Sin embargo, en el puesto fronterizo de San Diego-Tijuana se necesitan cada vez más traductores de chino. Y es que mientras el número total de arrestos que realiza la patrulla fronteriza en ese sector baja cada año, la cifra de chinos detenidos tras intentar cruzar por este punto se ha disparado.
BBC NEWS MUNDO
La odisea de los centenares de chinos que intentan cruzar a EE. UU. por la frontera con México
En la frontera sur de Estados Unidos se habla sobre todo español. Una obviedad, pensarán, teniendo en cuenta que del otro lado está México, país del que procede la principal comunidad de inmigrantes con y sin papeles en EE. UU.
La patrulla fronteriza de Estados Unidos intenta averiguar por qué aumenta el número de chinos que cruza desde México. AFP
¿Qué está pasando?
Un incremento exponencial
Si se toma en cuenta el panorama general, en los últimos años el flujo migratorio de China a EE. UU. ha crecido de forma exponencial.
Tanto es así, que la comunidad china ya conforma el tercer grupo de inmigrantes en EE. UU, por detrás de mexicanos e indios, según datos del Migration Policy Institute.
Sin embargo, las autoridades están desconcertadas ante el hecho de que cientos de ciudadanos chinos estén dispuestos a emprender una ruta tan larga a través de México, arriesgándose a ser detenidos por no tener papeles.
“Desde octubre de 2015 hasta junio de 2016, los agentes fronterizos del sector de San Diego detuvieron a 752 personas de Asia, específicamente de China”, le dice a BBC Mundo Wendi Lee, portavoz de la agencia de aduanas y patrulla fronteriza de EE. UU. (CBP, en inglés).
“En 2015 fueron 48 y en 2014 se reportaron 5 casos. De años anteriores no hay registros porque no hubo ningún arresto de ciudadanos chinos”, añade.
Para Muzaffar Chishti, del Migration Policy Institute, el fenómeno no es tan extraordinario como lo presentan las autoridades de la frontera.
“Cuando miras el esquema global de la inmigración irregular hacia EE.UU., incluso la que pasa específicamente por esa parte de la frontera, este es un fenómeno menor”, opina Chishti en conversación con BBC Mundo.
Silencio y cautela
En un paseo por el barrio chino de Los Ángeles, todo parece indicar que no hay grandes cambios.
Los vecinos y comerciantes hacen su vida normal y desvían la mirada cuando se les pregunta si han notado más presencia de compatriotas indocumentados.
Un hombre mayor, que se presenta como Wang, nos cuenta el caso de un primo que consiguió evadir los controles de la frontera y ahora está con unos familiares, estableciéndose en su nueva vida.
“Voló a Tijuana y allí montó en un auto con otros hombres”, relata.
“No sé cómo hizo los contactos ni quién le ayudó. Se escondió al pasar el control y una vez en San Diego se quedó solo.
“Imagino que sus familiares estaban pendientes y fueron a reencontrarse con él”, añade.
Una mujer asegura que en el barrio chino no vamos a encontrar indocumentados, que allí tienen los papeles en regla,
Y otra señora nos advierte que es mejor no indagar demasiado por si hubiera grupos criminales implicados.
Tráfico de personas
Desde la CBP, Wendi Lee explica que “la Unidad de Inteligencia de la patrulla fronteriza está coordinada con otras agencias estatales, federales y locales y también con el gobierno mexicano para poder identificar las rutas y el por qué”.
“Por ahora hay varias especulaciones”, agrega.
Una de ellas es la proliferación de grupos del crimen organizado que han encontrado una importante fuente de ingresos en este tipo de tráfico de personas.
Al tener que hacer tantos trámites para traerlos desde tan lejos, los traficantes cobran mucho dinero.
“Se está cobrando desde US$5.000-US$7.000 hasta US$70.000 por persona incluyendo la travesía”, exclama Lee.
Otro de los rumores es que los vuelos directos desde China hasta Tijuana allanan el camino.
Además, los requisitos de visa para los ciudadanos chinos en México o algunos países centroamericanos como Honduras o Guatemala son menos estrictos que en otros lugares, lo que explicaría por qué eligen este paso.
Para algunos analistas, el factor que explica la mayor afluencia de chinos, ya sea en situación regular o irregular, es el económico.
En esa línea se expresa Muzaffar Chishti.
“La inmigración irregular casi siempre sigue a la regular. Sabemos que, durante los últimos dos años, la inmigración regular desde China e India está dejando atrás a la inmigración desde México, que históricamente ha sido la más alta en EE.UU.”, indica.
“Muchos de quienes llegan sin papeles lo hacen con la esperanza de reunirse con familiares que ya están establecidos en EE.UU. de forma legal”.
Un largo camino por delante
Una esperanza que en la mayoría de los casos se diluye en las zonas que controla la CBP.
“Patrullamos las áreas rurales; esto es, el desierto, las montañas, los valles… allí es donde el crimen organizado empuja a estas personas a que crucen, allá por el cerro y las áreas montañosas, y allí es donde nosotros los arrestamos”, indica Wendi Lee.
Lee detalla que la gran mayoría son hombres de unos 20 a 30 años de edad y los suelen interceptar en grupos de cinco o seis personas, de las que al menos una sabe hablar algo de inglés o español.
“No hay niños, no hemos interceptado a ningún niño de ascendencia china”, subraya.
Una vez aprehendidos, comienza un largo proceso que generalmente culmina en un viaje obligado de regreso a China:
- La CBP los lleva a un centro de detención, donde se procesan sus datos, se identifica si hay antecedentes y se abre su caso.
- Se les da acceso a hablar con el Consulado de su país, también se les da la opción de hacer una llamada a un familiar para que sepan dónde están y se les proporciona un traductor.
- De ahí pasan a manos del servicio de inmigración y control de aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) que los mantiene retenidos a la espera de la audiencia ante el juez de inmigración que estudia la posible deportación.
- El ICE valora, caso por caso, si la persona sigue detenida mientras espera juicio o si puede salir en libertad condicional.
- Para ello se evalúa si el individuo supone una amenaza para la comunidad y qué probabilidades hay de que se presente a la audiencia o de que se escape.
- Finalmente el juez de inmigración, que depende del Departamento de Justicia de EE.UU., emite su fallo.
Si el juez ordena la deportación, el ICE tiene que gestionar los documentos de viaje, conseguir la autorización del gobierno chino y devolver a la persona al lugar del que llegó.
Se cierra así un doloroso y complejo periplo que, en la mayor parte de los casos, concluye en el mismo lugar donde inició.