalización del aborto en Argentina.
En la antesala de los históricos debates en las cámaras de Diputados y el Senado, Minyersky promovió que los parlamentarios apoyaran la medida.
“El aborto salió del armario. Siempre existió, pero el debate (de la ley) permitió que salga a la luz esta realidad clandestina y que castiga a las mujeres”, dijo la activista en entrevista con BBC Brasil.
Y espera que la nueva norma “influya” en toda América Latina, donde muchas mujeres, dijo, sufren calladas.
En América Latina, Argentina se convirtió en el quinto país en permitir el aborto por decisión de la mujer, junto a Uruguay, Cuba, Puerto Rico y Guyana.
En Brasil, el aborto está restringido y solo se lo permite en casos de embarazo por violación, malformaciones en la gestación y cuando la mujer está en riesgo de muerte.
Minyersky se convenció de la necesidad de despenalizar y legalizar el aborto durante los muchos años que trabajó como abogada de derecho de familia.
“Fue con mi trabajo que comencé a ver la importancia de que las mujeres tengan la libertad de elegir su propio camino. Y el derecho a interrumpir un embarazo es parte de eso”, indicó.
Desde 2012 trabajó en un comité que redactó proyectos de ley para el Congreso sobre el tema.
“Fue una batalla larga. En 2019 presentamos una octava propuesta”, recordó.
Días antes de los debates que aprobaron la norma, la feminista fue la primera ponente en las comisiones que discutieron el proyecto presentado por el gobierno del presidente Alberto Fernández y que prevé la legalización del aborto hasta la decimocuarta semana de embarazo.
El texto, denominado ‘Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo’ (IVE), también establece que las embarazadas a partir de los 16 años pueden decidir abortar de forma voluntaria, mientras las menores de esa edad necesitarán una autorización o el apoyo de sus padres.
El proyecto de ley establece que el aborto debe ser gratuito en hospitales públicos y privados.
Pañuelo verde
Madre de dos hijos, abuela de tres y con dos bisnietos, Minyersky suele llevar en el cuello, la muñeca o el bolso el pañuelo verde que simboliza la campaña para legalizar el aborto.
La imagen de su perfil de WhatsApp lleva el lema de la campaña que dice: “Voto por el derecho a decidir. #Que sea ley”.
Cuando tenía casi 90 años, antes de la pandemia del coronavirus, participó en las marchas y actos de 2018, cuando un proyecto anterior fue aprobado en la Cámara de Diputados y rechazado en el Senado.
“Fue un movimiento maravilloso, con la movilización de más de un millón de personas y, a pesar de que no logramos la sanción de la ley, logramos un despertar”, afirma.
Para Minyersky, especialmente desde entonces, el aborto llegó a entenderse como una cuestión de derechos humanos.
“Los jóvenes comprendieron que es un derecho a la libertad y la autonomía. Y además de participar en nuestras acciones, nos invitaron a hablar en escuelas sobre la necesidad de la medida. Fue, de hecho, como un canto por la libertad”, señala.
Salud pública
Además de un tema de derechos humanos, la interrupción legal del embarazo es una cuestión de “salud pública”, afirma la activista.
Explica que muchas mujeres se ven obligadas a ir a clínicas clandestinas y terminan muriendo o internadas en hospitales públicos por las consecuencias de acudir a esos lugares ilegales.
“El aborto seguro solo existe para las mujeres que pueden pagarlo, pero no para las mujeres pobres. Son ellas, las más pobres, las que sufren las injustas consecuencias de una legislación discriminatoria”, indica.
El código penal argentino, redactado hace casi cien años, en 1921, establece que el aborto no es delito en los casos de violación o cuando existe riesgo para la vida de la mujer.
“Pero incluso con ese código penal y los cambios a la Constitución de 1994, las mujeres eran cuestionadas cuando declaraban que fueron violadas. Es el resultado del patriarcado“, dice.
Recordó que en 2011 el Estado argentino fue condenado por el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas por no permitir el aborto de una joven de 19 años con limitaciones físicas y psíquicas, a pesar de que una interrupción del embarazo debía ser permitido en su caso.
Para Minyersky, quienes están en contra de la medida utilizan “argumentos falsos” y “lejanos a la realidad”.
“En un país que tiene matrimonio entre personas del mismo sexo y que ha demostrado comprender la importancia de la libertad, de los derechos individuales, ¿cómo puede ser que el aborto no sea legal? Es difícil entender por qué no hay campañas contra las armas y sí contra la legalización de una medida que tiene como objetivo proteger a las mujeres”, concluye.
Prevención
Minyersky también es expresidenta del Colegio de Abogados de Buenos Aires y otra de las causas por las que aboga es por una educación sexual para “todes” (término del llamado lenguaje inclusivo que adoptaron muchas feministas y otros colectivos).
Plantea que la prevención es importante, pero que, al mismo tiempo, es imposible ignorar la realidad actual.
“Defendemos la prevención, pero también que el nacimiento sea algo deseado. El Estado no tiene derecho a hacer sufrir a nadie“, dijo.
Y ve una falla en la ley recién aprobada: prevé penas de prisión de entre tres meses y hasta un año para cualquier persona que se realice un aborto después de la semana 14 de gestación.
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