Todo comenzó durante una revisión en la cárcel, procedimiento que se considera de rutina. La situación generó descontento entre los internos, unos 150 aproximadamente, que empezaron a agredir a los agentes penitenciarios y a destrozar las instalaciones.

La dirección del penal convocó a la policía militar para poder controlar la rebelión. Se utilizó gas lacrimógeno.

“Aprovechando la confusión, algunos prisioneros quebraron los candados de las celdas donde están los presos aislados, aquellos que no tienen convivencia con el resto. Luego comenzaron a matarlos”, explicó Paixao Santos.

De acuerdo con el portal de noticias G1, las víctimas habían sido amarrados a colchones y quemados.

Según detalló la Secretaría de Administración Penitenciaria  (SEAP) de Bahía a G1, en total fueron 350 presos los que finalmente participaron de toda la revuelta. El penal alberga a 587.

Tras controlarse el motín, el penal quedó bajo resguardo policial debido a que algunas celdas estaban dañadaS, y mientras se estudia la transferencia de presos a otros establecimientos.

En Brasil hay actualmente 548  mil presos y hacen falta 207 mil plazas suplementarias para evitar el hacinamiento, según la ONG de derechos humanos Conectas, que trabaja en el tema carcelario.