La investigación, que partió de análisis estadísticos sobre las medidas de la cabeza, hocico, orejas, forma de ojos, tipo de mordida y colores de capa de decenas de estos animales, mostró que “el perro de cacería tradicional campesino era el mismo en toda Colombia”.
Aunque se encuentra en todas las veredas del país, los científicos indicaron que el “sabueso fino” se observa con más facilidad en los departamentos del noroeste, noreste y centro del país, con énfasis en la zona andina.
Según los expertos, esta raza es utilizada sobre todo para cazar “animales de pelo”, como pacas (Cuniculus taczanowskii) , unos roedores de montaña conocidos en Colombia como “tinajos”.
“Los campesinos los han seleccionado a lo largo de los años por sus habilidades para esta tarea”, agregó el texto.
Además de esta función, el “fino” colombiano tiene una personalidad específica. “Se entrega a sus amos, le gusta que lo consientan y es muy tranquilo, a diferencia de otros”, aseguró Jonathan lvarez, estudiante de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UN, quien participó en el estudio.
Los investigadores trabajan ahora con los criadores profesionales para que la raza no sólo se expanda en el campo sino también en la ciudad porque “está en peligro de desaparecer por ser de cacería”, añadió la publicación.
“Se busca hacer una selección registrada de la raza para que mantenga el mismo fenotipo que han preservado los campesinos por muchas generaciones, patrimonio cultural y genético del país”, dijo Álvarez.
Los descubridores del criollo colombiano esperan que los criadores prefieran la conservación del sabueso propio, aún pendiente de ser reconocido por instancias internacionales, en vez de las razas extranjeras.