Internacional

China rechaza la investigación sobre el origen del covid-19 y difunde teorías conspirativas que culpan a Estados Unidos

Una de las teorías más divulgadas es acerca del origen del virus en un centro de investigación en Estados Unidos, ubicado en Fort Detrick, Maryland.

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El exterior de The People’s Daily y The Global Times en Pekín, el 21 de junio de 2019. (Giulia Marchi/The New York Times)

El exterior de The People’s Daily y The Global Times en Pekín, el 21 de junio de 2019. (Giulia Marchi/The New York Times)

Cuando empezó a circular en China una teoría de la conspiración que sugería que el coronavirus había salido de un laboratorio militar estadounidense, en gran medida permaneció al margen. Ahora, el Partido Comunista gobernante ha sembrado la idea con firmeza en la cultura dominante.

Esta semana, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China usó en repetidas ocasiones una plataforma oficial para amplificar ideas no probadas de que el coronavirus quizá se haya filtrado desde un centro de investigación en Fort Detrick, Maryland. En julio, The Global Times, una publicación del Partido Comunista, abrió una petición en línea para que se investigara ese laboratorio y afirmó que había reunido más de 25 millones de firmas.

Los funcionarios públicos y los medios del Estado han promovido una canción de rap de un grupo patriótico de hiphop que divulgaba la misma afirmación, con la letra: “¿Cuántos complots salieron de sus laboratorios? ¿A cuántos cadáveres les colgaron etiquetas?”.

Pekín está impulsando teorías sin fundamento de que Estados Unidos podría ser la verdadera fuente del coronavirus, mientras rechaza los esfuerzos para investigar los orígenes de la pandemia en China. La campaña de desinformación comenzó el año pasado, pero Pekín ha incrementado la intensidad en las últimas semanas, un reflejo de la ansiedad que le provoca que se le culpe de causar la pandemia que ha cobrado millones de vidas en todo el mundo.

Estas teorías, promovidas por funcionarios, académicos, medios centrales de propaganda y redes sociales, se han afianzado de manera más generalizada en China. Suponen el riesgo de enturbiar aún más las investigaciones sobre la fuente del virus y agravar las relaciones de por sí frágiles entre las dos mayores potencias mundiales en un momento en que la cooperación se necesita con urgencia.

“Esto no solo deteriora más las relaciones entre Estados Unidos y China, sino que también hace que sea aún menos probable que trabajen en conjunto para enfrentar un desafío en común”, comentó Yanzhong Huang, director del Centro para Estudios de Salud Global en la Universidad Seton Hall. “No hemos visto ni un atisbo de cooperación bilateral en la distribución de vacunas, en el rastreo de la trayectoria del virus ni de las mutaciones, ni en nada”.

Comprender el origen del virus podría ayudarles a los científicos a prevenir otra pandemia. Los virólogos en gran medida siguen decantándose por la teoría de que el virus saltó de animales infectados a los humanos fuera de un laboratorio, pero cada vez hay más llamados para que también se investigue la posibilidad de que el virus se haya escapado de un laboratorio en Wuhan, la ciudad en el centro del brote.

China ha descartado la hipótesis de la filtración proveniente de un laboratorio de Wuhan como una teoría conspirativa sin fundamento. También ha criticado la respuesta a la pandemia por parte de Estados Unidos, al tiempo que ha destacado su propio éxito en el control de un brote reciente de la variante delta, que es muy contagiosa. Esta semana se reportaron pocos casos nuevos.

Desconfiada de las investigaciones independientes, Pekín ha ejercido un control riguroso sobre los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para investigar el origen del brote, y rechazó la solicitud reciente de la agencia de salud para realizar una segunda fase de una investigación que analizaría más de cerca la teoría del laboratorio.

China ha redoblado su campaña de desinformación antes de que se den a conocer los resultados de una investigación realizada por agencias de inteligencia estadounidenses, encargada por el presidente Joe Biden. El martes, las agencias entregaron su informe sobre el origen de la pandemia al presidente, pero aún no han determinado si el virus surgió de manera natural o si fue el resultado de una fuga accidental de un laboratorio.

“El objetivo es de verdad saturar todos los medios de comunicación con esto, y la mayoría de los chinos comunes no podrán ver qué hay detrás”, explicó Dali Yang, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Chicago. “Gran parte de la estrategia es adelantarse y tratar de defenderse, de manera preventiva, de este posible estudio por parte del servicio de inteligencia estadounidense”.

El gobierno chino ha argumentado que Pekín ya cumplió con su parte de la búsqueda del origen de la pandemia cuando facilitó una visita a principios de este año para expertos de la OMS, y que los científicos ahora deberían analizar a otros países, incluido Estados Unidos. Pekín acusa a quienes insisten en que se realice una investigación de laboratorios en China de tratar de mancillar la imagen del país en su patria y en el extranjero.

Esta semana, Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, ha utilizado sesiones informativas de rutina para comunicar especulaciones infundadas de que el virus ya había surgido en Estados Unidos antes de que se reportaran los primeros casos en China. Citó el brote de una enfermedad pulmonar en julio de 2019 en Wisconsin que las autoridades sanitarias estadounidenses ya vincularon al uso de cigarrillos electrónicos, no al covid-19. El miércoles, declaró que la OMS debería investigar los laboratorios en Fort Detrick y otras zonas de Estados Unidos que realizan investigaciones sobre distintos coronavirus.

“Estados Unidos ha estado acusando a China de ser poco clara con respecto al tema de rastrear el origen del virus y ha afirmado de modo equivocado que China usa propaganda falsa”, declaró Wang el martes. “Sin embargo, ha inventado excusas, ocultado secretos con cautela, evitado problemas de manera pasiva e impuesto obstáculos constantes”.

El miércoles, Michael Ryan, funcionario de la OMS, criticó a China en una conferencia de prensa por promover estas ideas no probadas. “Es un tanto contradictorio que, si nuestros colegas en China dicen que la hipótesis de la fuga en el laboratorio no tiene fundamento en el contexto de China, ahora nosotros tengamos que ir a investigar laboratorios en otros países para ver si ahí sí hay fugas”, comentó Ryan.

No obstante, en un informe publicado este mes, varios institutos chinos de investigación de políticas acusaron a Estados Unidos de “manipular la opinión pública a nivel mundial con la práctica de un ‘terrorismo de rastreo de origen’”. Según el informe, China siempre había sido transparente, y más bien eran los funcionarios estadounidenses quienes evadían las preguntas sobre Fort Detrick.

Uno de los autores del informe, Wang Wen, profesor del Instituto Chongyang de Estudios Financieros en la Universidad Renmin, dijo que las sugerencias no corroboradas de que el coronavirus fue creado en un laboratorio eran una forma de terrorismo porque infundían un “miedo innecesario en la sociedad”.

Defendió las afirmaciones del informe sobre el laboratorio de Fort Detrick, al decir, en esencia, que Estados Unidos empezó primero.

“Los políticos estadounidenses fueron quienes dijeron esto por primera vez y lo diseminaron”, afirmó Wang. “En un inicio, China podría haber cooperado, pero tras enfrentarse a tales difamaciones, también debe plantearle preguntas razonables a Estados Unidos”.

El informe argumentó que la pandemia pudo haber comenzado en Estados Unidos, al señalar como sospechosos el cierre de un laboratorio en Fort Detrick en agosto de 2019 por inquietudes de seguridad y las muertes en una residencia de ancianos en Virginia en julio de 2019.

A pesar de que estas afirmaciones han sido desestimadas a nivel generalizado por los científicos (“no considero que esas acusaciones tengan alguna validez”, afirmó Huang de la Universidad Seton Hall), en China se les ha dado gran prominencia. Este mes, la emisora del Estado transmitió varios segmentos sobre lo que llamó “la historia sombría” de Fort Detrick. Hace poco, The People’s Daily publicó una serie de 16 artículos sobre los fracasos de Estados Unidos en el control del coronavirus, con preguntas reiteradas acerca de la conspiración de Fort Detrick.

“¿Por qué Estados Unidos no ha invitado a la OMS a visitar Fort Detrick?”, escribió el periódico en una columna de opinión del 6 de agosto. “En cuanto al rastreo del origen, si pueden venir a China, ¿por qué no pueden ir a Estados Unidos?”.

En Weibo, una plataforma popular de redes sociales en China, etiquetas como “Estados Unidos debe responder” y “expongan la increíble historia verdadera de Fort Detrick”, se han visto más de 100 millones de veces.

Jenny Zhang, una estudiante de 21 años que vive en la ciudad de Nankín, al este del país, dijo que firmó la petición de The Global Times para realizar una investigación en Fort Detrick después de leer varios informes en los medios chinos que sugerían que el brote comenzó mucho antes en Estados Unidos.

“Esto se trata de la seguridad de toda la humanidad”, dijo Zhang. “Si resulta que el virus no se originó en China, creo que eso cambiaría la perspectiva que tienen otras personas sobre nuestro país”.